Miles de horas dentro del espejismo cinematogr¨¢fico
M¨¢s de 1.300 periodistas, 24 filmes a concurso seleccionados de entre 312, la posibilidad de ver cada d¨ªa 15 t¨ªtulos distintos gracias a las cinco secciones de la Mostra.En 12 d¨ªas, miles de horas de proyecci¨®n cinematogr¨¢fica destinada a pasar tres o cuatro veces un mismo filme cuando hay m¨¢s de 200 presentes en Venecia.
Pases paralelos en Venecia-ciudad y en Mestre, numerosas cintas cuya duraci¨®n supera las cinco horas hasta alcanzar las nueve de Shoa, son cifras que contribuyen a difundir una sensaci¨®n de vitalidad y optimismo en el que la palabra crisis no tiene cabida si no es a trav¨¦s de consideraciones sobre la calidad real que comportan todas esas magnitudes.
Se trata de un espejismo. Si Venecia es una ciudad-isla, la suya es tambi¨¦n una propuesta de cineisla, un para¨ªso artificial destinado a hacernos creer que nada ha muerto, que las distintas maneras de difundir la imagen pueden coexistir pac¨ªficamente y sin que la tecnolog¨ªa determine est¨¦tica ni ideolog¨ªa alguna.
Descenso
En 1983 Italia produjo poco m¨¢s de 111 pel¨ªculas; un a?o despu¨¦s, la cifra se estanc¨® en 83, y ahora a¨²n se prev¨¦ otra disminuci¨®n que, en cualquier caso, es menos dr¨¢stica que la del ¨ªndice de frecuentaci¨®n.Si en la sociedad de las vacaciones pagadas y crecimiento del sector servicios, el cine veraniego ha ido cobrando una importancia considerable, en Italia el verano tampoco sirve para animar el afica¨ªdo panorama que ofrecen las carteleras.
Pocos t¨ªtulos, predominio de Big machines holliwodenses y gran n¨²mero de salas que cierran los meses de julio y agosto para ahorrarse sueldos suplementarios que no llega a cubrir el escas¨ªsimo p¨²bl¨ªco. El hecho mismo de que Fellini y su ¨²ltima pel¨ªcula, Ginger e Fred, y Ettore Scola y su Macaronni, hayan renunciado a Venecia es sintom¨¢tico.
El certamen sirve de plataforma de cara a un mercado internacional, pero es in¨²til arriesgarse si lo que se busca es el mercado local, porque el riesgo es grande.
Arruinar expectativas
Baste con recordar lo ocurrido, hace dos a?os, con la espl¨¦ndida E la nave va. La cr¨ªtica italiana maltrat¨® ¨¦l filme y contribuy¨® de manera decisiva a arruinar sus expectativas comerciales.Pero ahora, durante esos 12 d¨ªas especiales, el cine recupera su protagonismo en todos los medios de comunicaci¨®n.
De pronto, Carlo Lizzani o Stefania Sandrelli vuelven ser personajes populares, pr¨ªncipes de un reino fundado hace 90 a?os por los hermanos Lumi¨¦re y que encuentra en los festivales el mejor de los liftings posibles.
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