El Fondo Nacional de Cooperaci¨®n Municipal, ?un pozo sin fondo?
Los miles de responsables municipales de toda Espa?a se han visto sorprendidos por el inevitable sobresalto del verano. Este a?o no por esperado menos sorpresivo. Seg¨²n se desprende de todas las informaciones, el nuevo ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Carlos Solchaga, piensa llevar las conocidas teor¨ªas del equipo Boyer a sus ¨²ltimas consecuencias: el Fondo Nacional de Cooperaci¨®n Municipal no s¨®lo crecer¨¢ poco como en a?os anteriores sino que no crecer¨¢ como una de las tablas de salvaci¨®n para contener un d¨¦ficit billonario. Ante esta amenaza -que no otro nombre merece-, los alcaldes y concejales de toda Espa?a pod¨ªan permanecer silenciosos. Un a?o m¨¢s, como una aut¨¦ntica serpiente de verano, vamos a reiterar argumentos y puntos de vista para intentar convencer a quien sea del grave error pol¨ªtico que se est¨¢ cometiendo. Vamos a intentarlo con un a?o m¨¢s a cuestas -un a?o m¨¢s viejos- y con considerables dosis adicionales de escepticismo. Lo confieso de entrada. La vieja contundente combatividad va dejando paso a un esc¨¦ptico cansancio y temo que esto no es un buen presagio.Todos los indicios apuntan a dos argumentos claves para la reducci¨®n a cero del crecimiento del Fondo para 1986: un error conceptual y una presunci¨®n de mala gesti¨®n.
1. Un error conceptual
Error del programa electoral del PSOE, que en sus apartados de pol¨ªtica municipal apuntaba a un crecimiento del Fondo hasta el 12% de los Presupuestos Generales del Estado. Planteado en estos t¨¦rminos, es indiscutible que, m¨¢s que un error, esta propuesta era una ingenuidad primeriza. El crecimiento de los Presupuestos Generales del Estado y el correspondiente crecimiento del d¨¦ficit podr¨ªan conducirnos, de mantenerse el porcentaje propuesto, a una aportaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado a los municipios no s¨®lo suficiente sino incluso sobrada y excesiva. Hasta aqu¨ª, de acuerdo; la magia de los n¨²meros radica en su relatividad. Pero a los municipios lo que de verdad les importa es la cantidad final a percibir y la garant¨ªa de que esta cantidad ser¨¢ suficiente para cumplir unos objetivos y fines fijados con bastante claridad tanto por la Constituci¨®n como por la ley de Bases de R¨¦gimen Local. El fondo de la cuesti¨®n no es, pues, un tema de porcentajes.
Se trata de fijar, y este es un debate que se elude sistem¨¢ticamente, cu¨¢l es la aportaci¨®n de los municipios a la satisfacci¨®n de las necesidades ciudadanas y en que medida esta aportaci¨®n debe sufragarse con una aportaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado, que se nutren de la parte m¨¢s sustancial del "sacrificio fiscal" a que se ven sometidos los ciudadanos espa?oles. Midamos con precisi¨®n el papel de los municipios, fijemos con generosidad una cantidad en cifras absolutas e increment¨¦mosla anualmente en la misma proporci¨®n en que crezcan los Presupuestos Generales del Estado. Ni el argumento de la construcci¨®n de un Estado fuerte y moderno sirve para justificar un recorte a los municipios. La argumentaci¨®n adolece de un defecto serio: no es posible la modernidad pretendida si no se atribuye a los municipios un papel importante.
Volvamos por un momento al "error conceptual" del programa del PSOE. Una cosa es no alcanzar el techo programado del 12% y otra muy distinta iniciar una ca¨ªda en picado que nos puede llevar en a?os pr¨®ximos con gran facilidad al 5%. Rebajar el porcentaje si crece la cuant¨ªa absoluta de la participaci¨®n puede ser leg¨ªtimo. Rebajarlo sin incremento alguno es poco menos que atenazar y amordazar a los municipios. Error por error, este ¨²ltimo ser¨ªa de mayor calibre.
