Renovaci¨®n en el Kremlin
LAS DECISIONES tomadas ayer por el Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la. Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) aclaran considerablemente el proceso de renovaci¨®n que se est¨¢ llevando a cabo desde la muerte de Konstant¨ªn Chernenko. Dos personas ten¨ªan en esa coyuntura posibilidades de asumir la sucesi¨®n, porque ambas eran a la vez miembros titulares del Politbur¨® (Bur¨® Pol¨ªtico) y secretarios del Comit¨¦ Central: Grigori Romanov, antiguo secretario de la regi¨®n de Leningrado, y Mijail Gorbachoy. El primero ha dejado en la antigua capital de la Rusia zarista una fama (le dureza, intransigencia y ortodoxa rigidez; representaba el continuismo m¨¢s burdo, contrario a cualquier flexibilizaci¨®n de la actitud oficial ante las tendencias a modificar una serie de formas de vida que existen en la sociedad sovi¨¦tica, aparte el caso de los disidentes. Es probable que el principal tanto de Romanov, encargado de la industria militar, consist¨ªa precisamente en sus relaciones con los militares. Sin embargo, el Politbur¨® eligi¨® a Gorbachov como nuevo secretario general del PCUS. ?ste representaba un nuevo estilo en la direcci¨®n de los asuntos sovi¨¦ticos; m¨¢s que un hombre de aparato, era un especialista en cuestiones econ¨®micas. En sus viajes al extranjero, y particularmente en el que realiz¨® al Reino Unido a finales de 1984, se present¨® como un hombre capaz de dialogar, con sentido del humor, que defend¨ªa la pol¨ªtica sovi¨¦tica sin la rigidez y el inmovilismo de otros dirigentes. Hoy, a menos de cuatro meses de su nombramiento, Gorbachov ha logrado asentar su poder en los ¨®rganos de m¨¢xima direcci¨®n. En su tiempo, no ya Stalin, sino Jruschov y Breznev tardaron a?os en separar a sus rivales de los principales ¨®rganos de poder. Gorbachov lo est¨¢ logrando mucho m¨¢s deprisa. Pero esto no es s¨®lo un signo de su poder personal, sino tambi¨¦n una evidencia de que el sistema no est¨¢ en peligro: se sucede a s¨ª mismo, y precisamente porque funciona -seg¨²n los par¨¢metros que los propios dirigentes sovi¨¦ticos han establecido-, Gorbachov piensa que es posible modernizarlo.Cabe definir por los rasgos siguientes las innovaciones fundamentales que ha logrado ya introducir en su corto per¨ªodo en la Secretar¨ªa General: en primer lugar -y es quiz¨¢ lo m¨¢s significativo-, la idea de una "ref¨®rma del sistema sovi¨¦tico" se ha convertido en tesis oficial. La larga etapa inmovilista de Breznev ha sido objeto de cr¨ªticas p¨²blicas. Se sigue repitiendo a la sociedad sovi¨¦tica que su sistema es superior al capitalista, pero se agrega ahora que hace falta introducir cambios esenciales. "La necesidad de acelerar el desarrollo", ha dicho Gorbachov, "est¨¢ dictada tambi¨¦n por las circunstancias exteriores... No podemos aceptar una superioridad militar del imperialismo". Por primera vez, el Politbur¨® ha rechazado el proyecto de plan quinquenal 1986-1990, presentado por la comisi¨®n encargada de ese trabajo, exigiendo una revisi¨®n profunda del mismo. El criterio b¨¢sico para el desarrollo econ¨®mico ha sufrido asimismo una transformaci¨®n: ahora, la exigencia n¨²mero uno es la modernizaci¨®n, la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas y el cese del despilfarro. En ese marco se explica la campa?a contra el alcoholismo, rasgo secular de la sociedad sovi¨¦tica, planteada por Gorbachov con una radicalidad sin precedentes. En un pa¨ªs adnlinistrado por una burocracia tentacular, el alcoholismo disminuye la productividad, pero es algo asimilable dentro de las costumbres tradicionales. Si ahora se trata de pasar en serio a los ordenadores, ya es otra cosa.
Ante una sociedad ap¨¢tica, Gorbachov necesita suscitar un m¨ªnimo de confianza en que empiezan a aplicarse nuevos m¨¦todos capaces de mejorar la situaci¨®n econ¨®mica. Si no lo lograse, un contragolpe del aparato burocr¨¢tico, temeroso de las innovaciones, podr¨ªa ser peligroso para' ¨¦l. Por eso, el actual secretario general marcha con pasos acelerados hacia un punto de no retorno. Hoy por hoy, ¨¦se es el terreno decisivo de la batalla de Gorbachov. Los problemas de pol¨ªtica exterior pasar¨¢n a un primer plano, probablemente en una etapa ulterior; sobre todo cuando Grorniko pueda ser desplazado de su puesto ministerial. Aunque Gorbachov ha empezado a perfilar una preferencia marcada por realizar una apertura de la pol¨ªtica sovi¨¦tica hacia Europa occidental y hacia China antes de abordar a fondo el tema de las relaciones con Estados Unidos. Su viaje, ya anunciado, a Par¨ªs este oto?o es sintom¨¢tico en ese orden.
El Soviet Supremo de la URSS se dispone a tomar decisiones de cierta trascendencia en cuanto a los m¨¢s altos cargos del Estado; con mucha probabilidad, Gorbachov ser¨¢ nombrado presidente del Presidium del Soviet Supremo, o sea, el cargo que equivale a la jefatura del Estado. Pero incluso si se producen sorpresas en las designaciones de cargos estatales por el Soviet Supremo, una cosa est¨¢ ya perfectamente clara: hoy, en el Kremlin, quien manda es Mijail Gorbachov.
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