Francia y EE UU compiten por rentabilizar la prueba anti-SIDA
Franceses y norteamericanos compiten, m¨¢s que colaboran, en la lucha contra el s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA); cient¨ªficos de los dos pa¨ªses se disputan encarnizadamente los beneficios econ¨®micos que proporciona un mercado de millones de personas hist¨¦ricas ante la posibilidad de contraer una enfermedad que, por el momento, no tiene cura.
La pelea va a llegar pronto a los tribunales norteamericanos. El Instituto Pasteur, de Par¨ªs, el primero en el mundo que logr¨® identificar el virus del s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida, quiere que se le autorice a vender en Estados Unidos las pruebas que permiten detectar si una persona ha estado en contacto con el SIDA. Las autoridades norteamericanas se niegan a registrar la patente, porque ya existe otra nacional. "La patente norteamericana se present¨® cuatro meses despu¨¦s que la nuestra, pero fue inscrita antes", aseguran los responsables del instituto franc¨¦s.La discusi¨®n no es tan trivial como pueda parecer. En Estados Unidos hay millones de hombres y mujeres que quieren hacerse las pruebas para saber si "est¨¢n contaminados", seg¨²n la desagradable expresi¨®n norteamericana para indicar que una persona, aunque se encuentre perfectamente sana, ha estado en contacto de alguna forma con el virus. El Ej¨¦rcito norteamericano, por ejemplo, ha decidido que todos sus nuevos reclutas pasen por la sala de an¨¢lisis antes de inscribirse. En total, se calcula que el mercado estadounidense reportar¨¢ unos 70 millones de d¨®lares anuales (unos 1.200 millones de pesetas). "No se trata de obtener beneficios personales", explican con cierta indignaci¨®n en el Instituto Pasteur. "La patente est¨¢ a nombre del organismo, no de un cient¨ªfico particular, y el dinero que se obtiene por la venta de las pruebas sirve para financiar programas de investigaci¨®n m¨¦dica".
"La situaci¨®n en Estados Unidos es absurda", prosiguen. "Nosotros no hemos podido registrar oficialmente nuestra patente, as¨ª que nuestro asociado, Genetics Systems, puede verse obligado a pagar royalties a nuestros competidores bajo la amenaza de ser acusado de falsificaci¨®n, cuando est¨¢ a todas luces probado que fuimos los primeros en poner a punto los an¨¢lisis necesarios".
El mercado europeo no ha reaccionado de forma tan hist¨¦rica como el norteamericano, pero, aun as¨ª, la venta en Europa de las pruebas estadounidenses supone un buen pellizco: unos 50 millones de d¨®lares. En muchos pa¨ªses se obliga a todos los donantes de sangre a someterse a la prueba.
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