Francisco Javier Albarr¨¢n
Desde la sierra de Cazorla, en un centro de rehabilitaci¨®n para toxic¨®manos, asegura que no decepcionar¨¢ a los que conf¨ªan en ¨¦l
Francisco Javier Albarr¨¢n, el primer arrepentido de la hero¨ªna, se puso voluntariamente a disposici¨®n judicial el 17 de febrero pasado. Unos d¨ªas despu¨¦s ingresaba en la c¨¢rcel de Carabanchel por haber cometido dos atracos confesos, en los que emple¨® una pistola de gas y cuyos botines ascendieron a 16.000 y 100.000 pesetas. Albarr¨¢n, de 30 a?os de edad, casado y con dos hijos, pas¨® el s¨ªndrome de abstinencia en la misma c¨¢rcel. El d¨ªa 1 de agosto, despu¨¦s de una huelga de hambre durante nueve d¨ªas, sali¨® de Carabanchel. Hoy se encuentra en el centro de rehabilitaci¨®n Jos¨¦ Manuel Ledesma, en la sierra de Cazorla.
"Pap¨¢, te quiero mucho. Tengo ganas de que vengas a casa y este mu?eco que te he pintado se llama Minus". A Javier Albarr¨¢n se le saltaron las l¨¢grimas cuando el pasado 8 de julio recib¨ªa en una celda de Carabanchel una carta, de su hija de cuatro a?os, Ainhoa, escrita con la ayuda de su madre, en la que le felicitaba en su 30? cumplea?os.Todas las noches, antes de conciliar el sue?o, mira el dibujo de su hija Ainhoa. Cierra los ojos y piensa que nunca dar¨¢ marcha atr¨¢s. "Estoy deseando curarme", se?ala con rabia en sus palabras, "y ocupar un puesto en la socie dad. Me encuentro bien de ¨¢nimo; quiz¨¢ no todo lo bien que yo quisiera, pero lo importante es que observo que estoy en un estado psicol¨®gico ascendente y no descendente, como antes".
Hace seis meses que Javier no se inyecta. Sin embargo, a¨²n su cuerpo muestra las secuelas de la hero¨ªna: una extrema delgadez que le hizo llegar a pesar tan s¨®lo 56 kilos, con una estatura de 182 cent¨ªmetros.
Habla tranquila y relajadamente. Dice lo que piensa, despu¨¦s de pensar lo que dice. Y est¨¢ convencido de que va a salir del caballo para siempre. "En un principio tengo que ser ego¨ªsta. Primero debo desengancharme de la hero¨ªna, y si despu¨¦s esto eis un s¨ªmbolo para muchos que quieran seguir mi camino, pues mejor. En cualquier caso, estoy ahora mismo convencido de que no voy a decepcionar a todos aquellos que han confiado en m¨ª".
Como el resto de los 18 heroin¨®manos que en la actualidad permanecen en el centro para su rehabilitaci¨®n, Javier se levanta a las ocho de la ma?ana. Hace footing a orillas del Guadalquivir. A las 9.30 toma un desayuno ligero y poco despu¨¦s inicia lo que se denomina tareas ocupacionales
Antes de la comida efect¨²a su terapia con el psic¨®logo Manuel Alvarado, que adem¨¢s es el director t¨¦cnico del centro. Ya por la tarde, despu¨¦s de la siesta, deciden entre todos el lugar para realizar una peque?a excursi¨®n por los alrededores. Por la noche conversa con sus otros dos compa?eros de habitaci¨®n y escucha m¨²sica: rock, flamenco y Vivaldi.
La habitaci¨®n de Javier Albarr¨¢n est¨¢ repleta de posters (Bogart y Chaplin, entre otros), en su mayor¨ªa heredados de anteriores toxic¨®manos. Por su parte, s¨®lo ha colocado en la pared el dibujo de su hija Ainhoa y una pintada en la que se lee en ingl¨¦s: "Ayudadme".
Reconoce que es un privilegio ocupar una plaza en el Jos¨¦ Mar¨ªa Ledesma, un centro totalmente privado que no recibe subvenci¨®n alguna de la Administraci¨®n central o auton¨®mica. La estancia cuesta mensualmente 120.000 pesetas, cantidad que a Javier le financia el propio centro. "Estar aqu¨ª me ha servido hasta ahora para experimentar una paz que ha provocado un asentamiento de mis ideas, que se han hecho por supuesto, mucho m¨¢s firmes".
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