Boris Beeker
El campe¨®n m¨¢s joven del torneo de tenis de Wimbledon. se define, a sus 17 a?os, como un ser humano normal
Boris Becker tiene 17 a?os. Es un adolescente normal, pero que ya nunca m¨¢s podr¨¢ tener una vida normal. Este mes de julio gan¨® el torneo de tenis de Wimbledon, el m¨¢s importante del mundo, y se convirti¨® en el primer alem¨¢n en conseguirlo y en el m¨¢s joven ganador de la historia. Incluso el ganador del torneo j¨²nior, el mexicano Lavalle, es dos meses mayor que Becker. En s¨®lo tres horas y 18 minutos de juego, Becker ha pasado de ser un joven prometedor a ser multimillonario para el resto de sus d¨ªas.
En Leimen (RFA), el pueblo donde Boris Becker naci¨® el 22 de noviembre de 1967, los preparativos para el gran recibimiento al ¨ªdolo reci¨¦n adquirido se iniciaron inmediatamente despu¨¦s de la final de Wimbledon. Primer rev¨¦s. Ion Tiriac, el apoderado rumano del jugador, decid¨ªa aislar a su diamante en un hotel de Montecarlo. Mientras Boris castigaba su cuerpo al sol, con el dibujo de la camiseta y los pantalones marcados en su piel lechosa, en la Rep¨²blica Federal de Alemania se presentaba un disco con el t¨ªtulo Boum Boum Becker, las raquetas con su nombre se agotaban en las tiendas y un caf¨¦ de Hamburgo creaba un op¨ªparo desayuno para sus admiradores. Mientras Boris segu¨ªa con la mirada a una chica que paseaba sus curvas por la piscina, en su pueblo se propon¨ªa la locura de incorporar una raqueta al escudo de la ciudad.Cuando Boris entorna los ojos para huir del sol que enrojece su piel, su cerebro debe trasladarse en flash-back a aquella ma?ana, cuando contaba tres a?os de edad, en que su padre le descubri¨® golpeando una bola contra un muro con una raqueta que era m¨¢s grande que ¨¦l. Y, siguiendo el repaso, Boris debe trasladarse a sus a?os escolares, cuando s¨®lo era feliz cuando ganaba a sus rivales por 6-0 y 6-0. O cuando en el torneo de Montecarlo, en 1984 Gunter Bosch, su entrenador, le dijo a Tiriac que ten¨ªa un chico prometedor. Tiriac le encerr¨® en una pista con el argentino Guillermo Vilas. Tras cinco horas de pelotazos, Vilas dio su nota: "Vale".
Los ¨²ltimos doce meses a¨²n no deben estar bien ordenados en el cerebro de Becker. Todo ha sido muy r¨¢pido. Tiriac compr¨® su contrato a la federaci¨®n por 20.000 marcos (alrededor de 1,14 millones de pesetas), lleg¨® a un acuerdo con Gunter Bosch y le paga 100.000 marcos anuales (unos 5,7 millones de pesetas) para que se preocupe las 24 horas del d¨ªa de Boris. Acababa de nacer la empresa Tiriac-Becker Incorporated. A partir de ese momento Boris cambi¨® de familia. Apenas pis¨® su casa de Leimen y, como dice Bosch, "yo pas¨¦ a ser su madre y Tiriac su padre".
Tiriac es el que le orden¨® descansar en Montecarlo. Becker obedece casi sin rechistar. S¨®lo ha protestado una vez, cuando Tiriac le dijo que deb¨ªa dejar de protestar en las pistas. Becker le respondi¨®: "Dejar¨¦ de protestar cuando t¨² dejes de fumar". Tiriac llen¨® el suelo de colillas apuradas al m¨¢ximo en la tribuna de invitados de Wimbledon.
Ahora la vida ha cambiado. Dicen que Tiriac ya solicita nueve millones de pesetas por una entrevista exclusiva con un joven que apenas podr¨¢ contar otra cosa que su carrera ten¨ªstica. No ha tenido tiempo para m¨¢s. Su padre insiste en que su hijo es "una persona normal". Boris siempre comienza las respuestas a las preguntas que quieren ara?ar en su vida con esta frase: "Soy un ser humano normal".
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