2. Una presunta mala gesti¨®n
En alguna ocasi¨®n ha traslucido la especie que los municipios gestionaban mal, depuraban poco su econom¨ªa y que en el fondo iban sobrados de recursos. A esta especie difundida con cierta timidez desde c¨ªrculos oficiales se a?adi¨® m¨¢s tarde una referencia mucho m¨¢s expl¨ªcita al efecto de bloqueo del crecimiento econ¨®mico producido por una excesiva rigidez de la pol¨ªtica municipal en materia urban¨ªstica. Este ¨²ltimo aspecto ha te?ido, a mi modo de ver, pocas reacciones a pesar de contener una carga de profundidad dirigida a la esencia misma de la pol¨ªtica municipal progresista. La cuesti¨®n es esta: ?sacrificamos a favor de un crecimiento coyuntural el rigor de nuestros planteamientos que son garant¨ªa de futuro? En otras palabras: ?exprimirnos ya la gallina de los huevos de oro o la preparamos para que sus rendimientos crezcan sin parar? Desde una ¨®ptica socialista y municipal, no hay duda sobre la elecci¨®n. La "larga duraci¨®n" se impone a los correctivos coyunturales. Por razones econ¨®micas, pero tambi¨¦n por razones pol¨ªticas. Porque, ?qui¨¦n no reconoci¨® en las recriminaciones a la tramitaci¨®n urban¨ªstica de los municipios los mejores argumentos de su propia oposici¨®n municipal? Es posible aducir casos de mala gesti¨®n, pero en ning¨²n caso tienen valor de generalidad. Ocurre lo mismo con la presunta abundancia de recursos. Es posible encontrar casos de municipios poco endeudados o sobrados de recursos. Pero una cosa es que un municipio goce de una hacienda saneada y otra muy distinta que la ciudad de este municipio goce en su conjunto de buena salud. As¨ª de claro: el d¨¦ficit de los municipios no se mide por sus recursos, sino por los d¨¦ficit acumulados de la ciudad que se gobierna. Si la memoria no me falla, uno de los paradigmas de la abundancia de recursos era una ciudad del Levante espa?ol que, iron¨ªas de la vida, se ha quedado sin ning¨²n centro hospitalario en funcionamiento.
La generalizaci¨®n v¨¢lida ser¨ªa muy otra. A pesar de multitud de casos conflictivos, los municipios espa?oles han generado ocupaci¨®n, han dinamizado la inversi¨®n p¨²blica, han frenado los desmanes especulativos, han contenido los d¨¦ficit de infraestructura y se disponen a luchar diariamente por una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Desde nuestra ¨®ptica resulta claro que los dos principales argumentos esgrimidos para avalar el recorte no resisten el an¨¢lisis m¨¢s elemental, y que nada justifica la contundencia de la medida propuesta por los responsables de Econom¨ªa y Hacienda.
Desde el ¨¢mbito municipal queda un problema pendiente y que hay que reconocer: el d¨¦ficit p¨²blico.
