Con ruego de publicaci¨®n

le adjunto algunas consideraciones que me merecen el art¨ªculo La corbata, del se?or Manuel Vicent, de la ¨²ltima p¨¢gina de la edici¨®n del 30 de julio.Pese a declarar el autor que no se suma a la lista de los exegetas que han intentado explicarse el sentido cr¨ªptico del viaje del se?or presidente del Gobierno en el yate Azor, lo hace, y extrayendo dos conclusiones que resultan verdaderamente sorprendentes en un escritor de su fuste.

Una. Decir: "... un hombre que ha tenido la desgracia de haber nacido pobre. Y ya se sabe. En cuanto se les deja, los pobres quieren ir en yate a toda costa y no se paran en nada, aunque sea el Azor...". Si es como humorada, la frase carece de gracia, pues no debe ser el origen de nadie pausa de denigraci¨®n, aunque se lo revista de tales intenciones. Si es de tono serio, deber¨ªa saber el autor que la pobreza de origen no es s¨ªntoma de indignidad y menos de ligereza de conducta. Por tanto, no es admisible que se permita el derecho a la tutela para dejar, o no, a los pobres que vivan como deseen.

Dos. No creo que el usar o no corbata, en la circunstancia aludida, pueda ser un motivo de desvelo para un se?or que se pretende mantener al margen de una disquisici¨®n de tan poca monta.-