El fiscal del juicio de Buenos Aires asegura que las pruebas contra los miembros de las Juntas Militares "son abrumadoras"
El fiscal Julio C¨¦sar Strassera afirm¨® que pose¨ªa pruebas m¨¢s que suficientes para acreditar la responsabilidad penal de los miembros de las tres primeras Juntas Militares argentinas "en la organizaci¨®n de un accionar represivo ilegal utilizando la estructura del Estado". "La prueba testifical", dijo, "y la documental son abrumadoras".Terminan as¨ª 17 semanas de vista oral en el juicio contra los nueve ex comandantes en lag que se tom¨® declaraci¨®n a algo m¨¢s de 900 testigos de cargo cuyas declaraciones ocupan m¨¢s de 10.000 folios mecanografiados. La C¨¢mara Federal de Apelaciones -corte civil que juzga a los triunviros con el C¨®digo de Justicia Militar- decret¨® una suspensi¨®n hasta el pr¨®ximo 5 de septiembre y orden¨® a los encausados presentarse en esa fecha y asistir personalmente a la lectura de los alegatos del fiscal y la defensa. Entre el 5 y el 11 de septiembre, el fiscal Strassera deber¨¢ leer su informe y, tras una nueva suspensi¨®n, lo har¨¢n las defensas entre los d¨ªas 23 de septiembre y 10 de octubre.
No se duda de que los ex comandantes asistir¨¢n a la lectura de alegatos, dado que lo ordena expresamente el art¨ªculo 376 del C¨®digo de Justicia Militar argentino.
Las ¨²ltimas declaraciones testificales en la vista oral. estuvieron centradas en los sucesos ocurridos a partir del golpe militar de 1976 en el hospital Posadas, de la localidad bonaerense de Haedo. Un grupo paramilitar de tareas ocup¨® el hospital so pretexto de protegerlo de los habitantes de una villa m¨ªsera pr¨®xima que pod¨ªan ser tentados a efectuar robos. M¨¦dicos, enfermeras, auxiliares, camilleros identificados con ideas progresistas comenzaron a desaparecer en su mismo lugar de trabajo. El grupo de tareas hab¨ªa instalado un chupadero en el mismo hospital.
La enfermera Gladix Cuervo -m¨¢s de un a?o desaparecida- testific¨® entre sollozos c¨®mo la secuestraron en su puesto de trabajo: la tumbaron sobre una mesa, la desnudaron, le rompieron las costillas, le hundieron el estern¨®n y le prendieron fuego al vello del pubis. Luego la ataron y la encerraron en un armario hasta la segunda sesi¨®n de tortura. (Gladix necesit¨®, tras su liberaci¨®n, tres operaciones de cirug¨ªa pl¨¢stica.)
En sus posteriores tralados de una sesi¨®n de tormentos a otra pudo ver a los m¨¦dicos Jorge Roitgman y Jacqueline Romano, tirados por los suelos, desnudos y sangrantes -ambos contin¨²an desaparecidos-; en otra ocasi¨®n advirti¨® a Roitgman dando alaridos en un charco de orina y sangre y pregunt¨® a su carcelero: "?Qu¨¦ le hicieron?". "Le metieron un palo en el culo". Declar¨® tambi¨¦n Zulema Guina Chester sobre la desaparici¨®n de su padre. Fue secuestrado en su domicilio y a la semana de su desaparici¨®n la polic¨ªa entreg¨® a la familia un certificado de defunci¨®n; jam¨¢s han vuelto a ver al esposo y padre ni vivo ni muerto.
Zulema fue secuestrada junto al padre por algunos d¨ªas: "Me penetraron con un objeto que no puedo precisar y me golpearon con un palo que ten¨ªa otro palo en su extremo", se?al¨®. En aquellas fechas Zulema ten¨ªa 12 a?os de edad.
La sociedad argentina ha seguido estas 17 semanas de testimonios con un leve distanciamiento horrorizado. A medida que fue avanzando el espanto de las declaraciones, diarios y revistas, particularmente estas ¨²ltimas, redujeron el espacio dedicado al juicio, y la radio y la televisi¨®n dedicaron tiempos reducidos a la informaci¨®n de esta pesadilla.
Una editorial publica en fasc¨ªculos semanales coleccionables El diario del juicio, con las actas taquigr¨¢ficas de los testimonios de la vista oral.
Por una parte, se ha producido un fen¨®meno de saturaci¨®n ante tal c¨²mulo de atrocidades -cuando se relata c¨®mo a una detenida, Ilda Cardozo, le quemaron los pechos con soplete, una violaci¨®n termina siendo una nader¨ªa-, y por otra parte, ha funcionado unmecanismo autodefensivo, casi autista, de una sociedad que se siente culpable por su silencio y pasividad durante los a?os de la infamia.
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