S¨®lo el coraje salv¨® a la selecci¨®n espa?ola en Islandia
ENVIADO ESPECIAL Espa?a gan¨® con enormes apuros a Islandia uno de sus partidos decisivos para asegurar su presencia en la fase final del Mundial de M¨¦xico de 1986. Estuvo al borde del abismo o en el mism¨ªsimo abismo de la eliminaci¨®n en una primera parte muy mala, pero reaccion¨®, al fin, despu¨¦s de tres encuentros sin marcar, en la continuaci¨®n. Al principio, tras unos minutos desbordada, domin¨® tan in¨²tilmente que permiti¨® el gol de Islandia. Despu¨¦s, ya a la desesperada, la selecci¨®n sac¨® el coraje necesario para completar la t¨¦cnica de un equipo te¨®ricamente superior y, aunque volvi¨® a estar agobiada al final, M¨¦xico est¨¢ ya muy cerca.
Espa?a, a igualdad de puntos, seis, con Escocia y Gales, a los que les falta enfrentarse en terreno gal¨¦s el 10 de septiembre, recibir¨¢ a Islandia en Sevilla, en el campo del Betis, el 24 de septiembre. S¨®lo un triunfo escoc¨¦s, que aventaja a Espa?a en la diferencia de goles (cuatro), obligar¨ªa a una goleada espa?ola estilo Malta para lograr el primer puesto del grupo. En caso de no conseguirlo, habr¨ªa que ir a la repesca y enfrentarse al campe¨®n del grupo de Israel, Nueva Zelanda, Australia y Taiwan.
El primer tiempo espa?ol fue el ejemplo de su propia impotencia. ?De qu¨¦ sirve dominar si se mueven el bal¨®n y los hombres tan lentamente que se le deja al rival maniobrar con tiempo para defenderse sin apuros y hasta para cortar un bal¨®n de gol en contraataque? Espa?a tuvo que recibir el tanto para jugar con rabia frente a un contrario evidentemente inferior, pero al que no se le pod¨ªa jugar c¨®modamente. El problema de la selecci¨®n segu¨ªa siendo el mismo. Vi¨¦ndose presionada por equipos potentes, como Escocia o Gales, no supo salir de la situaci¨®n, siempre encogida, y acab¨® perdiendo, incluso por goleada. Anoche, con un rival peor, tampoco sac¨® fruto de su superioridad porque no todos son Malta. Y en el f¨²tbol de hoy el ¨¦xito tambi¨¦n es para el que lo trabaja. El toquecito corto no sirve de nada si no se acompa?a de coraje. En la primera parte result¨® que la furia espa?ola era un recuerdo. Espa?a segu¨ªa practicando un f¨²tbol tan t¨¦cnico que s¨®lo serv¨ªa para entretener, no para ganar.
Islandia se redujo a llevar peligro por la izquierda en los primeros minutos con las subidas del defensa Gudlaugson y los saques de banda de Torfason. Pero un contraataque, al cuarto de hora, permiti¨® ya un gran tiro alto de Edvalson. El centro de campo espa?ol tard¨® en asentarse y s¨®lo hubo una jugada ligada y r¨¢pida, que acab¨® con un remate de Gallego rebotado en un defensa. Dentro del nuevo desastre artillero hispano, el ¨²nico peligro lo llev¨® Marcos, que s¨ª entendi¨®, desde su posici¨®n de media punta, lo que deb¨ªa hacerse, con movilidad y soltando deprisa el bal¨®n. Rinc¨®n volvi¨® a ser una nulidad y por eso hizo bien Mu?oz en meter al salvador Sarabia tras el descanso. Santillana puso m¨¢s voluntad que acierto, pero mantuvo el tipo.
El juego espa?ol, dentro de su dominio, por su lentitud, se redujo casi a los centros largos de Maceda y Goikoetxea desde el c¨ªrculo central, que lo ¨²nico que permitieron fue el mejor choque de los fornidos islandeses al intentar controlar el bal¨®n cualquier jugador espa?ol. S¨®lo el propio Maceda, al saque de una falta, ya con Espa?a enrabietada tras el gol, pudo marcar.
Espa?a, en la segunda parte, con todo perdido y sin haber sacado fruto de su despertar anterior en el ¨²ltimo cuarto de hora, mantuvo, al menos, el ritmo y se dej¨® la piel en el campo. Al fin se dio cuenta de lo que se jugaba. Volvi¨® a haber fallos- de compenetraci¨®n en el medio campo, donde sigui¨® faltando un mayor eje motor, que Gallego no acaba de ser, pero se sufri¨® con coraje. Sarabia puso la primera guinda de su clase y Marcos, en justo premio a su brega positiva, la segunda. Fue lo l¨®gico.
Pero hab¨ªa sido necesario cambiar el rumbo. No se pod¨ªa seguir jugando un partido de sal¨®n frente a un segunda divisi¨®n, correoso y algunas veces hasta h¨¢bil y peli groso. Buena prueba de ello fue que Espa?a, tras marcar el segundo gol, volvi¨® a bajar la guardia y Thordanson, a los 27 minutos, pudo volver a poner en peligro todo. Escocia y Gales se acordar¨¢n de ese bal¨®n a las nubes lanzado desde la misma raya del ¨¢rea peque?a. Santillana pudo Violver a marcar de nuevo, pero Sigurson lo impidi¨® con su estirada cuando hab¨ªa fallado estrepitosamente an tes en un despeje que no aprove ch¨® el ariete madridista. La presi¨®n islandesa, sin embargo, que oblig¨® incluso antes a Gallego a sacar un bal¨®n que ya remataba Margenson, fue ya constante hasta el final y, en parte, con el peligroso consentimiento y conformismo espa?ol. La sombra de que se pod¨ªa estropear la dif¨ªcil renta anterior plane¨® por el estadio.
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