Autores espa?oles y alemanes polemizan en tono violento en un coloquio sobre el compromiso intelectual
Un aut¨¦ntico di¨¢logo de sordos mantuvieron a lo largo de la tarde del mi¨¦rcoles, en un tono agrio y hasta agresivo, los escritores espa?oles Juan Benet y ?lvaro Pombo con los de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) G¨²nter Grass, Peter Schneider y Hans Christoph Buch. Los autores discutieron en una mesa redonda, presidida por el acad¨¦mico Antonio Tovar, sobre el tema El escritor, bajo la dictadura y en la democracia, un acto de la Semana del Libro Alem¨¢n, que concluye hoy en Madrid y que ha coincidido con la Feria del Libro que se celebra en la capital de Espa?a.
El coloquio fue lo m¨¢s precido a aquellos di¨¢logos para besugos en que uno empezaba con un "Hola, buenos d¨ªas" y recib¨ªa como respuesta "Hola, buenas tardes". La sala del Cuartel del Conde Duque estaba llena de p¨²blico cuando Tovar dio la salida al di¨¢logo.Empez¨® Grass con una exposici¨®n sobre la "libertad regalada" recibida por la RFA al final de la guerra; sigui¨® con los contactos entre autores de las dos Alemanias mantenidos en Berl¨ªn Este a lo largo de los ¨²ltimos a?os, y habl¨¦ de la literatura alemana del exilio durante el nazismo, una literatura que no consigui¨® imponerse plenamente en la actual RFA.
La bomba dial¨¦ctica que hizo explotar el coloquio la lanz¨® Pombo con su intervenci¨®n despu¨¦s de Grass. Pombo explic¨®: "Yo nac¨ª en 1939, el a?o de la victoria. Soy un puro hijo del franquismo y me siento profundamente avergonzado, porque yo soy un intelectual apol¨ªtico". Luego, expuso la tesis de que para la creaci¨®n literaria es indiferente el r¨¦gimen pol¨ªtico de dictadura o democracia y se apoy¨® en Kafka cuando dec¨ªa que hay que escribir "no como un ermita?o, sino como un muerto", y habl¨® de la literatura como un "ejercicio mortuorio y creador". Sigui¨® Pombo con la afirmaci¨®n de que para escribir es indiferente que mande Franco, Ullbricht o Adenauer, y a?adi¨®: "No entiendo c¨®mo un intelectual puede trabajar pol¨ªticamente". Pombo critic¨® tambi¨¦n las declaraciones de Grass en EL PAIS del mi¨¦rcoles y concluy¨®: "No podemos hacer pol¨ªtica, s¨®lo la usamos como tema, y no hay m¨¢s compromiso en Grass que en m¨ª. S¨®lo hay diferencia de temas".
Benet expuso su trayectoria personal, su condici¨®n de ingeniero, que le permiti¨® "vivir en el campo", trabajando en las obras p¨²blicas entre 1952 y 1960, hasta llegar a Madrid poco antes de que la dictadura muriese "por vieja y de muerte natural". Benet rechaz¨® categ¨®ricamente el derecho del intelectual a adoptar una postura de liderazgo de opini¨®n en la sociedad, con m¨¢s peso que la de un fabricante de zapatos, y concluy¨® con un "no considero tener derecho a exponer una opini¨®n con ventaja sobre cualquier pr¨®jirno".
Intervenci¨®n conciliadora
Tras una r¨¦plica de Schrieider a Pombo, Tovar intent¨® mediar y habl¨® de la perspectiva diferente de los autores espa?oles y alemanes, producto de la diferente situaci¨®n en Espa?a y en la RFA. El catedr¨¢tico advirti¨® sobre el hecho de que los tres escritores alemanes residen en Berl¨ªn, una ciudad dividida, donde se palpa y se vive la divisi¨®n de Europa. La intervenci¨®n conciliadora de Tovar no fue recogida por los coloquiantes, que iniciaron una ronda de r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas. La tensi¨®n lleg¨® a su punto culminante con la acusaci¨®n de Benet a los autores alemanes de que hab¨ªan tra¨ªdo un tema muy viejo. "Cuando a estas alturas oigo hablar de literatura comprometida, me siento en el t¨²nel del tiempo y reprocho a los colegas alemanes que no hayan aportado temas m¨¢s modernos", dijo. Despu¨¦s cit¨® a Borges y dijo que hablar de literatura comprometida es como hacerlo de "equitaci¨®n protestante", e insisti¨® en su idea de que el intelectual no tiene derecho a intervenir en la vida p¨²blica, a menos que se lo haya ganado.La acusaci¨®n de falta de modernidad fue como una banderilla de fuego. Schneider respondi¨® a Benet con un "usted ser¨¢ un buen escritor, pero como ciudadano no me gusta". Buch lanz¨® una idea, lamentablemente sin eco, que establec¨ªa un paralefismo entre la despobtizaci¨®n de la Espa?a actual y la de los a?os cincuenta en la RFA, tras la desaparici¨®n de la dictadura nazi.
Pombo formul¨®, con sarcasmo: "Nuestros colegas alemanes est¨¢n de parte del bien, y lo que ellos dicen es bueno y verdadero, y lo que yo digo es, por lo menos, dudoso".
Hubo una coincidencia, probablemente no querida, entre Grass y Benet. El primero coincidi¨® con el espa?ol cuando dijo: "Esta discusi¨®n me recuerda a las que ten¨ªamos en los a?os cincuenta y que se emit¨ªan en la radio hacia la medianoche". Grass habl¨® entonces de posibilidades concretas de solidaridad con escritores de otros pa¨ªses, y mencion¨® el caso polaco, la disoluci¨®n de la Sociedad de Autores de'Polonia, y afirm¨® que "la democracia no est¨¢ asegurada ni en Espa?a ni en Alemania".
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