Un equ¨ªvoco
Goethe tiene un gran nombra en Espa?a, y no es de suponer que el Fausto que ofrece Ricard Salvat en el festival veraniego de Madrid lo vaya a destruir., aunque muchas personas- que entren en contacto por primera vez con el mito por medio de esta representaci¨®n pueden sufrir un choque cultural. (Para el recuerdo: un gran Fausto verdadero que dirigi¨® Cayetano Luca de Tena en el Espa?ol, con escenograf¨ªa de Burmann.)El Urfaust, escrito por Goethe hacia los 24 a?os de edad, es un grupo de escenas sueltas, unos fragmentos, en los que pesan el propio caos de Goethe -del que supo sacar, con el tiempo y la retenci¨®n, un cl¨¢sico-, un lenguaje rococ¨®, la leyenda deambulante por Europa del estudiante endiablado y un suceso cantado en coplas, el de una infanticida encarcelada y ajusticiada.
Fausto
Primeros fragmentos de Goethe, versi¨®n de Ricard Salvat. Int¨¦rpretes. Manuel de Blas, Francisco Jos¨¦ Basilio, Josep Madern, Juan Sala, Pep Comas, Gabriel Renom, Valter Cots, Isidor Barcelona, ?ngel Cerda?a, Francisco Jos¨¦ Basilio, Rosa Gav¨ªn, Luis Gavasa, Mar¨ªa Jos¨¦ Calvo, Mar¨ªa Jos¨¦ Basilio, Ram¨®n Pilaces. (Compa?¨ªa Adri¨¢ Gual, de Barcelona.) M¨²sica de Ana Bofill y L M. Merenguer. Figurines, Jordi Pala. Escenograf¨ªa, Ana Bofill. Direcci¨®n, Ricard Salvat.Templo de Debod. Madrid. 20 de agosto.
Sueltas y ca¨®ticas quedan esas escenas en esta versi¨®n, apenas incrementadas por algunos puntos de sutura; mal dichas, mal iluminadas, mal sonorizadas. Suben y bajan los protagonistas por una rampa que los arroja hacia el p¨²blico, en el que parecen rebotar para volver al escenario, donde hay una jaula sensiblemente igual a la que seemple¨® para La Orestiada y donde mozos de escena cambian de cuando en cuando polvorientos y feos muebles.
Mon¨®logo danzado
El primer mon¨®logo aparece sorprendentemente danzado y manoteado y canturreado por el actor Manuel de Blas, que ofr¨¦ce un viejo Fausto notablemente afeminado Tras ¨¦l, los otros actores parecen mejores, por contraste: ¨²nicamente en todos ellos se notan los mismos defectos de dicci¨®n, de prosodia; los viejos vicios teatrales de cortar los p¨¢rrafos sin cuidar de su sentido o enfatizar palabras que no tienen valor especial en el discurso, pero son muletillas de dicci¨®n.Juan Sala hace un Mefisto de fiesta de colegio, con los matices infantilizados. Y Rosa Gavin hace una Margarita desprovista de los misteriosos, dulces, sutiles, encan tos de la doncella m¨ªtica, lo que hace pensar, una vez m¨¢s en que el amor de los otros casi siempre resulta incomprensible. En general, en las escenas alegres y misteriosas -la taberna-, la alegr¨ªa es mortecina y el misterio no funciona; y en las grandiosas no hay grandiosidad.
Papel juvenil
Hay bastantes sospechas de que Goethe destruy¨® ¨¦l mismo aquel manuscrito juvenil, del que aprovech¨® algunas frases y alguna estructura de escenas para construir, en la vejez, su monumento.Goethe debi¨® de destruirlo consciente de su pobreza, quiz¨¢ inquieto de que alguien pudiera tener, como sucedi¨®, una copia. Hoy es muy interesante para los eruditos, como muestra de la evoluci¨®n del gran escritor. Ni siquiera en mejores condiciones esc¨¦nicas podr¨ªa alcanzar gran valor de representaci¨®n.
El p¨²blico aplaudi¨® a los actores al final de la representaci¨®n, y algunos tenues silbidos acogieron la presencia del director y adaptador, Ricard Salvat, entre ellos.
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