La ONU inicia su 40? Asamblea General con los problemas heredados de ediciones anteriores
Las Naciones Unidas ser¨¢n probablemente este a?o m¨¢s recordadas por el libro Breaking with Moscow -en el que el desertor sovi¨¦tico y ex delegado de la URSS en la ONU Arkadi Shevchenko cuenta c¨®mo su pa¨ªs utiliza la organizaci¨®n para colocar a los esp¨ªas del Comit¨¦ Estatal de Seguridad (KGB) de la URSS- que por su papel en resolver los problemas de Chipre, Oriente Pr¨®ximo o Centroam¨¦rica. Sin embargo, como todos los a?os por esta ¨¦poca, la organizaci¨®n va a vivir su ¨¦poca dorada. Hoy comienza la 40? Asamblea General, y m¨¢s de 3.000 diplom¨¢ticos de 159 pa¨ªses acuden a Nueva York, donde es dif¨ªcil encontrar hotel, para utilizar el Palacio de Cristal de la Primera Avenida, sobre el East River, como gran altavoz de sus proyectos y sus denuncias.
El primer acto de la Asamblea ser¨¢ la elecci¨®n, esta tarde, del diplom¨¢tico espa?ol Jaime de Pini¨¦s como su presidente. Sur¨¢frica, junto con los problemas relativos al desarme nuclear, ser¨¢n los asuntos dominantes de los 146 inscritos oficialmente en el orden del d¨ªa de las reuniones, en el que figuran todos los conflictos pendientes de soluci¨®n en el mundo, desde el S¨¢hara hasta Centroam¨¦rica.La polic¨ªa de Nueva York ya tiene preparado el mayor dispositivo de seguridad de su historia para proteger a los 95 jefes de Estado y de Gobiernoo que acudir¨¢n en las pr¨®ximas semanas a la ciudad. La presencia del rey Juan Carlos, que ha sido invitado especialmente por Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, no ha sido confirmado, pero es a¨²n posible que se dirija a la Asamblea a finales de octubre. El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, pronunciar¨¢ su discurso el pr¨®ximo d¨ªa 26.
Lo ¨²nico espectacular que podr¨ªa sacar de la rutina a esta Asamblea, que por primera vez preside Espa?a, ser¨ªa la siempre esperada presencia de Fidel Castro. Los cubanos no han confirmado ni desmentido su venida. Fuentes diplom¨¢ticas dijeron que "quiz¨¢ no quiera perderse una oportunidad. como ¨¦sta" para proseguir su cruzada contra el pago de la deuda externa, que atenaza a Latinoam¨¦rica bajo una losa de 360.000 millones de d¨®lares. Veteranos diplom¨¢ticos y periodistas recuerdan c¨®mo Castro en 1960, reci¨¦n bajado de sierra Maestra y apenas consolidado en el poder revolucionario en La Habana, lleg¨® a Nueva York y se hosped¨® en el hotel Teresa, en Harlem, con el consiguiente esc¨¢ndalo en la comunidad diplom¨¢tica y la alarma de la polic¨ªa encargada de su seguridad. Desde 1979 no ha vuelto a presentarse en la ONU.
Cuba debe hablar en el debate general del d¨ªa 25 y todav¨ªa no ha comunicado qui¨¦n lo har¨¢. Ese mismo d¨ªa, Felipe Gonz¨¢lez ha convocado a una reuni¨®n de trabajo a todos los presidentes latinoamericanos que se encuentran en Nueva Yotk. La eventual presencia de Castro supondr¨ªa un rev¨¦s al protagonismo del presidente. del Gobierno espa?ol. El paso por la Asamblea del l¨ªder libio, Muammar el Gaddafi, o del dirigente polaco, general Wojciech Jaruzelski, no conmover¨¢n a la opini¨®n p¨²blica, cuyo ¨²ltimo recuerdo llamativo de la ONU es el zapatazo de Nikita Jruschov en la Asamblea General de 1960.
En un momento se pens¨® que la gran estrella de esta sesi¨®n ser¨ªa el nuevo dirigente sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov, y la Prensa mundial se frot¨® las manos con la perspectiva de un encuentro con Ronald Reagan en Nueva York. Finalmente, los sovi¨¦ticos han preferido Ginebra, y aqu¨ª s¨®lo se producir¨¢ un calentamiento de la cumbre a cargo del ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Eduardo Shevardnadze y su colega norteamericano, George Shultz. Por primera vez desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo no ser¨¢ el veterano Andrei Gromiko quien presida la delegaci¨®n sovi¨¦tica.
