?Pagaremos m¨¢s o menos?
Lo MENOSs que se puede decir de la minirreforma fiscal presentada ahora por el Gobierno es que resulta en muchos aspectos confusa y que se ha presentado de forma desordenada y oscura a los ciudadanos. Al explicar la reforma, del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF), el ministro de Econom¨ªa y Hacienda ha se?alado que ¨¦ste, tal como estaba, no ha sido del todo eficaz desde el punto de vista recaudatorio y que su estructura interna tampoco ha sido equitativa. Aunque la reforma de 1977 significara un avance y una modernizaci¨®n respecto a la ruina del sistema impositivo del anterior r¨¦gimen, era preciso eliminar muchos de esos para¨ªsos fiscales (rendijas legales) que hab¨ªan permitido a un sector de las rentas altas minimizar sus contribuciones al Tesoro. El ministro reiter¨® que la reducci¨®n de las retenciones efectuada en abril, y consolidada ahora con la modificaci¨®n de tarifas en los tramos bajos de los contribuyentes, le costar¨ªa al fisco 150.000 millones, que se compensar¨ªan mediante una mayor austeridad en el gasto. Existen, sin embargo, algunos motivos para dudar de que efectivamente los que pagaban a Hacienda -no los, que declaraban- vayan a ver en su conjunto o en su mayor¨ªa reducida su aportaci¨®n al Tesoro.La reforma del IRPF ha sido bastante profunda. No s¨®lo ha sido modificada la tarifa para ajustarla a la tabla de reducciones establecida en abril, sino que se quieren corregir algunos aspectos estructurales del impuesto. En este terreno es criticable el nuevo tratamiento dado a los matrimonios en que los dos c¨®nyuges obtienen rentas: los declarantes deber¨¢n aplicar una f¨®rmula polin¨®mica de dif¨ªcil explicaci¨®n, casi ininteligible para cualquier ciudadano normal. No ha habido una clarificaci¨®n t¨¦cnica del impuesto y, pese a que se ha atenuado la dif¨¦rencia respecto a las parejas que conviven sin legalizar su uni¨®n, el agravio comparativo sigue existiendo. En definitiva, las uniones de hecho pagan menos impuestos que los matrimonios por conceptos id¨¦nticos, aunque ¨¦stos se vean efectivamente beneficiados respecto a la situaci¨®n anterior.
Las modificaciones en los gastos deducibles hacen prever que algunas rentas medias, a pesar de que hayan bajado las tarifas a aplicar, pueden verse obligadas a pagar m¨¢s de lo que lo hac¨ªan anta?o. A cambio se simplificar¨¢n las declaraciones y se acabar¨¢ la eterna pol¨¦mica entre Hacienda y el contribuyente sobre la correcta definici¨®n de esos gastos deducibles. Tambi¨¦n han sido aprobados nuevos topes: el l¨ªmite conjunto de la deducci¨®n por intereses en la vivienda no. podr¨¢ superar las 800.000 pesetas, las disminuciones de patrimonio se compensar¨¢n exclusivamente con los incrementos del mismo y el resultado de ello nunca podr¨¢ ser negativo: muchas grandes fortunas que escapaban al impuesto mediante las minusval¨ªas en Bolsa se ver¨¢n obligadas ahora a pagar, pero tambi¨¦n muchos inversores medianos.
La experiencia dir¨¢ si en su conjunto esas modificaciones perjudican o no a los contribuyentes, aunque es sospechoso que el Gobierno, en plena lucha contra el d¨¦ficit, pueda lanzar una reforma fiscal destinada finalmente a recaudar menos. Para ello hay que tener en cuenta no s¨®lo lo decidido sobre el IRPF, sino la introducci¨®n del impuesto sobre el valor a?adido -de m¨¢s poder recaudatorio incluso que el impuesto sobre la renta- y sus repercusiones sobre el consumidor. No obstante, la declaraci¨®n de la renta ser¨¢ ahora m¨¢s sencilla de hacer, y en su conjunto puede apreciarse una intenci¨®n social en los cambios.
Hay que alabar, pues, el prop¨®sito del Gobierno de acometer una reforma fiscal m¨¢s progresiva. Hay que criticar la confusi¨®n con que se produce en algunos de sus aspectos y la indefinici¨®n respecto al tiempo y forma en que ha de aplicarse, y respecto a sus verdaderos resultados. El ministro de Econom¨ªa ha anunciado que el cambio de tarifa y del tratamiento a los matrimonios ser¨¢ aplicado para el a?o en curso, pero todav¨ªa no se ha tomado una decisi¨®n sobre la fecha de entrada en vigor del resto de las medidas. Ofende al sentido com¨²n y al respeto a los ciudadanos anunciar una reforma de este g¨¦nero sin especificar cu¨¢ndo ha de llevarse a cabo y el Gobierno necesita algo m¨¢s que promesas a la hora de la contenci¨®n del gasto p¨²blico: la experiencia desdice de continuo los buenos prop¨®sitos en ese sentido.
Por lo dem¨¢s, la reforma fiscal quedar¨¢ m¨¢s perfilada con las modificaciones de la estimaci¨®n objetiva singular y, sobre todo, con el impuesto sobre el valor a?adido (IVA), cuyo reglamento est¨¢ por salir; ambos afectar¨¢n esencialmente a los profesionales liberales y peque?os y medianos empresarios. Ya, es un dato preocupante que, tres meses antes de la entrada en vigor obligatoria del IVA (por el ingreso de Espa?a en la CEE), los ciudadanos desconozcan todav¨ªa su forma de aplicaci¨®n y las consecuencias para cada sector. Pero m¨¢s preocupante todav¨ªa resulta generar la ilusi¨®n indiscriminada de que los espa?oles pagar¨¢n en su conjunto menos impuestos en el futuro pr¨®ximo. Es discutible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.