Washington advierte que la 'cumbre' Reagan-Gorbachov servir¨¢ para que los dos dirigentes se conozcan personalmente
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y el m¨¢ximo dirigente de la URSS, Mijail Gorbachov, celebrar¨¢n del 19 al 21 de noviembre, en Ginebra, la primera cumbre entre las dos superpotencias desde que en 1979 Jimmy Carter y Le¨®nid Breznev se encontraron en Viena. Reagan confirm¨® anoche la noticia, cuando regresaba a la Casa Blanca tras haber recibido a los ex rehenes norteamericanos en la base de Andrews. Un portavoz presidencial inform¨® que no se debe esperar mucho de este primer encuentro, que servir¨¢ fundamentalmente para que los dos l¨ªderes se conozcan personalmente. El anuncio se produce justo cuando Gorbachov acaba de concluir su consolidaci¨®n en el poder con el alejamiento de la vieja guardia brezneviana y la designaci¨®n del veterano ministro de Asuntos Exteriores Andrei Gromiko como presidente de la URSS.
La cumbre, cuyos ¨²ltimos detalles fueron acordados el lunes en Washington por el secretario de Estado, George Shultz, y el embajador sovi¨¦tico, Anatoli Dobrinin, tendr¨¢ como principal tema la reducci¨®n de armamentos nucleares, cuya negociaci¨®n est¨¢ completamente bloqueada en las conversaciones de Ginebra. Gorbachov, que todav¨ªa no ha adoptado una iniciativa importante en pol¨ªtica exterior desde que lleg¨® al poder el pasado febrero, ha mantenido hacia Estados Unidos una pol¨ªtica de duros ataques verbales, centrados sobre todo en la inaceptabilidad de que Reagan prosiga con sus planes de defensa espacial. Reagan aprovech¨® el cambio en el Kremlin para ofrecer inmediatamente una cumbre a Gorbachov, por medio de una carta personal que llev¨® a Mosc¨² el vicepresidente, George Bush.Los cambios producidos en el Kremlin, que incluyen, la salida del Politbur¨® de Grigori Romanov, un enemigo de Gorbachov en su camino hacia la secretar¨ªa general; el nombramiento de Gromiko como presidente, un cargo hasta ahora s¨®lo ceremonial, y la designaci¨®n del desconocido Eduardo Shevardnadze como ministros de Asuntos Exteriores, han sorprendido en EE UU por su audacia y rapidez. S¨®lo hay coincidencia en que lo sucedido confirma la r¨¢pida consolidaci¨®n de Gorbachov en el complejo sistema de poder sovi¨¦tico, que en s¨®lo cuatro meses ha conseguido lo que a Breznev le cost¨® a?os. La primera impresi¨®n es que los cambios reflejan que Gorbachov se dedicar¨¢ fundamentalmente a las reformas internas, dejando la conducci¨®n de los asuntos internacionales en manos de los especialistas.
Los expertos norteamericanos, cogidos por sorpresa por el nombramiento del veterano Andrei Gromiko como presidente de la URSS, trataban ayer de imaginar qui¨¦n definir¨¢ a partir de ahora la pol¨ªtica exterior de la URSS. Todos los presidentes norteamericanos, desde Franklin Roosevelt, estaban acostumbrados a tratar la pol¨ªtica exterior con el imperturbable Gromiko, que durante 28 a?os ha sido el jefe de la diplomacia de Mosc¨². Anteriormente, Gromiko, de quien Jruschov dijo que "si se le ordena permanecer¨ªa horas sentado en una barra de hielo sin rechistar", fue embajador de su pa¨ªs en Washington durante la II Guerra Mundial.
Reagan envi¨® ayer un telegrama de felicitaci¨®n al nuevo presidente de la URSS. La visita de Gromiko a la Casa Blanca el pasado octubre, en plena campa?a electoral, permiti¨® al presidente ofrecer una imagen de flexibilidad y di¨¢logo, a pesar de que es el ¨²nico presidente norteamericano desde la II Guerra Mundial que no se ha entrevistado a¨²n con el n¨²mero uno de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Era un valor entendido hasta ahora que Gorbachov, sin experiencia conocida en temas internacionales, hab¨ªa dejado a Gromiko seguir definiendo y ejecutando la pol¨ªtica exterior. El nuevo secretario general quedaba as¨ª dedicado, a tiempo completo, a las reformas econ¨®micas internas.
El lenguaje ret¨®ricamente duro intercambiado entre las dos superpotencias- desde la llegada al poder de Gorbachov no debe ocultar la realidad de que los dos pa¨ªses parecen buscar un di¨¢logo que relaje las tensiones de los primeros a?os de la presidencia de Reagan. Aqu¨ª se estima que Gorbachov necesita un per¨ªodo de relativa bonanza exterior, sin aventuras ni sobresaltos, que le permita dedicarse a la ingente tarea de modernizar la econom¨ªa de la URSS y luchar contra la desmoralizaci¨®n de su sociedad.
Este esfuerzo no le permite entablar una nueva carrera de armamentos y explica la necesidad de dialogar con Washington sobre los puntos de tensi¨®n internacional para evitar que una crisis regional pueda desbordarse por falta de previsi¨®n. Estados Unidos y la URSS ya han celebrado conversaciones de este tipo, sin publicidad alguna, sobre Oriente Pr¨®ximo y Afganist¨¢n, y est¨¢n previstas otras sobre el cono sur africano y Centroam¨¦rica.
Inter¨¦s en el di¨¢logo
Reagan tambi¨¦n est¨¢ interesado en el di¨¢logo con Mosc¨², al que estima que llega en una buena posici¨®n de fuerza despu¨¦s del rearme conseguido en los primeros cuatro a?os de su presidencia. Considerado hasta ahora como un pol¨ªtico beligerante, con una ideolog¨ªa de guerra fr¨ªa, desear¨ªa pasar a la historia como un presidente pac¨ªfico que relaj¨® las tensiones con la URSS, alejando las posibilidades de un conflicto nuclear. Reagan est¨¢ siendo empujado en esta direcci¨®n por su mujer, Nancy, que hace unos d¨ªas declar¨® que una cumbre es necesaria, aunque no tenga una agenda, "s¨®lo para que los dos hombres se conozcan y se comprendan inejor".Durante los primeros 100 d¨ªas del nuevo l¨ªder, Gorbachov se ha limitado a seguir una l¨ªnea continuista en pol¨ªtica exterior, que no ha diferido de la de sus predecores Chernenko o su padrino Yuri Andropov. La vuelta a la mesa de negociaciones con Estados Unidos en Ginebra fue algo que hered¨® Mijail Gorbachov de su antecesor. Las conversaciones han sido dirigidas por Gromiko, y desde que comenzaron en marzo, Mosc¨² se ha limitado a reformular viejas propuestas de limitaci¨®n de armamentos que ya hab¨ªan sido ofrecidas por los anteriores dirigentes durante el primer mandato de Ronald Reagan.
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