Jonathan el simple

Un chico compra su guitarra, se une a otros amigos que tambi¨¦n tocan, forman juntos una banda aut¨¦ntica, adquieren instrumentos y luego un equipo de amplificaci¨®n lo m¨¢s actual posible y m¨¢s instrumentos. Jonathan Richman, un cantante-compositor de rock and roll de 34 a?os, prescindi¨® de este proceso para sus actuaciones en Madrid. Los amantes modernos fueron dos: Asa Brebner, el guitarrista que ya perteneci¨® a la primera formaci¨®n, y Andy Paley, productor del ¨²ltimo disco, que sali¨® en funciones de bater¨ªa.Richman no ha variado su imagen de pantal¨®n vaquero y camisa de cuadros ni su sentimiento espont¨¢neo de tan simple por el rock. Cant¨® y se comunic¨® en tono jovial con una instrumentaci¨®n apenas amplificada, tacone¨® con sus botas camperas para acompa?ar a tan peculiar y exigua percusi¨®n y al final danz¨® a gatas mientras cantaba Oh, no, please, don't go away. El tr¨ªo juega y jug¨® en directo a llamar la atenci¨®n de sus expresiones infantiles. Ofrecieron varios temas instrumentales (Egyptian reggae), alguno viejo como Old world, o reciente como Give Paris one more chance, y el cl¨¢sico Louie, Louie.

El volumen medio de la casi banda facilit¨® en algunos instantes la conversaci¨®n por parte de los espectadores, pero todos, seguidores en mayor n¨²mero, admiraron la naturalidad del recital y se resistieron a abandonar el recinto si Richman no reaparec¨ªa. Y volvi¨® feliz para excusarse e indicar que su garganta deb¨ªa descansar. Semejante detalle resumi¨® las virtudes de un humilde cantante de Boston que hace el rock de siempre. Como se dice "m¨¢s simple que el mecanismo de un peine" se podr¨¢ decir "m¨¢s simple que un concierto de Jonathan Richman".