Vallecas vive sus fiestas a su manera, y es feliz
Las palmas, las escu¨¢lidas acacias, los papelillos colgantes, las litronas de cerveza y la gente: una apretada reuni¨®n de cuerpos gordos, j¨®venes, delgados, viejos, atractivos, que sudan y bailan en la plaza Vieja. Termina un tema, y uno de Los Chunguitos anuncia el siguiente, "para todos ustedes, de verdad, una canci¨®n que lleva mucho ritmo, mucha potencia". Y all¨¢ va otra rumba m¨¢s en esta noche del domingo anterior a la Virgen del Carmen. El valle del Kas est¨¢ en fiestas.
Un r¨ªo humano patea la avenida de la Albufera y une el estadio del Rayo, a cuyas espaldas hay feria de norias, caballitos y tiro al blanco, con la plaza Vieja. "?Vienes de Madrid?", dice un chaval al tipo que, desde un coche, le pregunta c¨®mo llegar "donde las actuaciones". Hace un calor abisinio; todo el mundo est¨¢ fuera de casa, y el horizonte es una sierra de cemento recortada en un cielo sucio.Vallecas es mundo aparte. Es madrile?a, extreme?a, andaluza, gitana, latina, pero sobre todo, y sin redundancia, vallecana. Una comunidad de la que un participante en la fiesta, Carlos Figuero, dice que "se busca la vida d¨ªa a d¨ªa, pero no se amarga". Y es verdad. El pasado s¨¢bado, sin ir m¨¢s lejos, reivindic¨® un puerto de mar con una batalla de pozalazos. Cuentan que hasta sobre los polic¨ªas que patrullaban por el Bulevar llovieron balde de agua.
Pero ya Los Chunguitos est¨¢n atacando su en¨¦sima rumbita, y las palmas arrecian, y el calor no mengua, y una ni?a rubita y con camiseta rosa tararea "por la calle abajo va cada d¨ªa la mujer que quiero". El tipo llegado de Madrid pregunta a Paco Montes, flamenc¨®logo granadino: "?Y t¨² como llamar¨ªas a esta m¨²sica?"
-Popular.
-Popular. Aut¨¦ntica. Basada en la realidad. La gente se sabe las coplas de memoria. Los Chunguitos gon a Vallecas lo que Curro Romero a La Maestranza.
Juan, Pepe y Manolo dan por terminada su actuaci¨®n en el cocedero de la plaza Vieja. El p¨²blico no lo permite, y vuelven a salir, y uno dice: "Vamos a cantar una, dos, tres, las que hagan falta". Y despu¨¦s: "Ahora les voy apresentar a mis hermanas; que no es por que sean mis hermanas, sino porque son buenas y guapas, de verdad, se lo merecen todo".
Entonces una espectadora, de belleza redonda, oscura y prieta, le grita a su chico: "Ver¨¢s que marcha pillan". Las hermanas, Encarna y To?i, cantan: "Ma?ana cuando te vayas / te echar¨¦ de menos, / aunque s¨¦ que has venido / a robarme mi az¨²car moreno". Culebrean miles de cuerpos.
M¨¢s tarde, la actuaci¨®n terminada, Los Chunguitos se est¨¢n cambiando en una sala de la junta municipal. A toda prisa meten camisas floreadas y pantalones muy ce?idos en esa especie de guardatrajes que llevan los representantes de comercio en sus coches.
-?C¨®mo definir¨ªas Vallecas?
Responde Juan: "Un barrio de puta madre, lo mejor de Madrid, de verdad". Al poco, los artistas salen a la calle y se confunden entre la muchedumbre. Dentro de un rato estar¨¢n en un bingo.
Para entonces, el tipo llegado de Madrid pasea por Rosales, donde hace mucho m¨¢s fresquito. Reflexiona: hay un Madrid Norte y un Madrid Sur, uno fr¨ªo y otro caliente, uno rico y otro pobre. Y piensa en Vallecas como una olla burbujeante. Luego, se acuerda de una canci¨®n que han cantado Los Chunguitos en la plaza Vieja. Todo el mundo coreaba el estribillo: "Vive a tu manera, y s¨¦ feliz".
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