El ritmo infernal del certamen
Cuando la Mostra se acerca ya al final, el ritmo de proyecciones de filmes a concurso aumenta. As¨ª, hasta ahora las candidatas al Le¨®n de Oro se suced¨ªan a un tranquilo ritmo de dos cintas por d¨ªa, de las cuales, de vez en cuando, una participaba sin ambici¨®n competitiva alguna; desde ayer los cronistas estamos obligados a un r¨¦gimen de tres pel¨ªculas diarias, a las que hay que sumar las correspondientes a la Semana de la Cr¨ªtica o a otras manifestaciones paralelas.Dust, El tango de la vida y La casa sin mesa en el comedor son producciones belga, sovi¨¦tica y japonesa, respectivamente; fueron ayer las protagonistas de este ritmo infernal. Dust, de Marion Hansel y protagonizada por una disciplinada y voluntariosa Jane Birkin, ha sido rodada en Espa?a, aunque la acci¨®n figura como que transcurre en Sur¨¢frica. Basada en una novela de J. M. Coetzee -In the heart of the country-, cuenta las dif¨ªciles relaciones entre una hija enamorada de un padre que no la presta atenci¨®n -Trevor Howard- y sus criados negros. Ella, Jane Birkin, es una solterona reprimida, en cuya mente se entremezclan los sue?os, el deseo y la realidad. La pel¨ªcula no pretende compartimentar cada uno de esos planos, sino que prefiere que el espectador participe de las dudas de la protagonista, que no logra imponerse como persona, asfixiada por las convenciones sociales y raciales que la impiden ser un individuo y la transforman en el gen¨¦rico mujer de raza blanca.
La sovi¨¦tica El tango de la vida, de Alberto Mkrtcian, es lo m¨¢s parecido que existe a una pel¨ªcula espa?ola con Mart¨ªnez Soria, pero rodada a mediados de los a?os cincuenta. Su inclusi¨®n en la Mostra s¨®lo puede justificarse desde un paternalismo antropol¨®gico que seleccione las pel¨ªculas no por sus m¨¦ritos art¨ªsticos sino por los datos que puede suministrar para un cursillo de soci¨®logos.
La japonesa Shokutaku no na ?e, es decir, La casa sin mesa en el comedor, es un estilizad¨ªsimo melodrarna pol¨ªtico-familiar, dirigido por Masak? Kobayashi. Su historia se basa en un hecho real -las acciones terroristas a principios de los setenta de un grupo llamado la Liga Roja- y centra su atenci¨®n en la repercusi¨®n de los actos del hijo terrorista sobre la familia. La moral japonesa quiere que cualquier iniquidad cometida por los hijos recaiga sobre el honor de los padres. ?ste, en un caso como el elegido por Kobayashi, que fue conocido por todos pues la detenci¨®n del grupo fue transa¨²tida en directo por televisi¨®n, adquiere una dimensi¨®n especial. El padre se niega a responsabilizarse de lo que pueda haber hecho un hijo mayor de edad y su gesto s¨®lo es comprendido por el hijo encarcelado. Se trata de acabar con la moral patriarcal, y eso, parad¨®jicamente, s¨®lo se puede lograr atrav¨¦s de la iniciativa del progenitor, que al comprender el sentido de la rebeli¨®n infantil procura alejarse del muchacho encarcelado para que sus gestos no se presten a malas interpretaciones. La frialdad expositiva de Kobayashi se adapta bien a lo que tiene entre manos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.