Gorbachov y los impuestos aguardan a Reagan
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha regresado de sus vacaciones recuperado y como si recientemente no hubiese sido sometido a una operaci¨®n en que se le extirp¨® un c¨¢ncer de colon, aunque en los pr¨®ximos d¨ªas debe someterse a chequeos en el hospital naval de Bethesda. Sin embargo, tiene que definir antes de fin de a?o el rumbo de su segundo mandato y tendr¨¢ que enfrentarse con los problemas que le esperan en Washington, sobre todo en el Congreso. Los d¨ªas 19 y 20 de noviembre se reunir¨¢ en Ginebra con el l¨ªder sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov. Como bandera pol¨ªtica para este oto?o ha escogido una pol¨¦mica reforma fiscal.
Ronald Reagan ha regresado a Washington recuperado tras las vacaciones y como si no hubiera sufrido una importante operaci¨®n para extirparle un c¨¢ncer de colon s¨®lo hace seis semanas. Vuelve a ser el gran comunicador decidido a jugar la carta populista, como demostr¨® el lunes, cuando, en mangas de camisa, afirm¨®: "Estoy dispuesto a volver a luchar" contra los grandes intereses econ¨®micos en defensa de la amplia clase med¨ªa norteamericana. El presidente, un republicano, eligi¨® para su regreso pol¨ªtico el pueblo de Independence (Missouri), la patria chica de Harry Truman, insistiendo, como suele hacer con Franklin Roosevelt o incluso con John Kenneddy, en su utilizaci¨®n de presidentes s¨ªmbolos de los dem¨®cratas.Esta ret¨®rica no oculta la necesidad que tiene Reagan de definir antes de fin de a?o el rumbo de su segundo mandato, lo que no ha logrado a¨²n tras unos meses iniciales de titubeos y a pesar de su hist¨®rica victoria electoral de 1984. El presidente necesitar¨¢ algo m¨¢s que optimismo para enfrentarse a los problemas que le esperan acumulados en la capital federal, donde un Congreso cada vez m¨¢s independiente est¨¢ dispuesto a enfrentarsele en las cuestiones comerciales y presupuestarias. El Congreso est¨¢ decidido a votar medidas proteccionistas para defender a la industria norteamericana de la competencia extranjera. Pero el presidente ya ha advertido, con su negativa a proteger con cuotas a la industria del calzado, que defender¨¢ el libre comercio y se opondr¨¢ al proteccionismo.
A las batallas en el Congreso sobre pol¨ªtica interna se suma la crisis de Sur¨¢frica, donde Reagan mantiene -con su pol¨ªtica de compromiso constructivo- un rumbo de colisi¨®n con el Parlamento, y una dificil reuni¨®n cumbre con el l¨ªder sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov, en noviembre. Es posible que Reagan tenga que vetar la semana pr¨®xima una ley de sanciones econ¨®micas contra Sur¨¢frica que aprobar¨¢ el Senado (la C¨¢mara de Representantes ya lo hizo antes del verano) y a la que se opone la Administraci¨®n. Las recientes declaraciones del m¨¢ximo dirigente del Kremlin muestran que la cumbre no va a ser s¨®lo una buena oportunidad para las relaciones p¨²blicas. El encuentro de Ginebra ha sido calificado por el consejero de Seguridad Nacional, Robert McFarlane, de "oportunidad ¨²nica" para que las dos superpotencias lleguen a un acuerdo antes de desplegar los nuevos sistemas de armas nucleares que tienen preparados.
Por ¨²ltimo, est¨¢n los problemas relacionados con su salud. El presidente norteamericano ya no podr¨¢ olvidar que vive bajo una amenaza de reproducci¨®n de su c¨¢ncer. Pr¨®ximamente se someter¨¢ en el hospital naval de Bethesda a un nuevo chequeo por rayos X para comprobar que la enfermedad no se ha trasladado a otra parte de su cuerpo. Tiene 74 a?os y su aspecto tras las vacaciones es saludable, aunque ha perdido algo de peso. De ahora en adelante los norteamericanos deber¨¢n habituarse a ver a su l¨ªder entrando en el hospital cada seis meses para someterse a detallados ex¨¢menes m¨¦dicos.
'Per¨ªodo cr¨ªtico'
Este panorama explica que la Casa Blanca haya calificado este oto?o de per¨ªodo critico. "Puede ser una ¨¦poca potencialmente desastrosa", asegur¨® otro portavoz presidencial a The Wall Street Journal. Para la mayor¨ªa de los analistas, la actuaci¨®n de Reagan en los pr¨®ximos meses determinar¨¢ el futuro de su segundo mandato e incluso de su presidencia. El pr¨®ximo a?o. es electoral, con importantes comicios para el Senado, donde los republicanos pueden perder su fr¨¢gil mayor¨ªa actual. Esto significar¨ªa la impotencia legislativa para la Casa Blanca en lo que le queda a Reagan de presidencia.El presidente lo sabe y ha adoptado, una actitud beligerante. "Si Dios, lo quiere, me quedan tres a?os y cuatro meses, y como no tengo que preocuparme por volver a ser reelegido", afirm¨® en su discurso de Independence, "no necesito tener en cuenta. consideraciones pol¨ªticas para tomar mis decisiones". Reagan ha elegido como bandera pol¨ªtica de este oto?o su reforma fiscal, que ha calificado de revolucionaria. Los grandes intereses y grupos de presi¨®n trabajan decididamente para desactivarla, agu¨¢ndola y presionando a los legisladores, escasamente convencidos de su bondad. Para el presidente, se trata de simplificar y reducir la presi¨®n fiscal y hacer pagar, por primera vez, a los m¨¢s ricos, que hasta ahora consegu¨ªan llegar a no pagar nada o muy poco, utilizando una gompleja serie de agujeros legales.
Reagan utilizar¨¢ un d¨ªa de cada semana para viajar por el pa¨ªs y predicar su buena nueva fiscal en las plazas y calles de Am¨¦rica. Comenz¨® por Independence y contin¨²a por Carolina del Norte. "Creemos que el pueblo responder¨¢", ha comentado el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. Los estrategas confian en poder capitalizar la enorme popularidad de Reagan para conseguir los objetivos pol¨ªticos de la Administraci¨®n.
Por primera vez desde 1981 comienzan a aparecer dudas sobre la capacidad pol¨ªtica del nuevo equipo que rodea al presidente, dirigido por el ex financiero de Wall Street, Donald Regan. Se le compara negativamente con el staff anterior y se teme que no tenga la capac¨ªdad necesaria para lograr un consenso con el Congreso.
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