Paz Estenssoro fue elegido presidente de Bolivia en la segunda vuelta con los votos de las minor¨ªas de izquierda
El Congreso boliviano de diputados y senadores eligi¨® a las tres de la madrugada de ayer (nueve de la ma?ana, hora peninsular) a V¨ªctor Paz Estenssoro como presidente de la Rep¨²blica Boliviana, en segunda votaci¨®n y tras nueve horas de sesiones. El gran derrotado, el general retirado y ex dictador Hugo B¨¢nzer, s¨®lo obtuvo en las dos vueltas los 51 votos de los congresuales de su propio partido, Acci¨®n Democr¨¢tica Nacionalista (ADN). ?sta es la cuarta vez que Paz Estenssoro, de 79 a?os, logra el acceso a la presidencia de la Rep¨²blica y la primera en lo que va de siglo en que la trasmisi¨®n de poderes se efect¨²a en Bolivia entre presidentes elegidos en las urnas.
El nuevo presidente logr¨® 70 votos en la primera votaci¨®n (contaba con 59 senadores y diputados), y 94 en la segunda. Eran precisos 79 votos congresuales para la elecci¨®n presidencial, y Paz Estenssoro los recab¨® de entre el resto de las formaciones de izquierda, principalmente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de su sobrino Jaime Paz Zamora. Los diputados y senadores banzeristas, airados, abandonaron el Congreso en se?al de protesta por el que denominaron avasallamiento de su primera minor¨ªa electoral.
Problemas de idiomas
La sesi¨®n del Congreso boliviano result¨® dram¨¢tica y hasta pat¨¦tica. Su nuevo presidente, Gonzalo S¨¢nchez de Lozada, un empresario fuertemente conservador del MNR de Paz Estenssoro, comenz¨® pidiendo excusas por no ser hispanohablante. En efecto: pese a ser un boliviano de clar¨ªsima raigambre espa?ola, se educ¨® desde ni?o en los Estados Unidos y habla un espa?ol de segunda mano, endurecido y aplastado, que ser¨ªa de agradecer en una reuni¨®n social pero que no parece el m¨¢s aconsejable para dirigir un Congreso de diputados y senadores. La mera elecci¨®n de este hombre para su cargo -hombre por lo dem¨¢s culto y de fino intelecto- retrata por s¨ª sola el car¨¢cter de esta transici¨®n boliviana.El conciso no hispanohablante presidente del Congreso comenz¨® pidiendo un minuto de silencio y meditaci¨®n para no proceder a la votaci¨®n presidencial en un acto de "machismo o de orgullo" (los pantanos de su vocabulario mov¨ªan al espanto) y con un "?que Dios salve a Bolivia!" dio comienzo el debate.
Dios deb¨ªa de estar muy ocupado en esos momentos por cuanto un diputado banzerista exigi¨® ni m¨¢s ni menos que el escrutinio para la elecci¨®n presidencial fuera nominal y, no secreto, aduciendo que el MNR de Paz Estenssoro hab¨ªa comprado votos congresuales. El presidente no hispanohablante recibi¨® de sus secretarios un diccionario de la Real Academia Espa?ola e hizo que fuese le¨ªda a los congresistas la acepci¨®n de escrutar con todos sus latinajos incluidos. Se dio paso as¨ª a una discusi¨®n etimol¨®gica ajena a la realidad boliviana y poco menos que estratosf¨¦rica, sobre si escrutar significaba recontar votos. en secreto o con publicidad.
Por tres veces y entre los gritos y clamores de las barras bravas que colmaban las balconadas del hemiciclo, el presidente no hispanohablante orden¨® la lectura del diccionario de la Real Academia Espa?ola y de su acepci¨®n sobre el escrutinio, hasta que un diputado -y ya no se habl¨® m¨¢s del asunto- advirti¨® que el tomazo que se estaba usando desde la presidencia no era precisamente el diccionario de la Real Academia.
