El predestinado quite de Calder¨®n
Plaza de Las Ventas. 28 de junio.Novillada de promoci¨®n.
Reses de Nicol¨¢s Mateo, encastadas.
Pedro Vicente Rold¨¢n, vuelta y oreja. Fernando Plaza, ovaci¨®n y saludos en los dos. Roberto Serrano, oreja y vuelta.
Joselito Calder¨®n hizo un gran quite. Joselito Calder¨®n es un banderillero perenne en Las Ventas. Gente a la que parece ofender el trabajo ajeno, sobre todo si lo cree abundante y f¨¢cil, lleva a?os pregunt¨¢ndose para qu¨¦ sale tanto al ruedo de Las Ventas Joselito Calder¨®n. Y ayer tuvo la respuesta. El banderillero Calder¨®n estaba predestinado para hacer un quite perfecto a un matador -el de ayer-, que se descuid¨® a la salida del par de banderillas, y si el novillo no le peg¨® una dentellada al trasero fue porque el predestinado meti¨® el capote y en sus vuelos se llev¨® lejos la golosa agresi¨®n.Le aplaudieron cuatro por eso; los cuatro aficionados que hab¨ªa en la plaza, rodeados de seguidores de los toreros, amarteladas parejas de ancianitos, cientos de ni?os que ped¨ªan pis. Los mismos cuatro aficionados aplaud¨ªan a un banderillero jovenc¨ªsimo, llamado Angel¨ªno. La anochecida promocional deb¨ªa ser tambi¨¦n para banderilleros, para ¨¦se, que tiene todo el corte de los de su oficio: algo rechoncho, esf¨¦rico de pantorrilla. R¨¢pido para intervenir donde hiciera falta, estuvo seguro y aut¨¦ntico al reunir con los palos, t¨¦cnico bueno en la brega.
En lo suyo, se mostr¨® m¨¢s experto que los matadores principiantes. Pero ¨¦stos tambi¨¦n eran buenos. Por lo menos tienen aprendida la tauromaquia esencial, y verg¨¹enza torera. Si a veces se hac¨ªan un l¨ªo con el novillo y sal¨ªan achuchados, por cuestiones de distancias y terrenos, no tiene importancia. La experiencia, cuando llegue, eliminar¨¢ estos defectos. Las escuelas taurinas est¨¢n haciendo una labor excelente, que fructifica en novilleros como los de ayer: Pedro Rold¨¢n, su repertorio, su sentido lidiador, su contagioso entusiasmo; Fernando Plaza, su temple, su hondura, su empaque; Roberto Serrano, su gusto, su cadencia, su estilo.
Hacer precisiones de futuro con los alevines de torero ser¨ªa ocioso intento. A estos muchachos les puede cambiar el temperamento y el valor porque est¨¢n en formaci¨®n. Lo importante es que ahora son toreros con el eral revoltoso, que tiene sus dificultades. Los cuatro aficionados que hab¨ªa en la plaza meditaban estas cuestiones profundas.
Sus precisiones cient¨ªficas, sin embargo, ten¨ªan escaso eco en la apasionada multitud que los circundaba. Tres importantes concentraciones de partidarios de los novilleros -una por coletudo-, daban vivas a la madre que gest¨® al titular de la causa y cerraban filas, formando un espeso bloque bajo el ardiente atardecer, que ca¨ªa de plano; sobre el horno-piedra que era el grader¨ªo. Algunos con raciales pies y axilas, proclamando su existencia mediante c¨¢ntico gregoriano. La pasi¨®n por la lidia y el fogoso ambiente humano se pod¨ªan mascar, caray.
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