El Museo de Arte Moderno de Nueva York celebra los 50 a?os de Bugs Bunny
Una exposici¨®n acoge a los personajes animados de la Warner Bros
Los dibujantes de la Warner siguen atrayendo p¨²blico de todas las edades despu¨¦s de 50 a?os. Las impresionantes galer¨ªas y el auditorio del Museo de Arte Moderno (MOMA) de la ciudad de Nueva York se convertir¨¢n la semana pr¨®xima en un jard¨ªn de infancia. Un cerdo tartamudo, un alica¨ªdo pato negro, un astuto coyote, una amorosa mofeta, un gato tripudo, un diminuto p¨¢jaro amarillo y, sin duda alguna, el conejo m¨¢s descarado del mundo invadir¨¢n el MOMA durante cuatro meses para homenajear a la secci¨®n de dibujos animados de la Warner Bros, que este a?o celebra su 50? aniversario.
Pero eso no es todo. Porky (Porky Pig), Daffy (Daffy Duck), Coyote (Willie F. Coyote), Pepe Le Pew, Sylvester J., Gatito (Pussycat), Tweety Pie, Bugs Bunny y el resto de los componentes de la alegre compa?¨ªa estar¨¢n presentes en nueve casetes de una hora que se publicar¨¢n el mes pr¨®ximo por la Warner Home Video, y esta temporada, la CBS lanzar¨¢ un programa especial. A fin de cuentas, una cumplida apolog¨ªa de algunos de los m¨¢s grandes artistas y animadores art¨ªsticos de los ¨²ltimos 50 a?os.En Rabbit seasoning (Pato ali?ado) (1952), Daffy y Bugs intentan convencer, cada uno por su cuenta, que quien pertenece a una especie no protegida es el otro. En medio de la disputa, Daffy tiene una confusi¨®n de pronombres y le dice a Elmer: "Te exijo que me dispares inmediatamente". Daffy se vuelve a Bugs, le ense?a la lengua burl¨®n y recibe los dos cartuchos de la escopeta de Elmer. La astucia de Bugs, la credulidad de Elmer, el indomable ego de Daffy y el arte c¨®mico del director Chuck Jones quedan expuestos en 20 segundos.
Pel¨ªculas relajadas
No todas las pel¨ªculas de la Warner tienen tanto explosivo y plumas volando. Algunas son relajadas, suaves y tienen la confortadora moraleja de las tradicionales pel¨ªculas de Disney. Feed the kitty (Da de comer al gatito) (1952), el apogeo de la carrera de Jones, es una f¨¢bula sobre un bulldog que de pronto siente un loco amor maternal por un delicioso gatito.Pero incluso en el normalmente violento mundo de la Warner el genio es la base de toda la comedia. Cada gesto de cejas hace que la casi inhumana sangre fr¨ªa de Bugs se vuelva cada. vez m¨¢s atractiva. Cada microsegundo de exasperante acci¨®n resalta la situaci¨®n de Daffy como el perdedor de Hollywood. Cada s¨ªlaba balbucida por Sylvester o el horrendo franc¨¦s de Pepe Le Pew incrementa la capacidad del p¨²blico de creer que esas criaturas no s¨®lo son personalidades, sino excelentes actores de cine.
Un personaje burl¨®n
Bugs, incluso vestido de harapos es Cagney y Groucho; Pepe Le Pew es Charles Boyer con un atractivo sexual negativo. Y Daffy es siempre cada uno de los personajes -bueno, es decir, cada uno de los patos- en los peores momentos de su vida. Es tambi¨¦n el m¨¢s sutil de los burlones del cine.Despu¨¦s de aproximadamente una hora en su compa?¨ªa se necesita un gran esfuerzo mental para recordar que esas estrellas nacieron y fueron moldeadas en las activas mentes de un grupo de j¨®venes dibujantes hace 40 o 50 a?os. De entre los seis grandes directores de la Warner -Jones, Isadore (Friz) Frelend, Robert McKirnson, Bob Clampett, Fred (Tex) Avery y Frank Tastilin-, los tres primeros recorrieron casi toda la vida del departamento, desde principios o mediados de los a?os treinta hasta que se clausur¨® el departamento, en 1963. "El secreto es que hac¨ªamos pel¨ªculas para los mayores", dijo Michael Maltese, el guionista de Jones, en una entrevista en 1971. De esa forma pod¨ªan comportarse "casi como ni?os".
A finales de a?o, los visitantes del MOMA y los compradores de casetes habr¨¢n comprendido lo que el cr¨ªtico Manny Farber comprendi¨® sobre las pel¨ªculas de dibujos de la Warner en 1943: "Que las buenas son obras maestras y que las malas no son tan malas". Ser¨ªa agradable que pel¨ªculas tales como Porky en elpa¨ªs de los chiflados (Clamrett), Bugs y el mundo del teatro (Freleng), o Ladrones de patos en el siglo XXIV (Jones), pudieran entrar dentro de las normas de la Academia.
Pero, pensando las cosas, tambi¨¦n podr¨ªa o¨ªrse refunfu?ar a Daffy: "?Qu¨¦ es todo este l¨ªo?". Quiz¨¢ sea mejor que los personajes de la Warner lleven sus laureles humildemente, o que incluso se les caigan, mientras sus cabriolas sigqpn proporcionando un placer inocente durante otro milenio o m¨¢s a los ni?os. El resto de nosotros podemos estremecemos de malicia con los dibujos de la Warner y re¨ªr hist¨¦ricamente mientras vamos de visita al museo.
? Time Inc.
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