Habituados a la muerte, los heroin¨®manos no temen al SIDA
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"No se imaginan que puedan contraerlo. No les preocupa demasiado hasta que les dices que han dado positivo en la prueba. Antes jam¨¢s pensaron que pudieran contraerlo". Estas palabras de la doctora Carmen Garc¨ªa, del centro de tratamiento de toxic¨®manos de la Cruz Roja en Madrid, simbolizan bien la actitud mental de un heroin¨®mano cuando se le habla del SIDA. No deja de ser l¨®gico. Un yonqui se ha acostumbrado a codearse con la muerte, se ha habituado a ella. Sabe que en cualquier momento puede acabar con ¨¦l la sobredosis, una adulteraci¨®n de la papelina diaria, un arma en el atraco a una farmacia o a un banco.
Muchos han visto morir a un amigo y casi todos han padecido alg¨²n tipo de infecci¨®n, en especial la hepatitis. El SIDA les queda lejano, no les angustia, "piensan que es un riesgo m¨¢s de los que conlleva consumir hero¨ªna, por lo que no le dan mayor importancia", afirma la doctora Garc¨ªa. Y si hay preocupaci¨®n en algunos es s¨®lo porque el s¨ªndrome mata m¨¢s r¨¢pido que el caballo.Esta lejan¨ªa se traduce en una absoluta falta de informaci¨®n sobre el s¨ªndrome. "En los dos ¨²ltimos meses con el auge del SIDA en la prensa, est¨¢n m¨¢s informados. Pero todav¨ªa en el pasado mes de julio los hab¨ªa que preguntaban ?¨¦sto qu¨¦ es? cuando se les dec¨ªa que hab¨ªan dado positivo en el test", dice la doctora Garc¨ªa. Otros conocen mejor los s¨ªntomas de la enfermedad, "pero te dicen: no va conmigo, eso es cosa de maricas".
"Los chicos nunca han hablado del SIDA. S¨®lo en los ¨²ltimos d¨ªas alguno que otro ha demostrado cierta curiosidad por saber c¨®mo pod¨ªan enterarse si lo ten¨ªan o no". Los chicos son los heroin¨®manos de Tetu¨¢n o de la U.V.A. de Hortaleza con los que Tato habla casi todos los d¨ªas. Tato hace trabajo social de base, continuamente trata con delincuentes juveniles, yonquis muchos de ellos. "No, los chicos no tienen angustia, aunque procuran saber con quien se pican".
Pero los chicos, como dice Tato, son un grupo con un riesgo de contagio del s¨ªndrome muy alto. La mayor¨ªa de los heroin¨®manos son inmunodeprimidos al haber padecido otras infecciones anteriores y est¨¢n muy expuestos a coger cualquier infecci¨®n. Problema que se agrava por las nulas condiciones de asepsia e higiene en que casi todos ellos se chutan.
M¨¢s de un 60%
El riesgo citado tiene prueba palpable en el hecho de que nunca bajan del 60% los porcentajes de presencia del virus del SIDA entre grupos de heroin¨®manos, seg¨²n los test de detecci¨®n realizados por varios centros sanitarios de Espa?a y confirmados por el Centro Nacional de Microbiolog¨ªa, Virolog¨ªa e Inmunolog¨ªa Sanitarias de Majadahonda (Madrid). As¨ª, bastantes doctores piensan que ser¨¢ alto el n¨²mero de heroin¨®manos espa?oles que padecer¨¢n el SIDA.
Al Centro de tratamiento de la Cruz Roja, al que acuden heroin¨®manos de todo el territorio de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, "no vienen pidiendo que se les haga espec¨ªficamente un test para saber si est¨¢n contagiados, sino que el test se les hace junto con otras pruebas. Acuden por problemas infecciosos habituales o, m¨¢s normalmente, pidiendo tratamiento de deshabituaci¨®n", seg¨²n la doctora Garc¨ªa. "Al decirles que son positivos se asustan bastante, sobre todo por la posibilidad de contagiar a sus m¨¢s allegados", a?ade, "pero, con todo, continuan sus costumbres normales".
Gran experiencia en yonquis tiene tambi¨¦n la doctora Pepa Sanz, jefe en funciones del servicio de Medicina Interna-Infecciosas-I del hospital del Rey de Madrid. "Son m¨¢s duros que los homosexuales que vienen aqu¨ª, porque ya han sufrido otras infecciones", dice. "Saben el riesgo que corren con la drogadicci¨®n y no tienen miedo a la muerte porque han visto morir a otros drogadictos, a amigos suyos".
"A muchos drogadictos no les importa la muerte, son muy fatalistas porque saben que en cualquier momento pueden caer. Los que est¨¢n muy enganchados de la hero¨ªna, conociendo que no sobrevivir¨¢n a la adicci¨®n, te pueden llegar a decir que les da lo mismo que les mate el SIDA o una sobredosis".
"Y si vienen es para tratarse de las infecciones habituales que causa la droga, no para prevenirse expresamente del SIDA.". En cambio, s¨ª que desean vivir aquellos que dependen menos del jaco o que cuentan con el apoyo de sus familias.
En el hospital del Rey han fallecido por SIDA tres heroin¨®manos, todos en torno a los 20 a?os. "Ninguno supo que era SIDA, porque nunca lo preguntaron. Vinieron por una infecci¨®n oportunista y pensaban que su enfermedad era una consecuencia m¨¢s de la drogadicci¨®n", afirma la doctora Sanz.
"Ahora tenemos varios en estudio, algunos ya con un cuadro cl¨ªnico de pre-SIDA. Sus familias est¨¢n derrotadas, en especial las de los fallecidos, y son de la gente m¨¢s ineresada en mantener la confidencialidad". Son familias completamente normales para las que tener un hijo drogadicto no era un caos; pero otras se enteran ahora de que tienen un hijo heroin¨®mano.
Jeringas desechables
El Ministerio de Sanidad aconseja a los heroin¨®manos que, para prevenir el contagio del s¨ªndrome, usen agujas y jeringas desechables. Pero, en la psicolog¨ªa de un yonqui, el Ministerio de Sanidad queda a a?os-luz. Como asegura la doctora Sanz "ninguno ha manifestado su deseo de cambiar, por miedo al contagio, el rito de usar una misma jeringa para todos", de picarse en grupo.
Y la marginaci¨®n que sobre el heroin¨®mano cae por su adicci¨®n influye mucho en su despreocupaci¨®n por prevenirse del contagio. Para m¨¢s de un m¨¦dico, desde el punto de vista social es menos importante el SIDA que la drogadicci¨®n en s¨ª, "porque de ¨¦sto se mueren". Para m¨¢s de un m¨¦dico el heroin¨®mano es el culpable.
La marginaci¨®n se puede traducir, por ejemplo, en el problema que bastantes heroin¨®manos encuentran para conseguir jeringas y agujas desechables.
Ricardo Usieto, director-coordinador de Sociolog¨ªa de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad, cree que "no se puede ir a acabar con el heroin¨®mano por esta cuesti¨®n del SIDA. No es el momento de evitar que se pinchen, sino m¨¢s bien de procurar que puedan llevarlo a la pr¨¢ctica en condiciones de asepsia y tranquilidad, facilitando las jeringas y agujas de un s¨®lo uso, y reduciendo al m¨ªnimo el horror de los lavabos o de los basureros como h¨¢bitat de las picaduras".
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