Chico busca chica
De entre los nuevos valores del cine de EE UU, John Carpenter destaca por ser el menos malicioso. Se dir¨ªa que cree en las historias que cuenta y en el lenguaje que utiliza. Su cine no pide perd¨®n por ser ingenuo ni nos dirige gui?os de complicidad buscando satisfacer nuestra vanidad. Y eso lo logra siendo quien m¨¢s fielmente sigue a los grandes narradores del cine cl¨¢sico del Hollywood de los treinta o los cuarenta. Por ejemplo, en una pel¨ªcula como Starman, en la que los efectos especiales deber¨ªan ser protagonistas, Carpenter lo resuelve casi todo con iluminaci¨®n y movimientos de c¨¢mara, tal y como lo prueba el emblem¨¢tico final, contado con una sencillez sorprendente.Esta ingenuidad o buena conciencia no significa que Carpenter y sus guionistas no tengan en cuenta los precedentes, ilustres o no, a que nos remiten las situaciones. As¨ª, hay que recordar Ultim¨¢tum a la Tierra, pero tambi¨¦n One from the heart o Bambi, pero a¨²n m¨¢s ET. Y para esc¨¢ndalo de ultras, Starman se relaciona, aunque sea involuntariamente, con Je vous salue, Marie, y hay en ella referencias a Ford y a la voluntad de hacer cine de sentimientos que no sea sentimental, al mismo tiempo que se retorna un eficaz chiste de Splash.
Starman
Director: John Carpenter. Int¨¦rpretes: Jeff Bridges, Karen Alle, Charles Martin Sinith y Richard Jaenkel. Gui¨®n: Bruce Evans y Raynold Gideon. M¨²sica: Jack Nitzsche. Estadounidense, 1984. Cines Carlos III, Lope de Vega, Novedades, Vaguada, Aluche y Luchana.
Comedia y pel¨ªcula de ficci¨®n cient¨ªfica a la vez, Starman es una extra?a -por transparente- conjunci¨®n de aciertos y errores, de m¨¦ritos y limitaciones. Ese marciano interpretado por Bridges -designado candidato al Oscar- es tan profundamente bueno, tan humano, que es imposible no simpatizar con ¨¦l al mismo tiempo que se siente un poco de fastidio ante su bobaliconer¨ªa, acentuada por su gesticulaci¨®n sincopada. Aunque la sinceridad de Carpenter se agradece, su infantilismo tambi¨¦n le corta las alas. No basta con filmar excepcionalmente bien unos helic¨®pteros desplegados en formaci¨®n desde un picado que les convierte en insectos mort¨ªferos, ni en acertar a mostrar en el momento justo los grandes ojos azules de Karen Allen. El cine es eso, pero no s¨®lo eso.
La cl¨¢sica f¨®rmula del chico busca chica, chico pierde... aparece aqu¨ª modificada por el hecho de que ¨¦l es un extraterrestre. Eso s¨ª, su envoltura carnal es id¨¦ntica a la del fallecido esposo de Karen Allen -y su deambular por Estados Unidos ofrece los suficientes momentos de credibilidad como para que, una vez m¨¢s, acabemos por interesamos por las desventuras de los amantes.
Babelia
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