La fama de Iberia se extiende

En la noche del 31 de julio al 1 de agosto fui testigo y v¨ªctima en Nairobi (Kenia) del salvaje overbooking que practica por sistema nuestra compa?¨ªa de (es un decir) bandera. Una veintena de pasajeros, con billetes confirmados y reconfirmados para el vuelo IB 978 Nairobi-Madrid, se quedaron en tierra o tuvieron que ser encajados en otros vuelos de compa?¨ªas m¨¢s serias, con rumbo a las m¨¢s diversas capitales europeas. La mayor¨ªa perdieron sus conexiones internacionales y, en el mejor de los casos, llegaron a Madrid, como m¨ªnimo, cinco horas despu¨¦s de lo previsto.Las protestas, desde luego, no sirvieron de nada. Ante las airadas razones de un ingl¨¦s que se lamentaba de que era la segunda vez en un par de meses que Iberia le hac¨ªa la misma jugada, la empleada de facturaci¨®n le dio una respuesta que merecer¨ªa quedar grabada en los anales de la impertinencia.: "Debe de ser usted un hombre de poca suerte". Hay que se?alar, de pasada, que Iberia, salt¨¢ndose la larga cola de pasajeros que esperaban, meti¨® en ese mismo vuelo a cuatro de sus empleados/as, que hab¨ªan decidido tomarse unas vacaciones en Kenia a costa del contribuyente. La curiosa excusa del representante de la compa?¨ªa fue que esas personas "no ocupaban lugar" porque viajaban en transport¨ªn. Habr¨ªa que ir pensando en suprimir el consabido L¨ªneas A¨¦reas de Espa?a y dejar el nombre de la compa?¨ªa reducido simplemente a Iberia, con todas sus connotaciones. Realmente, la utilizaci¨®n del nombre de Espa?a para esa clase de actuaciones nos hace por esos mundos un flaco servicio- Miguel S¨¢enz.