Esp¨ªas
ACABA DE estallar en Bonn un nuevo caso de espionaje, m¨¢s grave de lo que en un principio se pensaba. Ha desaparecido primero la secretaria de un ministro, pero han sido tantos ya los casos de este g¨¦nero que dif¨ªcilmente pod¨ªa causar sorpresa; luego ha ocurrido lo propio con otra mujer, empleada de la Asociaci¨®n de Repatriados del Este, y con un mensajero de instituciones militares que conoc¨ªa un refugio antiat¨®mico, al parecer ultrasecreto. Pero lo que ha causado un verdadero esc¨¢ndalo es que Hans Joachim Tiedge, uno de los principales jefes del Departamento de Defensa de la Constituci¨®n, nombre oficial del servicio de contraespionaje, haya huido al Este pidiendo "asilo pol¨ªtico", seg¨²n la f¨®rmula utilizada con cierta sorna por las autoridades de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). Las explicaciones dadas por altos funcionarios del Ministerio del Interior sobre los rasgos personales de Tiegde son poco convincentes: se descubre a toro pasa do que era un borracho que no pod¨ªa ofrecer confianza; se especula sobre si ha sido reclutado por el espionaje oriental desde hace unos meses o si era un topo desde hace muchos a?os. Pero estas declaraciones parecen m¨¢s un reflejo del desconcierto l¨®gico que provocan siempre estas huidas que no el fruto de una investigaci¨®n seria, para la que no ha habido tiempo.
En todo caso, no parece que este ¨²ltimo caso de espionaje vaya a tener repercusiones pol¨ªticas trascendentales, como ocurri¨® en 1974, cuando el canciller social dem¨®crata Willy Brandt tuvo que dimitir al descubrirse que uno de sus colaboradores m¨¢s pr¨®ximo, Gunther Guillaume, era un esp¨ªa del Este. Aunque todav¨ªa es pronto para delimitar el alcance real de esta red de espionaje y cu¨¢l ha sido el da?o causado a la seguridad de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), puede afirmar se que supone de hecho el desmantelamiento de su contraespionaje. Las primeras declaraciones oficiales del Gobierno de Bonn califican de muy graves las posibles repercusiones del caso.
Conviene recordar que, seg¨²n fuentes especializadas, se calcula que existen unos 16.000 esp¨ªas en la RFA; es evidente que cuando se llega a esas cifras la palabra esp¨ªa cobra un significado diferente al usual. En los ¨²ltimos a?os, unas 170 personas han sido condenadas por espionaje, cifra muy alta si se compara con lo que ocurre en otros pa¨ªses, pero obviamente baja si se compara con la anterior. Precisamente la importancia del caso Tiedge hay que verla en relaci¨®n, sobre todo, con este mundo cerrado del espionaje: en sus casi 20 a?os de trabajo en el contraespionaje, con una eficacia que le permiti¨® llegar a un cargo de m¨¢xima direcci¨®n, ?cu¨¢ntos de los esp¨ªas que descubri¨® lo eran de verdad? ?Cu¨¢ntos eran falsos y su detenci¨®n sirv¨ªo para disimular a los verdaderos? Preguntas sin res puesta posible. En realidad, Le Carr¨¦ ya nos ha ense?ado en sus novelas que una misi¨®n esencial de los servicios de espionaje es descubrir qui¨¦nes, entre sus miembros, pertenecen al otro servicio, y meter en ese otro el m¨¢ximo de agentes propios, y con las colocaciones m¨¢s altas.
La situaci¨®n actual de Alemania es tan peculiar que resulta casi l¨®gico que ofrezca facilidades ¨®ptimas para que el espionaje se generalice. Se trata de dos partes de un mismo pueblo que se hallan separadas en dos Estados como consecuencia de la guerra. La comunidad de idioma, de costumbres, de historia y de cultura, el entremezclarse de las familias, todo facilita el traslado de una Alemania a otra. El problema de la aclimataci¨®n no existe. Pero lo que provoca esa concentraci¨®n de esp¨ªas en las dos Alemanias no es tanto la divisi¨®n en s¨ª como el car¨¢cter militar que tiene. La l¨ªnea que la divide es a la vez la l¨ªnea en la que se encuentran, y se enfrentan, los dos bloques militares de ¨¢mbito mundial, encabezados, respectivamente, por la URSS y EE UU. El coraz¨®n de Europa, terreno en otras ¨¦pocas de intercambios intensos entre el mundo latino, el mundo germano y el mundo eslavo, es hoy una zona en la que se concentran los armamentos, y su acompa?amiento l¨®gico, que es precisamente el espionaje.
En un eventual progreso hacia la distensi¨®n, ser¨ªa l¨®gico que las relaciones entre las dos Alemanias, precisamente por su car¨¢cter tan espec¨ªfico, constituyesen una contribuci¨®n particularmente eficaz para superar incomprensiones y elevar el nivel de la coexistencia entre el Este y el Oeste. En alg¨²n per¨ªodo de la historia de la posguerra empezaron a marchar las cosas por ese camino. A todas luces, no ocurre hoy lo mismo. El espionaje vuelve al primer plano.
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