?Frenazo a la inflacion?
LA PRESENTACION de los ¨²ltimos datos de coyuntura y el escaso incremento del ¨ªndice de precios al consumo (IPC) del mes de mayo -0,3% - son una demostraci¨®n m¨¢s de la inestabilidad de la econom¨ªa espa?ola y de la necesidad de manejar con prudencia las cifras a corto plazo a la hora de diagnosticar la situaci¨®n. Ni era tan buena como se dec¨ªa a finales del pasado ejercicio, ni tan mala como parec¨ªa en el primer cuatrimestre del a?o. Ahora habr¨¢ que esperar el efecto de las ¨²ltimas medidas liberalizadoras para medir sus efectos profundos.El contraste de las diferentes magnitudes macroecon¨®micas -inflaci¨®n, paro, crecimiento, inversi¨®n, consumo, d¨¦ficit p¨²blico...- apagan todav¨ªa cualquier intento de presentar la coyuntura como un ¨¦xito. Pese a que la inflaci¨®n ha crecido dos d¨¦cimas menos que en mayo de 1984 (0,5%), en lo que va de a?o se sit¨²a en el 4,6%. Es decir: los precios est¨¢n ocho d¨¦cimas por encima de los correspondientes a enero-mayo de 1984. Su crecimiento de los 12 ¨²ltimos meses (9,9%) es muy superior al existente en la CEE (6%). Y s¨®lo faltan 2,4 puntos para superar el 7%. fijado como objetivo inicial para diciembre pr¨®ximo por el Gobierno. Es ya imposible que esas previsiones se cumplan.
Las subidas de precios no suelen ser ajenas a un deterioro posterior de la actividad econ¨®mica. As¨ª ocurri¨® el pasado verano, cuando el IPC subi¨® un 2,2% entre junio y julio; tambi¨¦n en los primeros meses de este ejercicio, cuando se perdieron buena parte de los avances en la lucha contra la inflaci¨®n consolidados en los cinco ¨²ltimos meses de 1984. Cualquier desviaci¨®n al alza en los precios est¨¢ condenada a erosionar el poder adquisitivo de la mayor parte de las rentas y, en consecuencia, a frenar la producci¨®n a ellas destinada. Para remate, las subidas suponen una desventaja a la hora de vender en los mercados extranjeros, donde los precios crecen menos, y, a la larga, son tambi¨¦n una palanca de reivindicaciones salariales que operan de nuevo sobre la inflaci¨®n.
Por ello es motivo de esperanza este frenazo a la inflaci¨®n espa?ola por vez primera en lo que va de a?o, cuando su entorno invita a todo lo contrario. Sin embargo, habr¨¢ que esperar a los ¨ªndices de junio y julio para saber si la realidad vuelve a confirmar las nuevas perspectivas del Gobierno, consistentes en bajar hasta el 8,3% la actual tasa del 9,9% anual.
Aunque este a?o vendr¨¢, al parecer, menos turismo, su concentraci¨®n en los meses de verano siempre implica una cierta presi¨®n sobre los precios. Adem¨¢s, el mantener la reanimaci¨®n econ¨®mica choca con la continuidad en la moderaci¨®n de los precios industriales. Sobre todo ello ha recobrado fuerza la amenaza de una pol¨ªtica monetaria expansiva, con tendencia al alza en los tipos de inter¨¦s, hecho nada conveniente para facilitar la inversi¨®n. Pero, en cualquier caso las expectativas que ha tra¨ªdo el IPC de mayo y las que pueda traer en junio y julio llegan viciadas por los perjuicios que ha causado el rebrote inflacionista del primer cuatrimestre en las rentas salariales, en el consumo y en la actividad econ¨®mica. Em resumen, en los cinco primeros meses del a?o los precios pagados por los consumidores est¨¢n muy por encima de lo que han crecido -despu¨¦s de pagar retenciones e impuestos- las rentas de la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos.
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