Desde la llegada de la democracia a los municipios se han sucedido diversos intentos de sanear las haciendas locales. Presupuestos generales de liquidaci¨®n de deudas en dos ocasiones y la aplicaci¨®n de la ley de Saneamiento de las Haciendas Locales. Aunque en todos los casos sela tratado de operaciones parciales, es indiscutible que ya no tienen ning¨²n fundamento las pretensiones de algunos sectores de emprender una nueva operaci¨®n de saneamiento. Hoy por hoy, la mayor¨ªa de los municipios espa?oles gozan de una hacienda precaria, pero equilibrada, y s¨®lo en casos muy puntuales se mantiene d¨¦ficit de envergadura. La soluci¨®n no es ya ninguna operaci¨®n de saneamiento, sino la adopci¨®n de medidas estables que permitan a los municipios bajo su responsabilidad cerrar con equilibrio sus ejercicios presupuestarios y frenar sus d¨¦ficit. Volvemos tambi¨¦n aqu¨ª a la gran cuesti¨®n de fondo: fijemos el papel que ejercen los municipios en la prestaci¨®n de servicios, valor¨¦moslo adecuadamente y creemos un. marco de financiaci¨®n estable que reconozca esta aportaci¨®n y resuelva los problemas cr¨®nicos. El Fondo, por una parte, y la ley de Financiaci¨®n, por otra, son los caminos adecuados. En uno y otro caso conviene generosidad y amplitud de miras para conseguir con una aportaci¨®n sustanciosa del Fondo evitar la duplicidad y la asfixia fiscal de los ciudadanos. La autonom¨ªa fiscal de los municipios no debe servir para satisfacer las necesidades elementales iguales para todos, sino que debe servir para graduar las opciones cualitativas y prioridades sectoriales que desde su autonom¨ªa fije cada municipio y que es en definitiva lo que le diferencia del municipio vecino.
Otro error conceptual
Pero si en su d¨ªa se cometi¨® el error conceptual de fijar en un 12% el horizonte del crecimiento del Fondo para el cuatrienio 1982-1986, ahora se incurre en otro error fundamental cuando se pretende utilizar el frenazo municipal como un instrumento de contenci¨®n del d¨¦ficit.
Esta ardua tarea que todos comprendemos y apoyamos es harina de otro costal. No se pueden colocar en un mismo saco las causas m¨¢s evidentes del d¨¦ficit y la aportaci¨®n a los municipios. En definitiva, el Estado tiene en sus presupuestos la libertad y el margen para presentar un d¨¦ficit -razonable o no- que no nos est¨¢ permitido a los Ayuntamientos. Una vez m¨¢s se trata de clarificar conceptos y de asumir el papel de los municipios como una parte del Estado con un coste calculable y una participaci¨®n tambi¨¦n medible en el d¨¦ficit general. Hoy por hoy, la cuant¨ªa del Fondo Nacional de Cooperaci¨®n Municipal es irrisoria frente al d¨¦ficit de los Presupuestos Generales del Estado.
Ser¨ªamos imprudentemente insensatos si reivindic¨¢ramos un crecimiento galopante de nuestra participaci¨®n en los Presupuestos Generales del Estado. Reconocemos el error conceptual de intentar fijar porcentajes. Rechazamos la presunci¨®n de mala gesti¨®n y la pretensi¨®n de ser considerados como una de las fuentes del d¨¦ficit p¨²blico o uno de los caminos para contenerlo. No queremos que el Fondo Nacional de Cooperaci¨®n Municipal se convierta en un pozo sin fondo.
Pero no aceptamos que se pretenda que sacrifiquemos servicios a causa de un d¨¦ficit del que s¨®lo somos responsables en una ¨ªnfima parte. Somos solidarios con el d¨¦ficit, pero no queremos ser engullidos por ¨¦l. El coste pol¨ªtico de este error conceptual ser¨ªa incalculable.
Porque para terminar, y aunque alguien pueda catalogarlo -ya estamos acostumbrados- como una memez demag¨®gica: ?qu¨¦ har¨ªamos ahora todos los alcaldes de Espa?a con el mismo d¨¦ficit, con los mismos recortes propuestos, pero con un Gobierno distinto?
No creo que haga falta esperar, como El hermano lobo, al a?o que viene para hallar respuesta.
La respuesta est¨¢ en las manos de un Gobierno que tiene el m¨¢s alto contenido municipalista de todos los tiempos. Ellos saben -nuestro Gobierno sabe- que no puede conseguirse la modernizaci¨®n del Estado a costa de los municipios, sino con su directa y constante colaboraci¨®n.
es presidente de la Federaci¨®n de Municipios de Catalu?a y alcalde de Gerona.
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