Ten¨ªa un gran futuro como figura del toreo
La Feria de San Isidro de 1983 fue definitiva para el futuro profesional de Yiyo; un futuro que, insospechadamente, habr¨ªa de tener un final tr¨¢gico en la corrida de Colmenar. Aqu¨¦l a?o no hab¨ªa sido anunciado,en la feria, con evidente injusticia, pues se trataba de un diestro prometedor, en su pujante juventud, que hab¨ªa confirmado la alternativa en la feria precedente, a los 17 a?os de edad. Roberto Dom¨ªnguez, que s¨ª estaba anunciado en la isidrada de 1983, sufri¨® un grave accidente de tr¨¢fico y la empresa llam¨® a Yiyo para sustituirle.Su irrupci¨®n en la feria result¨® arrolladora, tuvo un gran ¨¦xito, y se gan¨® otras dos sustituciones, en las que tambi¨¦n alcanz¨® triunfos de clamor. La exigente afici¨®n de Las Ventas le aclamaba "?torero, torero!" durante su emocionante faena a un toro de Garz¨®n. Numerosos jurados le proclamaron triunfador absoluto de la feria de Sari Isidro de 1983.
De aqu¨ª en adelante empez¨® a cumplirse la ilusi¨®n de Yiyo de verse inclu¨ªdo en las grandes ferias. En la de Pamplona de aquel a?o ratific¨® su categor¨ªa de figura, y lo mismo en la, valenciana de julio.
Temporada adelante sum¨® contratos, gan¨® trofeos y durante el invierno hizo la campa?a americana, tambi¨¦n con ¨¦xito notable. Asentaba Yiyo la t¨¦cnica que hab¨ªa aprendido en la Escuela de Tauromaquia de Madrid, de la que fue alumno, y dotado de valor y unas privilegiadas condiciones f¨ªsicas, se sent¨ªa sobrado de fuerza y recursos para ejercitar con poder¨ªo el arte de torear.
Estos importantes recursos que atesoraba le produjeron una extraordinaria facilidad, parad¨®jica mente excesiva, para realizar las suertes, que deriv¨® en cierto amaneramiento, y esto se not¨® en sus siguientes actuaciones. En la ¨²ltima feria de San Isidro cuaj¨® una gran faena a un toro bravo, que era irreprochable en su t¨¦cnica, pero faltaba el sentimiento que trasciende en quien siente en lo pro fundo el escalofr¨ªo de la creaci¨®n art¨ªstica.
Atravesaba Yiyo, con toda pro babilidad, esa temporal situaci¨®n de desequilibrio entre la t¨¦cnica y el arte, con ventaja para la primera, lo cual despejaba ampliamente su futuro y hac¨ªa, despertar la espe ranza de que el equilibrio se restablecer¨ªa y alcanzar¨ªa un oficio y una categor¨ªa profesional de superior nivel, acaso con posibilidades de convertirse en figura m¨¢xima deltoreo.
En cuanto a los frutos materiales de su esfuerzo y de su riesgo, es ahora, en la presente temporada, cuando Yiyo empezaba a encon trar una rentabilidad satisfactoria Los gastos de su formaci¨®n, lanzamiento y etapa novilleril, m¨¢s los habituales en cualquier jefe, de cuadrilla en activo -que son cuantiosos- absorb¨ªan la mayor parte de los honorarios. Hasta el momento, Yiyo ni siquiera hab¨ªa podido satisfacer la gran ilusi¨®n de su madre, un piso amplio, y la familia continuaba habitando la peque?a vivienda de la barriada de Canillejas.
Naturalmente Yiyo gozaba de la admiraci¨®n de esa barriada, pues su categor¨ªa de figura, refrendada por el n¨²mero de contratos y los resultados de sus actuaciones, era indiscutible. Tambi¨¦n constitu¨ªa el orgullo de la Escuela de Tauromaquia, de Madrid, donde aprendi¨® las reglas b¨¢sicas del arte de torear, pues hab¨ªa alcanzado la cima m¨¢s alta entre los alumnos que han pasado por dicho centro.
Jos¨¦ Cubero S¨¢nchez, Yiyo en los carteles, naci¨® en Burdeos el 16 de abril de 1964. La Escuela de Tauromaquia de Madrid prepar¨® sus primeras actuaciones de novillero. ?ngel Teruel le di¨® la alternativa en Burgos el 30 de junio de 1981, con toros de Joaqu¨ªn Buend¨ªa, en presencia de Jos¨¦ Mari Manzanares, y este mismo espada se la confirm¨® en Madrid el 27 de mayo de 1982, con toros de F¨¦lix Cameno, en presencia de Emilio Mu?oz.
Yiyo llevaba toreadas, en lo que va de temporada, medio centenar de corridas, y ocupaba el quinto lugar en el escalaf¨®n por el n¨²mero de actuaciones. Es el sexto torero que muere por herida de asta de toro desde que finaliz¨® la Guerra Civil. El anterior matador muerto por cornada fue Paquirri.
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