Cubillo
Hace algunos a?os, no muchos, de Antonio Cubillo se hablaba como si se tratara de aquel famoso Antonio P¨¦rez, urdidor de la leyenda negra contra Espa?a desde sus exilios europeos. Tan molesta era la radicafidad independentista del l¨ªder canario que los servicios secretos parieron una novela de aventuras seg¨²n la cu¨¢l el KGB apresaba a las Canarias entre sus garras y cualquiera que desde las islas o desde la pen¨ªnsula,levantara la voz sobre lo que all¨ª ocurr¨ªa, era sospechoso de estar al servicio de Andropov, en paz descanse. Hasta el hecho de que una revista peninsular publicara un art¨ªculo de Blanco Chivite, ex n¨²embro del FRAP, sobre manifestaciones estudiantiles canarias que hab¨ªan costado la vida a un manifestante, suscit¨® que radio macuto divulgara una supuesta vinculaci¨®n del director de la revista con la KGB.Era l¨®gico que en esas condiciohes de hipersensibilidad patri¨®tica se tramara aquel atentado incontrolado o paralelo, como ustedes quieran, que dej¨® a Cubillo en una silla de ruedas y al MPAIAC para el arrastre. Siete u ocho a?os despu¨¦s, Cubillo regresa a las Canarias en un momento en que los distintos naci¨®nalismos que conviven en el marco constitucional del Estado espa?ol pasan por situaciones diferenciadas, pero unidos por el car¨¢cter com¨²n que tienen de obra abierta. Se agudiza la sensibilidad nacionalista en Canarias bajo el supuesto agravio de una entrada en el Mercado Com¨²n que no tiene en cuenta, negro sobre blanco, todas las peculiaridades de la estructura econ¨®mica de las Islas. Pero nadie es lo suficientemente ingenuo para suponer que el Gobierno ha permitido el regreso de Cubillo sin haber calculado su capacidad actual de ponerse al frente de un independentismo pol¨ªtico. Sin duda el riesgo Cubillo, desde la perspectiva del Estado, est¨¢ calculado y el Gobierno quiere apuntarse el tanto de ense?ar dentro de la jaula constitucional a un dirigente del independentismo radical m¨¢s voluntarista. Sintom¨¢tico gesto en unos tiempos en que el hacha de guerra criptoindependentista vuelve a desenterrarse tanto en Euzkadi como en Catalu?a con fines de estricta disuasi¨®n mutua preelectoral.
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