La an¨¦cdota del ¨¦xito de ventas de Shevchenko no significa que la ONU no haya hecho nada en 1985. Ha producido miles de declaraciones en toneladas de papel, el Consejo de Seguridad se ha reunido regularmente para evitar conflictos b¨¦licos entre varios de sus 159 miembros y los 16.000 funcionarios que trabajan en su sede neoyorquina han viajado millones de kil¨®metros en misiones de paz y concordia. Sin embargo, la ONU no puede ofrecer resultados concretos. El problema palestino sigue sin resolverse; contin¨²a por quinto a?o consecutivo la guerra entre Irak e Ir¨¢n; prosigue el rearme de las superpotencias; se extiende la plaga del terrorismo; aumenta el n¨²mero de pa¨ªses que no pueden pagar sus deudas; la crisis centroamericana, lo mismo que los problemas de Chipre, Sur¨¢frica, Vietnam y Camboya y la pen¨ªnsula de Corea, permanecen inmutables. Esto explica que el secretario general de la ONU, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, manifieste en el informe anual, que acaba de hacer p¨²blico, su pesimismo sobre el futuro de la organizaci¨®n.
Trabajo por consenso
Desde que tom¨® posesi¨®n, P¨¦rez de Cu¨¦llar, al igual que hicieron sus antecesores, se ha lamentado de la incapacidad de la ONU por mantener la paz y la seguridad internacionales en un mundo cada vez m¨¢s peligroso. La ONU no fue concebida como un Gobierno universal so?ado por algunos. Trabaja por consenso, y sus decisiones no son vinculantes para los pa¨ªses miembros, que no han cedido un ¨¢tomo de soberan¨ªa a la organizaci¨®n. Esto explica que su trabajo fuera calificado por Trygve Lie, uno de los primeros secretarios generales, como "el m¨¢s imposible del mundo". La reforma de la Carta de la ONU, un tema siempre pendiente, es considerada como algo imposible debido al derecho de veto que tienen los cinco grandes miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE UU, URSS,China, Reino Unido y Francia).Las ret¨®ricas lamentaciones de P¨¦rez de Cu¨¦llar no encuentran eco. The New York Times despach¨® la informaci¨®n del informe anual en 400 palabras en la secci¨®n local. Para Estados Unidos, la ONU y todo el sistema de Naciones Unidas se ha convertido en un foro sospechoso y hostil a sus intereses. La composici¨®n universal de la ONU, con dos terceras partes de sus miembros procedentes del Tercer Mundo, subdesarrollados y reci¨¦n salidos de la independencia en muchos casos, coloca a este pa¨ªs en minor¨ªa en las votaciones. Esta mayor¨ªa autom¨¢tica del Tercer Mundo es compensada por el derecho de veto que tienen las superpotencias en el Consejo de Seguridad, y que ejercen a menudo.
EE UU se retir¨® este a?o de la Unesco y ya ha aprobado legislaci¨®n para reducir su contribuci¨®n a la ONU a menos que se altere el sistema de votaciones en materia presupuestaria. Los norteamericanos pagan un 25% del presupuesto de la ONU, que este a?o es de 806 millones de d¨®lares (unos 150.000 millones de pesetas). Espa?a est¨¢ entre los primeros 10 contribuyentes, con una cuota de un 1,91%.
A pesar de todas sus insuficiencias, la 40? Asamblea General volver¨¢ a manifestar, aunque sea de una forma muy aburrida y carente de consecuencias pr¨¢cticas, el valor de la ONU como foro de di¨¢logo para todos los pa¨ªses del mundo. Dag Hammarskjold, el secretario general que muri¨® en el ejercicio de su cargo en la guerra del Congo, describi¨® acertadamente la imperfecci¨®n y el m¨¦rito de las Naciones Unidas: "Debemos aceptar la ONU como lo que es: un instrumento imperfecto, pero indispensable, para realizar un orden mundial m¨¢s justo por medios pac¨ªficos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.