Elecciones en Noruega
LA VICTORIA de la coalici¨®n conservadora -encabezada por el actual primer ministro Kaare Willoch- en las elecciones parlamentarias celebradas en Noruega el domingo y el lunes pasados ha sido demasiado apretada y comprometida para satisfacer por entero a los triunfadores. Mientras la izquierda -derrotada en funci¨®n de los mecanismos de transformaci¨®n de los votos en esca?os- ha obtenido el 49,4% de los sufragios, el partido de Willoch ha perdido, esca?os, y el nuevo Gobierno se ver¨¢ obligado a recurrir ocasionalmente al apoyo del Partido del Progreso, grupo que esconde bajo esa brillante denominaci¨®n ret¨®rica ideas y propuestas ultraderechistas que lo emparentan con el neonazismo. Los problemas planteados durante los pasados cuatro a?os por la alianza en el poder de los conservadores, los cristianos y los centristas se ver¨¢n ahora agravados por la necesidad de contar con ese inc¨®modo e indeseado compa?ero de viaje. Por si fueran ya pocas las dificultades para armonizar los intereses del electorado conservador urbano (liberal y contrario a las subvenciones), de la clientela centrista agraria (tradicional y partidaria de la protecci¨®n arancelaria) y del votante cristiano luterano (pacifista y con profundas convicciones morales), Kaare Willoch se ver¨¢ obligado ahora a realizar concesiones para satisfacer, aunque sea m¨ªnimamente, a los progresistas de Carl Hagen.El pronunciamiento de las urnas, que ha situado a la izquierda a las puertas de la mayor¨ªa absoluta de voto popular, muestra los costes que ha tenido que pagar la pol¨ªtica de la coalici¨®n conservadora, fundamentalmente por su parsimonia para proporcionar las ayudas sociales a las que est¨¢ acostumbrada la sociedad noruega. Gro Harlem Brundtland, que ha logrado colocar al Partido Laborista en la franja de las siete decenas de esca?os, regresando a los tiempos dorados de la socialdemocracia n¨®rdica, insisti¨® durante su campa?a en la contradicci¨®n de que un pa¨ªs rico en petr¨®leo obligue a sus ciudadanos a hacer colas de meses para recibir asistencia en los hospitales.
La batalla electoral ha girado tambi¨¦n en tomo a cuestiones relacionadas con la pol¨ªtica exterior y de seguridad. El resultado de las urnas posiblemente fuerce a Willoch a moderar su apuesta favorable a un alineamiento con la estrategia internacional estadounidense. No se trata s¨®lo de que el incremento de los sufragios de la izquierda implique una presi¨®n en el Parlamento y constituya un aviso de los cambios de sensibilidad en la opini¨®n p¨²blica en temas referidos a la defensa. En el seno de la coalici¨®n gubernamental, el Partido Popular Cristiano comparte los puntos de vista de los socialistas y los socialdem¨®cratas sobre la conveniencia de matizar el atlantismo y de favorecer el establecimiento de una zona n¨®rdica desnuclearizada.
De esta forma, la, composici¨®n del nuevo Parlamento noruego, al tiempo que suministra los apoyos para la continuidad de la combinaci¨®n instalada ya en el poder, puede modificar la instrumentaci¨®n y parte de los contenidos de los programas gubernamentales. Willoch podr¨¢ seguir gobernando al frente de la coalici¨®n conservadora en condiciones menos favorables o mas inc¨®modas que en la precedente legislatura. Los avances conseguidos por la izquierda moderada, dirigida por Gro Halem Brundtland, constituyen un serio aviso sobre las precarias bases de su mayor¨ªa.
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