Intelectuales americanos buscan el estrechamiento de los lazos culturales entre el Norte y el Sur
Seg¨²n la escritora norteamericana Rose Styron, las relaciones culturales entre el norte y el sur del continente est¨¢n devaluadas, y mucho m¨¢s se podr¨ªa hacer para lograr el entendimiento de los pueblos. Es pues, en este campo de lo posible en el que se inserta la conferencia, en cuya inauguraci¨®n Styron declar¨® que "la voz del escritor toda v¨ªa puede influir en el curso de lo eventos". La conferencia fue patrocinada, entre otros, por el escritor mexicano Carlos Fuentes y el pintor argentino Julio Le Parc, as¨ª como por ¨¦l escritor estadounidense William Kennedy y el escultor pop Claus Olderiburg. El di¨¢logo fue organizado por The Nation Institute, una organizaci¨®n cultural independiente asociada con la revista The Nation.
Durante cuatro d¨ªas, a media dos del pasado mes de mayo, los escritores participaron en seminarios, encuentros con oficiales gubernamentales, banqueros, periodistas y otros escritores. Entre los escritores e intelectuales latinoamericanos presentes se encontraban Ariel Dorfman -escritor chileno-, Claribel Alegr¨ªa -escritora salvadore?a-, el paraguayo Rub¨¦n Barreiro y Luisa Valenzuela. Entre los estadounidenses y canadienses se encontraban la distinguida novelista y cr¨ªtica norteamericana Susan Sontag y los escritores del mismo pa¨ªs Kurt Vonnegut y E. L. Doctorow, el dramaturgo Ren¨¦ Daniel Dubois, la escritora Alanis Oboinsaurin y Pablo Urbayni, de Canad¨¢ (el ¨²ltimo, escritor argentino que vive en Ottawa).
Historia com¨²n
La conferencia fue como un intercambio de ideas paralelo al dislocado intercambio que ahora se lleva a cabo entre los lat¨ªnoamericanos entre s¨ª y entre los norteamericanos y los latino americanos "Tenemos una historia com¨²n que explorar y exorcizar", dijo el escritor chileno Ariel Dorfman refiri¨¦ndose a la historia que los norteamericanos y los latinoamericano comparten en el hemisferio ameri cano. "Es cierto", a?adi¨®, "que la compartimos de una manera diferente". La conciencia de ser miem bros de sociedades con historias des proporcionadas, compartida por todos los presentes en la con ferencia, enmarc¨® el di¨¢logo que se dio entre ellos, as¨ª como los encuentros en los que participaron con miembros ajenos al grupo in mediato del encuentro.
En uno de los paneles m¨¢s inte resantes que se organizaron, titu lado Po¨¦tica de compromiso-po¨¦tica de soledad, los escritores norteamericanos y latinoamericano participaron de las discusiones in tentando definir las posiciones de ambos en sus respectivas culturas. Doctorow declar¨® que la tradici¨®n literaria estadounidense es una tradici¨®n de aislamiento y que una especie de retirada ps¨ªquica en re laci¨®n al compromiso con la sociedad prevalece. Doctorow cit¨® a Ernest Hemingway y su libro ?Por qui¨¦n doblan las campanas? como el ep¨ªtome del s¨ªndrome de la distancia que el escritor norteamericano mantiene de un compromiso claro con su obra. Err¨®neamente comprendida tomo una novela comprometida por tratar el tema de la guerra civil espa?ola, Doctorow explic¨® que Hemingway era, "moralmente hablando, un aislacionista". "La noci¨®n de que somos empresarios independientes de nosotros mismos", dijo, "es parte de esa tradici¨®n".
Si bien para Doctorow los escritores de Estados Unidos son "menos fervientes, a prop¨®sito de los enemigos de la conciencia", Luisa Valenzuela explic¨®: "Para nosotros, la pol¨ªtica es una cuesti¨®n de vida o muerte". Haciendo referencia al t¨ªtulo del panel, Valenzuela dijo que "estamos instalados en el centro de este conflicto", afirmando con esta declaraci¨®n que la literatura no es pol¨ªtica, y no es, por lo mismo, s¨®lo arte desasociado de la realidad hist¨®rica en la que el escritor vive. Borrada as¨ª la tensi¨®n entre una y otra definici¨®n, Luisa Valenzuela recalc¨® que los escritores no son jueces, "somos testigos". La literatura no busca cambiar nada. La literatura es, m¨¢s bien, "la gran perturbadora de las ideas". A diferencia de los norteamericanos, que buscan recontar la historia, los latinoamericanos quieren "encontrar la historia", dijo a este corresponsal Luisa Valenzuela.
Susan Sontag coincidi¨® con Valenzuela al considerarse "profrundamente sospechosa" de la distinci¨®n entre compromiso y soledad. Es una distinci¨®n tan "demag¨®gica y enga?osa" como la diferencia que se hace "entre forma y contenido". En su intervenci¨®n, Sontag hizo una elocuente presentaci¨®n de su argumento, empezando por se?alar que la literatura en este pa¨ªs es "una literatura de consumo". Enfatiz¨® que si uno se refiere a la pr¨¢ctica literaria propiamente dicha, sin embargo, ¨¦sta nunca se divide de esta forma. Si uno se fija en los ejemplos literarios concretamente hablando, nunca sucede de esta manera.
As¨ª, lo que se presentaba como una divisi¨®n que pudiera definir a los escritores norteamericanos, impl¨ªcitamente, ocupando la tribuna de la soledad, mientras que los latinoamericanos, aqu¨¦lla del compromiso, para la cuarta intervenci¨®n de Rub¨¦n Barreiro, ahora viviendo en el exilio en Par¨ªs, la separaci¨®n entre uno y otro concepto se derrumbaba. "La distinci¨®n", dijo Barreiro, "es una falsa dicotom¨ªa", y con el veredicto una vez emitido, Rub¨¦n Barreiro ped¨ªa que se revisaran estos conceptos, y a?ad¨ªa una redefinici¨®n propia del postulado s¨²bitamente inv¨¢lido. No s¨®lo somos testigos, dijo, sino que "somos actores y v¨ªctimas". A manera de conclusi¨®n, Ariel Dorfman dijo: "No podemos escapar a la soledad, pero podemos dar solidaridad".
A trav¨¦s de los encuentros que los escritores sostuvieron, ya sea (o m¨¢s bien especialmente) con los banqueros, los periodistas, el p¨²blico y los pol¨ªticos, el intento por definir un devenir de la historia sin diferencias suplantaba al no reconocido, pero inc¨®modo presupuesto de encontrarse en el seno de la cultura que los diferenciaba a unos de otros, y que, como cielo nublado, cubr¨ªa a uno y a otro di¨¢logo.
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