El pintor y su deshonra
A falta de dos cap¨ªtulos para su fin, y con cuatro horas de metraje emitidas, parece ya el momento de hacer un balance sobre la serie Goya. Balance o sumario que, desgraciadamente, viene a confirmar los p¨¦simos augurios que en estas y otras p¨¢ginas se hicieron tras el primer episodio y la fr¨ªa acogida que la serie ha tenido en los c¨ªrculos profesionales y, cultos.Rodada con dinero y escrita a diez manos (?no ser¨¢n demasiadas?), Goya es una caricatura, si entendemos el t¨¦rmino en la definici¨®n de F. Schlegel,: "conjunci¨®n pasiva de lo ingenuo y lo grotesco". Ingenua, por no decir rid¨ªcula, resulta la insistencia en ver la realidad vista por Goya como cuadros vivos directamente pasados al lienzo, treta de realizaci¨®n que ya irrump¨ªa aparato samente en el primer cap¨ªtulo, cuando el ni?o Paco prefiguraba, subido a la cuca?a, su obra futura.
Serie convencional
Grotesco es el resto, aquellas es cenas y situaciones que quieren salirse de la convencionalidad es merada que marca la serie. Por ejemplo la chillona y mal realiza da carga de los mamelucos, con su sangre barata, o la visita del grupo de amiguitos al manicomio, escena truculenta en la peor tradici¨®n del cine fant¨¢stico, que se repet¨ªa con toscos subrayados expresionistas en el cap¨ªtulo emitido anteayer, cuando Goya ten¨ªa una visi¨®n mientras posaban para ¨¦l los criados del rey.
Que Goya sea mala no es un gran misterio. Lo verdaderamente misterioso es que TVE haya disputo 350 millones de pesetas y todos sus medios para un equipo cuya solvencia art¨ªstica no estaba garantizada. Dejando a un lado la sospechosa n¨®mina de cinco guionistas para empresa tan chata (?qu¨¦ di¨¢logos! Pasan de lo trivial a la frase lapidaria de biograf¨ªa ilustrada), lo m¨¢s inexplicable es la elecci¨®n de Jos¨¦ Ram¨®n Larraz para dirigir la serie m¨¢s cara de nuestra historia televisiva.
?Y qui¨¦n es Larraz, preguntar¨¢ el lector? Un modesto y mediocre director afincado muchos a?os en Londres (aunque, eso s¨ª, de origen baturro), que all¨ª obtuvo, bajo el nombre de Joe Larraz cierta notoriedad como director de pel¨ªculas de terror para el consumo interno. Reintegrado a Espa?a, Larraz sigui¨® aqu¨ª esa carrera y realiz¨® su mejor obra, Luto riguroso, drama sexual bronco y esperp¨¦ntico que en absoluto lo se?alaba como director dotado de la sutileza hist¨®rica y el rigor dram¨¢tico que Goya requer¨ªa.
Doblajes
De la inconsistencia del equipo se desprende el hecho para m¨ª m¨¢s escandaloso de la serie: el que se haya doblado con engoladas voces de dobladores profesionales a los dos protagonistas centrales espa?oles. Y no es una rabieta -de ling¨¹ista o cin¨¦filo; TVE, responsable ¨²ltima de esta desfachatez, no deb¨ªa ignorar que, adem¨¢s de fraudulento, es peligroso mutilar as¨ª una interpretaci¨®n tan larga y esencial para la credibilidad dram¨¢tica del todo.
De ese modo, Enric Maj¨®, a .quien he visto interpretaciones teatrales meritorias, naufraga en su caracterizaci¨®n de personaje doliente y ausente, y hasta una actriz tan extraordinaria como Jeannine Mestre resulta desva¨ªda cruzando los encuadres (ya que no puede hablarse de direcci¨®n de actores) con una voz fantasma.
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