La met¨¢fora de Alicia Alonso

El Ballet Nacional de Cuba se despidi¨® de Madrid con un programa de lujo. Abri¨® Paquita, con nuevos dise?os de Salvador Fern¨¢ndez que reviven la pieza por su frescura. La versi¨®n cubana respeta casi ¨ªntegramente el original de Petipa, y Llorente fue ovacionado.Rara avis y Tarde en la fiesta, dos piezas de Alberto M¨¦ndez, un core¨®grafo que siempre asombra con sus trabajos llenos de inventiva, el primero por el uso ins¨®lito del coro masculino y el segundo con el poder evocador de su argumento y la riqueza de pasos para las cuatro bailarinas, que recuerdan al cl¨¢sico Grand pas de quatre. Aqu¨ª Marta Garc¨ªa estuvo brillante en el papel de Soledad, con una actuaci¨®n profunda y sentida.

Cerr¨® la noche con La diva, un homenaje a Mar¨ªa Callas tambi¨¦n ideado por M¨¦ndez, bajo el signo de la elegancia. ?ste es un ballet arriesgado: por primera vez Alonso en escena con zapatos de tac¨®n y luego descalza. Al comienzo de la representaci¨®n cunde un cierto desconcierto en el espectador, pues la bailarina aparece junto a un piano de cola como si fuera a cantar. Entonces las manos suplen a la voz y la conocida aria deja o¨ªrse en una versi¨®n instrumental. Despu¨¦s un gran lienzo blanco hace de cris¨¢lida de la que saldr¨¢ Alonso-Callas al comp¨¢s de Siempre libera degg'io, entreg¨¢ndose a una variaci¨®n festiva donde su peque?a bater¨ªa y su balance despu¨¦s de los piqu¨¦ fueron muestra elocuente de su baile actual. A continuaci¨®n el drama se cierra sobre el personaje y Alonso saca partido a sus facultades dram¨¢ticas. Con el cabello suelto y un leve traje rosa asistimos al ocaso de la cantante. Por fin, la muerte: un cuadro lleno de tensi¨®n donde la bailarina, sobre el piano, vuelve a usar sus brazos y su rostro. Una acertada evocaci¨®n de la trascendencia de la labor creativa: el arte esc¨¦nico no es ingrato con el tiempo siempre que deje escuela y seguidores. Una met¨¢fora aplicable tambi¨¦n al baile de Alicia Alonso y su total entrega a la danza.