Mosc¨², Pek¨ªn y los tres obst¨¢culos
NO ES posible negar cierta significaci¨®n pol¨ªtica al tratado comercial firmado en Mosc¨² por el viceprimer ministro de la Rep¨²blica Popular China, Yao Yilin, y su hom¨®logo sovi¨¦tico, Ivan V. Arjipov. Primero, porque determina un ritmo de incremento serio del comercio entre los dos pa¨ªses: de unos 1.200 millones de d¨®lares en 1984 a una media de 3.500 millones anuales entre 1986 y 1990. En segundo lugar, porque en ese intercambio la URSS va a exportar principalmente productos industriales y maquinaria; China, bienes de consumo y productos agr¨ªcolas. Quiz¨¢ un rasgo m¨¢s importante a¨²n es que el tratado comercial va acompa?ado de un acuerdo de cooperaci¨®n t¨¦cnica en virtud del cual la URSS se compromete a contribuir a la construcci¨®n de ciertas plantas industriales y a la modernizaci¨®n de 17 empresas en ramas como la energ¨ªa, la metalurgia, el transporte, la qu¨ªmica, etc¨¦tera.Sin embargo, esta intensificaci¨®n de las relaciones econ¨®micas con la URSS no modifican el hecho de que el volumen del comercio chino con los pa¨ªses occidentales es sustancialmente superior; en 1984, los intercambios entre China y EE UU alcanzaron cerca de 6.000 millones de d¨®lares; con Jap¨®n es considerablemente superior. En particular, China tiene un inter¨¦s enorme por incorporar a su proceso de modernizaci¨®n la tecnolog¨ªa m¨¢s reciente; para lograrlo se basa, sobre todo, en el comercio con Jap¨®n y con Occidente. En ese orden, el acuerdo con EE UU para la creaci¨®n de centrales nucleares, anunciado durante la visita de Reagan a Pek¨ªn, reviste particular importancia. Su puesta en pr¨¢ctica ha sufrido serios retrasos a causa de exigencias norteamericanas, pero noticias recientes indican que han sido superadas las principales dificultades.
En todo caso, los acuerdos firmados significan para Mosc¨² un paso de aproximaci¨®n a Pek¨ªn. Desde su toma de posesi¨®n como secretario general del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), Mijail Gorbachov ha dado a entender en sus discursos, en la selecci¨®n de sus visitantes, una voluntad neta de mejorar las relaciones sovi¨¦tico-chinas. El ¨²ltimo tratado comercial se inscribe en esta nueva orientaci¨®n de la pol¨ªtica sovi¨¦tica, que supera una visi¨®n bilateral preocupada casi exclusivamente de EE UU, t¨ªpica en la etapa de Breznev. Ahora se perfila en el Kremlin una visi¨®n m¨¢s plural que otorga un papel mayor a Europa y a China. Sin embargo, ser¨ªa peligroso sacar conclusiones exageradas. El acuerdo que se acaba de firmar es el resultado de trabajos preparatorios que han durado bastante tiempo. No se trata, pues, de que ahora, con Gorbachov, se produzca un acercamiento brusco; se trata de un proceso que estaba ya en marcha y que ahora recibe nuevos est¨ªmulos.
?Tendr¨¢ el nuevo acuerdo, importante en los terrenos econ¨®mico y comercial, una repercusi¨®n en las negociaciones pol¨ªticas que se vienen desarrollando desde el oto?o de 1982 para llegar a una normalizaci¨®n de las relaciones pol¨ªticas entre Pek¨ªn y Mosc¨²? Hoy en el Kremlin existe un mayor inter¨¦s en lograrlo, pero no se puede desconocer la existencia de los tres obst¨¢culos que los dirigentes chinos han definido en reiteradas ocasiones: la concentraci¨®n de tropas sovi¨¦ticas en la frontera con China; la invasi¨®n y ocupaci¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n; la ocupaci¨®n de Camboya por Vietnam, con el apoyo de la URSS. Al menos dos de esos problemas no afectan solamente a las relaciones Pek¨ªn-Mosc¨²; en la ONU, en otros foros, numerosos Estados han pedido una soluci¨®n del problema de Afganist¨¢n que ponga fin a la ocupaci¨®n sovi¨¦tica. Igualmente, sobre Camboya es ampl¨ªsima la demanda de muchos pa¨ªses que quieren el cese de la presencia de tropas vietnamitas y una soluci¨®n pol¨ªtica entre los grupos camboyanos. Pero la gravedad de estos obst¨¢culos no implica la inexistencia de zonas en que puedan mejorar las relaciones entre China y la URSS.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.