La f¨¢brica de hacer dinero
Cada d¨ªa, en la calle de Jorge Juan, de Madrid, en un inmenso edificio que alberga en su interior complicadas combinaciones de pasillos, ascensores y despachos, 2.500 personas fabrican entre 6.000 y 7.000 millones de pesetas. De ese edificio salen las monedas y los billetes con que pagamos la entrada del cine, el bono para el autob¨²s o la factura del m¨¦dico. Es la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre, conocida popularmente como la Casa de la Moneda, puesta de actualidad recientemente por un presunto esc¨¢ndalo de comisiones ilegales al hacer las contratas.
Aqu¨ª se hacen billetes, monedas, cartones de bingo, sellos..., pero en esta f¨¢brica no s¨®lo se hace dinero, sino que tambi¨¦n se gana, aunque no lo suficiente como para que su director, C¨¦sar Ram¨ªrez, est¨¦ satisfecho con los resultados. Los beneficios del ejercicio de 1984 disminuyeron algo m¨¢s del 8% con respecto al a?o anterior. La facturaci¨®n del a?o pasado descendi¨® en unos 3.000 millones de pesetas, mientras que los beneficios netos fueron de 5.000 millones, frente a los 5.500 millones de pesetas obtenidos en 1983. Adem¨¢s, en junio de 1984, un juzgado de Madrid dict¨® un auto de procesamiento contra Francisco Balaguer y Guillero Piera, ex director y sub director de la Casa de la Moneda, acusados por haber cobrado comisiones ilegales a la hora de realizar las contratas de papel.La Casa de la Moneda, que a partir de 1942 se convirti¨® en fabricante exclusivo de todo aquello que tuviera un valor avalado por el Estado, es algo parecido a unos grandes almacenes donde se puede encontrar de todo. C¨¦sar Ram¨ªrez, recientemente nombrado director de la f¨¢brica, afirma que "la variedad de labores que realizamos nos convierte en una instituci¨®n ¨²nica en el mundo, pero esto no debe restar nos rentabilidad y convertirnos en una carga para el Estado". Los expertos opinan que la F¨¢brica s¨®lo comenzar¨¢ a reducir sus costes "hasta llegar a niveles razonables" cuando deje de frabricar algunos de los innumerables valores que hoy imprime, que van desde el dinero que todos llevamos en los bolsillos hasta en cargos de p¨®lizas del Ej¨¦rcito, pasando por la impresi¨®n de los Presupuestos Generales del Estado.
Dentro de la Casa de la Moneda se amontonan los pliegos de un papel especial, tra¨ªdo desde la f¨¢brica que la instituci¨®n tiene en Burgos. Este papel, de extra?a textura, tras pasar por varios talleres, se convertir¨¢ en coloridos billetes de 100, 1.000 o 5.000 pesetas. Sin embargo, da la impresi¨®n de que los operarios que trabajan con este dinero virgen no ven estos billetes como tales.
Aqu¨ª s¨®lo hablan de lo perfeccionado del sistema de impresi¨®n, la precisi¨®n y velocidad con que las rotativas incansablemente repiten las im¨¢genes de Rosal¨ªa de Castro o de Benito P¨¦rez Gald¨®s, de manera que para ellos estos codiciados papeles son como cromos de colores. Cuando un billete sale con alg¨²n error, se amontona como si fuera basura, sin ninguna contemplaci¨®n, y sobre todo con clara conciencia de inservible, aunque en la calle a m¨¢s de uno le gustar¨ªa poder sacarlo del bolsillo.
Esta f¨¢brica factura al a?o, como tal, unos 20.000 millones de pesetas, la mitad aproximadamente de lo que gasta en la compra de materias primas para poder producir, s¨®lo en el departamento dedicado a los billetes, una media de 800 a 900 millones de billetes anuales (aunque la producci¨®n se est¨¢ reduciendo y hoy en d¨ªa s¨®lo se emiten, 500 millones). Por las manos de un operario (de los 2.500 que tiene la f¨¢brica en su plantilla) pueden pasar en un solo d¨ªa de 1.000 a 2.000 millones de pesetas. C¨¦sar Ram¨ªrez aclara que "si a estas cifras le sumamos la producci¨®n de otros departamentos, como el de monedas y el de timbres se puede afirmar que al d¨ªa manejamos de 6.000 a 7.000 millones de pesetas. Y a veces hasta 10.000 millones".