Bien confes¨® el presidente de la c¨¢mara, el ciudadano boliviano no hispanohablante, Gonzalo Sanchez de Lozada, que sus amigos y parientes le hab¨ªan recomendado tener sus intervenciones por escrito y ser parco en las contestaciones. La reyerta sem¨¢ntica sobre la Constituci¨®n y el reglamento de la C¨¢mara entre el presidente no hispanohablante y los oradores de la ADN que exig¨ªan voto nominal ocup¨® nada m¨¢s que ocho horas. Durante ellas, y atropell¨¢ndose con la dicci¨®n, la sintaxis, las erres, los verbos, los singulares, los excesos verbales y hasta la correcta pronunciaci¨®n del nombre de Bolivia, el presidente del Congreso termin¨® ordenando a la guardia la expulsi¨®n de las barras bravas partidistas que asist¨ªan a la sesi¨®n interrumpiendo a los oradores con cantatas, silbidos, aplausos, siflas, insultos, amenazas y toda su parafernalia verbal.
Fuera, en la plaza de Murillo, en la que se alzan el palacio presidencial, el palacio Quemado, la catedral y el Congreso, esperaban militantes de MNR y de ADN animados por fanfarrias musicales y vigilados por las tropas, junto a la farola donde turbas derechistas sacaron de su despacho en el palacio presidencial al presidente general Gualberto Villarroel -el que afirm¨®: "no soy enemigo de los ricos pero soy m¨¢s amigo de los pobres de Bolivia"- y en 1946 le colgaron cristianamente en un acto de democracia directa. Militantes de ambos bandos y fanfarria incluida, fueron dispersados, tras enlodazarse de insultos, por la polic¨ªa.
Vino en apoyo del presidente del Congreso boliviano, no hispanohablante, la gran bronca parlamentaria general establecida entre los congresuales de los distintos partidos que se olvidaron de si los votos de Paz Estenssoro estaban o no comprados y deb¨ªan ser p¨²blicos o nominales, y que comenzaron eficazmente a insultarse entre ellos. La ADN acus¨® al MNR a comprar los votos congresuales; el MNR acus¨® al general B¨¢nzer de haber mantenido campos de concentraci¨®n en Bolivia durante su dictadura - 1971-1978-; y el Partido Socialista-1, de simples y llanos asesinatos.
El MIR, al final del extra?o debate, emiti¨® un comunicado donde afirmaba que votar¨ªa por Paz Estenssoro pero que para nada se comprometer¨ªa con su futuro Gobierno. El MNRI del todav¨ªa presidente Siles Zuazo fue m¨¢s duro con Paz Estenssoro que con B¨¢nzer y ret¨® a este ¨²ltimo a demostrar sus acusaciones de que Siles se encuentra relacionado con el tr¨¢fico de drogas.
El reparto de improperios fue dur¨ªsimo y generalizado hasta que tom¨® la palabra el representante del partido indigenista Tupaj-Katari de Liberaci¨®n, quien, en un perfecto castellano, puso las cosas en su sitio: "Se trata de una discusi¨®n banal entre intereses pol¨ªticos y econ¨®micos ajenos a la gran mayor¨ªa del pueblo boliviano formado por indios puros ketchuas, aymaras y guar¨²nies.
Una invitaci¨®n al llanto
A la postre, el debate sem¨¢ntico sobre el escrutinio y sobre si ¨¦ste deb¨ªa ser p¨²blico o secreto qued¨® en nada, permaneciendo en el aire la acusaci¨®n banzerista de la compra de votos congresuales. El presidente del Congreso, no hispanohablante, orden¨® la votaci¨®n presidencial y un diputado -que no pudo ser identificado pero que sin duda era banzerista- exigi¨® la lectura previa del acta de la Junta Nacional Electoral.El texto del acta es una invitaci¨®n al llanto, plagada de exculpaciones, acusaciones al Gobierno por sus deficiencias, asunci¨®n de errores, imputaciones a la ley electoral y encendida defensa de que si el Gobierno hubiera aceptado la computaci¨®n estadounidense para la espurgaci¨®n del censo -ofrecida gratuitamente y rechazada por comprensible orgullo nacional- no habr¨ªan terminado votando en Bolivia los menores de edad.
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