Christine Villemin, 'bruja' o v¨ªctima
El juez de instrucci¨®n del peque?o pueblo franc¨¦s de Epinal, en la regi¨®n de los Vosgos, ha ordenado, tras ocho meses de dudas, el procesamiento de una joven mujer como presunta responsable del asesinato de su propio hijo, conocido como el peque?o Gregory, que fue encontrado ahogado en un r¨ªo con los pies y manos atados. Christine Villemin, de 25 a?os de edad, obrera embarazada de seis meses, peque?a, permanentemente vestida de negro, se ha convertido en el personaje m¨¢s conocido de Francia. Para unos, la mayor¨ªa, Christine es una bruja, encarnaci¨®n del mal; para otros, menos precipitados, se trata de una v¨ªctima de la Francia profunda y de los medios de comunicaci¨®n.
El caso Gregory quedar¨¢ probablemente en la historia negra de Francia como uno de sus sucesos m¨¢s macabros y desgraciados, no s¨®lo por el hecho de que la v¨ªctima fuera un ni?o de cuatro a?os, sino por el enorme esc¨¢ndalo y errores que han rodeado la investigaci¨®n.Algunos diarios regionales llegaron a contratar a antiguos jefes de la polic¨ªa judicial o de la brigada criminal para llevar a cabo sus propias averiguaciones, y pr¨¢cticamente todos los medios de comunicaci¨®n, serios o sensacionalistas, han ayudado a crear un clima de histeria, hasta el extremo de que algunos han iniciado ya un acto de contrici¨®n. El peri¨®dico progresista Lib¨¦ration, consciente de la atm¨®sfera que rodea el caso, decidi¨® recoger la noticia de la detenci¨®n de Christine con un titular a cinco columnas en el que recuerda que es inocente mientras que un jurado no decida lo contrario.
Los antecedentes del caso obligan a mantener la prudencia. En efecto, pocos d¨ªas despu¨¦s del asesinato de Gregory, el juez, un joven de 32 a?os, orden¨® la detenci¨®n de Bernard Laroche, primo del padre del ni?o. Los graf¨®logos dec¨ªan que su escritura era similar a la de la carta que recibieron los Villemin comunic¨¢ndoles que el ni?o hab¨ªa sido asesinado "en venganza". Adem¨¢s, una cu?ada de Laroche, de 15 a?os de edad, afirmaba haberle visto el d¨ªa del crimen con Gregory; la ni?era, Christine Jacquot, reconoc¨ªa haberle visto merodeando en otras ocasiones.
La acusaci¨®n cay¨® a los pocos meses. Los graf¨®logos se contradijeron y la joven testigo rectific¨®. Seg¨²n ella, los gendarmes la hab¨ªan inducido a decir algo que no era verdad. El juez dej¨® en libertad al acusado. Para entonces, decenas de periodistas y fot¨®grafos montaban guardia en el peque?o pueblo para presenciar un eventual encuentro de los Villemin con los Laroche y todos los vecinos hab¨ªan tomado partido: ?Laroche es inocente", "la culpable es Christine, a quien el juez ha llamado repetidas veces a declarar".
La joven, que ya estaba embarazada de nuevo, tuvo que ser ingresada en una cl¨ªnica, v¨ªctima de una hemorragia. Un d¨ªa, su marido, un muchacho de 25 a?os, desconcertado y acosado, compr¨® un fusil, fue a casa de Bernard Laroche y le descarg¨® dos tiros en el pecho. Jean Marie Villemin explic¨® que los gendarmes, dolidos por haber sido retirados del caso, hab¨ªan llegado a decirle: "Si no hay pruebas contra Laroche, tampoco las habr¨¢ contra quien le pegue un tiro". El capit¨¢n de los gendarmes fue inmediatamente trasladado, nada menos que a Berl¨ªn.
Huelga de hambre
Durante todos estos meses, Christine permaneci¨® pr¨¢cticamente recluida en casa de su abuela, aislada de vecinos y am¨ªgos que le negaban el pan y la sal. Sus ¨²nicas salidas fueron para ver a su marido en la c¨¢rcel y para testificar durante horas ante el juez, que la someti¨® a numerosos dictados con ambas manos. Cuando los graf¨®logos aseguraron que su letra era la de la famosa carta y se descubri¨® en su casa un cabo de cordel igual al que sirvi¨® para atar Jos pies y manos del peque?o Gregory sali¨® de su silencio: "Soy inocente. Laroche mat¨® a mi primer hijo y el juez va a matar al que voy a tener, porque pienso dejarme morir". Ya en prisi¨®n se declar¨® en huelga de hambre.El juez, sometido a una terrible presi¨®n como consecuencia del error Laroche, asegura que esta vez no hay equivocaci¨®n. ?Motivos? Christine, que se cas¨® muy joven, habr¨ªa matado a su propio hijo como una forma de venganza o protesta por la vida que se ve¨ªa obligada a llevar, trabajando en una f¨¢brica y ocup¨¢ndose de un marido e hijo, sin esperanzas para el futuro.
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