Racionalizar la producci¨®n
Pero aunque estas cifras puedan parecer impresionantes, el director de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre no est¨¢ satisfecho con los resultados. "Uno de mis principales objetivos", dice, "es el de conseguir reducir los costes hasta llegar a niveles racionales para poder competir con otras empresas extranjeras en las ofertas del mercado internacional".La F¨¢brica Nacional de la Moneda y Timbre se divide en cinco departamentos: Timbre e Imprenta, Moneda, Documentos y Valores, Museo y la f¨¢brica de papel de seguridad, que est¨¢ en Burgos. En la secci¨®n de Timbre e Imprenta se dise?an e imprimen los billetes, adem¨¢s de publicar los documentos que encargan los ministerios, como los Presupuestos Generales del Estado.
En los talleres de Documentos y Valores se hacen desde los sellos (que se han dise?ado en la Escuela de Grabadores) hasta los impresos del pasaporte o los cartones del bingo (¨¦ste es quiz¨¢s el negocio m¨¢s rentable pues hoy se imprimen, porque lo demanda el mercado, unos 3.000 millones de cartones y el m¨¢s, barato se vende a 100 pesetas), adem¨¢s de los precintados de las bebidas alcoh¨®licas o los billetes de la Loter¨ªa Nacional, e incluso encargos del Ej¨¦rcito.
El departamento de Moneda fabrica unos dos millones de piezas diarias (900 millones al a?o), y adem¨¢s cuenta con un taller para fundir los metales que acu?an. La directora del museo, Reyes Or¨¢n, recuerda ahora que, seg¨²n le contaron, durante la guerra civil muchas iglesias, e incluso algunos particulares, acud¨ªan con todo aquello que tuvieran de metal precioso y hac¨ªan cola para venderlo a la Casa de la Moneda. Hoy la situaci¨®n es otra. Los metales se compran a diferentes proveedores. Y el cobre, por ejemplo, suele tener su origen en Chile, por ser el productor m¨¢s barato, mientras que algunas aleaciones de metal se compran, a multinacionales.
Tambi¨¦n se extrae metal de monedas fuera de circulaci¨®n, como la de 2,50, de la que el a?o pasado a¨²n se utilizaron monedas que llenaban cuatro camiones de gran tonelaje. Su contenido se fundi¨® para aprovechar la materia prima. Nada se desperdicia. Y acu?aciones que aqu¨ª ya no son rentables pueden utilizarse para otros pa¨ªses. La desaparecida moneda de 2,50 se aprovecha al m¨¢ximo, pues la F¨¢brica prepara monedas de encargo para M¨¦xico que llevan exactamente la composici¨®n de las nuestras de 2,50. A veces el metal es el que decide los cambios de moneda. La popular rubia tuvo que ser cambiada por otra con una aleaci¨®n diferente. La raz¨®n, en este caso, es que la moneda de una peseta costaba producirla 1,20 pesetas.
El coste de lo seguro
En un sitio donde circula tanto dinero las medidas de seguridad son extremas. Cada pliego de papel es controlado -se numera, se cuenta y se le sigue la pista por todos los talleres, donde cada jefe de secci¨®n ha de firmar un recibo, y s¨®lo cambia el pliego por otro recibo- desde que llega de la f¨¢brica de Burgos, donde se produce el papel de seguridad que los expertos llaman papel de aguas, hasta que finaliza el proceso de impresi¨®n. Seg¨²n Luis Gimeno, jefe de la secci¨®n de Dise?o y Grabado, "¨¦sta no es una manera de evitar riesgos, sino un m¨¦todo para que siempre haya una persona responsable de cada pliego". Las normas de seguridad se aplican en el interior del edificio, y de ah¨ª que las irregularidades en las contrataciones realizadas por los anteriores directivos de la Casa de la Moneda se hayan denunciado. Pero tambi¨¦n se cuidan de cara al exterior, de cara a la calle que es donde circular¨¢ el dinero.
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