Los peri¨®dicos europeos destacan la transparencia sobre la enfermedad de Reagan
El lujo de detalles con que se ha informado oficialmente sobre la enfermedad cancerosa del presidente de EE UU, Ronald Reagan, contrasta con el secreto que normalmente rodea las afecciones de los grandes l¨ªderes de Europa occidental. El anuncio, el lunes, en Washington de la malignidad del tumor extirpado a Reagan domin¨® ayer los titulares period¨ªsticos, que a?oraban la transparencia informativa estadounidense.
El diagn¨®stico de c¨¢ncer anunciado por los m¨¦dicos del presidente Reagan ocup¨® ayer la primera p¨¢gina de todos los peri¨®dicos brit¨¢nicos, as¨ª como los principales espacios de la radio y televisi¨®n, informa desde Londres Carlos Mendo. Todos los medios, con excepci¨®n del diario The Guardian, pusieron de manifiesto en sus titulares el optimismo transmitido por el equipo m¨¦dico sobre las posibilidades de recuperaci¨®n del primer mandatario norteamericano. En un subt¨ªtulo, The Guardian advirti¨® que "la enfermedad puede volver".Entre tanto, uno de los programas de m¨¢s audiencia en la televisi¨®n brit¨¢nica, Newsnight, que se emite todas las noches de lunes a viernes por la segunda cadena de la BBC, hizo el pasado lunes un elogio de la franqueza con que los norteamericanos informan sobre las enfermedades de sus figuras p¨²blicas y puso como contraste la falta de informaci¨®n transmitida al p¨²blico y a los medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos en circunstancias similares. Como ejemplo, Newsnight citaba una operaci¨®n de retina a la que fue sometida durante su primer mandato Thatcher, y en la que los informadores s¨®lo encontraron dificultades para cumplir con su misi¨®n.
La diferencia, ha comentado a EL PAIS el veterano periodista de United Press International Robert Musel, que cubre la escena londinense desde finales de la II Guerra Mundial, es que en EE UU el p¨²blico "tiene el derecho a saber, mientras que aqu¨ª las enfermedades de los miembros del Gobierno se consideran asuntos privados".
Musel cit¨® los casos del rey Jorge VI, padre de la actual reina, que muri¨® de c¨¢ncer de pulm¨®n, y de Randolph Churchill, hijo de sir Winston; en ambos casos se inform¨® s¨®lo de que ambos hab¨ªan sido sometidos a una operaci¨®n, sin de m¨¢s detalles.
El problema de las enfermedades de los grandes personajes pol¨ªticos italianos ha estado siempre condicionado por el refr¨¢n romano "los papas mueren, pero no enferman". Dif¨ªcilmente se admite que un Papa pueda estar enfermo, ni siquiera acatarrado, informa desde Roma Juan Arias.
Con P¨ªo XII pareci¨® poco menos que una blasfemia cuando se filtr¨® a la opini¨®n p¨²blica que el papa m¨ªstico sufr¨ªa de hipo. De Juan XXIII se supo que ten¨ªa c¨¢ncer cuando estaba ya casi agonizando. Y con Pablo VI, cuando tuvo que ser operado de pr¨®stata, pareci¨® poco honroso llevarlo a un hospital, como a los dem¨¢s mortales, y organizaron con gran dificultad un quir¨®fano en los palacios apost¨®licos.
En el mundo pol¨ªtico s¨®lo el presidente de la Rep¨²blica Antonio Segni tuvo que dimitir unos meses antes de acabar su mandato por enfermedad, tras haber sufrido un colapso circulatorio que le paraliz¨® medio cuerpo.
Algunos medios sensacionalistas de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) no escatimaron ayer titulares en los que suger¨ªan que al presidente estadounidense no le quedan m¨¢s que d¨ªas de vida, informa desde Bonn Hermann Tertsch. Reagan-c¨¢ncer, ?Queda alguna esperanza?, Am¨¦rica tiembla. Muchos coinciden en alabar el optimismo de Reagan en el dif¨ªcil momento en que se encuentra y la dignidad con que sobrelleva la tragedia personal que el diagn¨®stico supone.
Seg¨²n un editorial del lunes del diario conservador Frankfurter Allgemeine, la actual situaci¨®n revela la gran categor¨ªa de Reagan como hombre de Estado. Los medios de la RFA se plantearon tambi¨¦n las dificultades de sucesi¨®n de Reagan, que, independientemente de que pueda culminar su mandato en la Casa Blanca, ha implantado un estilo personal de gobierno muy dif¨ªcil de imitar.
La Prensa conservadora elogi¨® calurosamente al vicepresidente George Bush, que hace pocas semanas visit¨® la RFA, al que considera el sustituto ideal, debido a su gran experiencia como embajador, director de la Agencia Central de Inteligencia y vicepresidente, y a sus "dotes para hombre de Estado".
La operaci¨®n y el futuro incierto de Reagan hacen recordar la grave crisis cardiaca que sufri¨® en octubre de 1981 el entonces canciller occidental Helmut Schmidt. Seg¨²n la Prensa alemana occidental, Reagan pod¨ªa haber sido operado antes con menor peligro de reproducci¨®n del tumor, de haberse sometido antes a una exploraci¨®n minuciosa. Helmut Schmidt tampoco se someti¨® a los cuidados necesarios para paliar su afecci¨®n cardiaca, lo que le puso en una situaci¨®n de extrema gravedad hasta que le fue implantado un marcapagos. La falta de informaci¨®n sobre el estado real del paciente fue objeto entonces de duras cr¨ªticas, ya que se intent¨® presentar la dolencia como una infecci¨®n sin importancia, en la cl¨¢sica reacci¨®n de los c¨ªrculos gobernantes por evitar la sensaci¨®n de orfandad pol¨ªtica en el pa¨ªs.
La franqueza con la que Washington informa sobre la enfermedad de Ronald Reagan provoca una gran admiraci¨®n en la Prensa y los medios de comunicaci¨®n franceses, que resaltan tambi¨¦n el distinto ambiente que rodea a un enfermo de c¨¢ncer en Estados Unidos que en Europa, informa desde Par¨ªs Soledad Gallego-D¨ªaz.
Las autoridades francesas, al contrario que las norteamericanas, han rodeado siempre con un gran secreto y misterio las enfermedades padecidas por sus jefes de Estado.
El caso m¨¢s pat¨¦tico fue el de Georges Pompidou, v¨ªctima de un c¨¢ncer, que se vio obligado hasta los ¨²ltimos d¨ªas a mantener la ficci¨®n, aunque el tratamiento a que estaba sometido le desfigur¨® considerablemente. Antes que ¨¦l, el general Charles de Gaulle mantuvo en el m¨¢s completo secreto que se ten¨ªa que someter a una operaci¨®n de pr¨®stata. Los franceses se enteraron cuando De Gaulle hab¨ªa superado ya completamente el per¨ªodo posoperatorio.
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