Un hombre inc¨®modo
Aunque quiz¨¢ nunca pretendi¨® serlo, Heinrich B?ll fue desde los primeros a?os de la posguerra la voz de la mala conciencia de varias generaciones de alemanes. Sus primeros libros y sus art¨ªculos en la Prensa hicieron ver, a los que no hab¨ªan vivido la ¨¦poca nazi y la guerra mundial, lo que en realidad hab¨ªa pasado all¨ª. A la generaci¨®n anterior, a los que hab¨ªan participado, a la fuerza o por propia voluntad, en los terribles acontecimientos de aquella ¨¦poca, la obra de B?ll les hizo dif¨ªcil olvidar o refugiarse en una nueva seguridad en s¨ª mismos, apoyada en el bienestar econ¨®mico.Un hombre de las caracter¨ªsticas de B?ll puede ser inc¨®modo para muchos de sus conciudadanos y atraer la ira y el odio no solamente de la derecha reaccionaria. 13511 era tambi¨¦n molesto para la burgues¨ªa acomodaticia, tranquila, bienpensante, y para una iglesia dispuesta a acomodarse d¨®cilmente a los grupos con poder pol¨ªtico.
El escritor de Colonia, que nunca renunci¨® a su fe cat¨®lica aunque se sali¨® de la Iglesia, llam¨® la atenci¨®n a los obispos cat¨®licos cuando ¨¦stos intentaron justificar la adquisici¨®n de bienes terrenales con argumentos religiosos, aceptando el dicho popular del tanto tienes, tanto vales. Un cardenal de Colonia se vio cruelmente satirizado en una novela de B?ll. Sin embargo, los ataques y cr¨ªticas proferidos contra B?ll no consiguieron arrebatar nunca la gran estima y autoridad moral que el escritor ten¨ªa en grandes capas de la poblaci¨®n.
Tampoco ten¨ªan demasiado ¨¦xito los intentos de algunos pol¨ªticos de arrebatar a B?ll el derecho a opinar sobre temas pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos recomend¨¢ndole que se ocupara de sus asuntos, es decir de la creaci¨®n literaria.
Sus adversarios pol¨ªticos se dieron cuenta de que la descalificaci¨®n p¨²blica de Heinrich B?ll produc¨ªa muchas veces resultados negativos para ellos. Para muchos alemanes, B?ll era el hombre que les hab¨ªa hecho comprender mejor los tr¨¢gicos sucesos que hab¨ªan vivido y cuyas consecuencias hab¨ªan tenido que sufrir. Cuando B?ll protest¨® contra los excesos en la represi¨®n del terrorismo, algunos sectores pol¨ªticos intentaron mezclarle con la extrema izquierda violenta o con los intereses de los estados comunistas. Fue un intento condenado al fracaso, a causa de la defensa que hizo el escritor de los disidentes en los pa¨ªses de Europa Oriental.
Cada vez se hizo m¨¢s dif¨ªcil no reconocer en B?ll su total sinceridad, independencia y rechazo de las actitudes hip¨®critas. B?ll defendi¨® durante toda su vida a las minor¨ªas pol¨ªticas, sociales y ¨¦tnicas, lo que le acarreaba conflictos con ciertos grupos en el poder, y le convirti¨® en blanco de la ira y de la persecuci¨®n de alg¨²n peri¨®dico sensacionalista que se arrogaba el papel de portavoz de la mayor¨ªa del pueblo.
La nefasta influencia de esta Prensa es el tema de una de las obras mas le¨ªdas de B?ll: El honor perdido de Katharina Blum. El hecho de que B?ll fuese uno de los grandes maestros de la prosa sat¨ªrica dio a su cr¨ªtica de la sociedad una mayor fuerza y profundidad. El novelista no se arredraba nunca a la hora de opinar sobre los problemas de la actualidad pol¨ªtica: una de sus ¨²ltimas obras (Bonn, Bild, Boenisch) est¨¢ dedicada al ex director del diario Bild-Zeitung, que fue hasta hace poco portavoz del actual Gobierno alem¨¢n. El gran ¨¦xito de B?ll se debe tambi¨¦n al hecho de que ¨¦l nunca se alej¨® de las preocupaciones y del sentir de las clases menos privilegiadas de la sociedad alemana; se consider¨® siempre defensor de las clases populares, las que ten¨ªan que sufrir -con pocas posibilidades de autodefensa- los abusos del poder, de cualquier poder. En ese sentido Heinrich B?ll, que naci¨® y pas¨® toda su vida en la capital de Renania, Colonia, es un genuino representante de la sociedad renana, que es la regi¨®n m¨¢s liberal, menos autoritaria de Alemania.
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