La modernizaci¨®n de China
ENTRE LAS muchas cosas que China aprendi¨® de la URSS, la m¨¢s importante es la negativa: no caer en los mismos errores. La URSS se fij¨®, se petrific¨®, en una forma de marxismo-leninismo dictado por el grupo que obtuvo el poder y dilapid¨® un enorme caudal de pensamiento, de inventiva pol¨ªtica y de adaptaci¨®n a la pr¨¢ctica: lo persigui¨® por el terror y cre¨® las maldiciones mortales del revisionismo, del desviacionismo y sus derivados. China ha sabido sacudirse de esa siembra de sal, sostener el mito de la revoluci¨®n permanente y trabajar con el sentido actual de la historia, aunque eso suponga renunciar a sus h¨¦roes y quiz¨¢ vaciar de su contenido cl¨¢sico la palabra comunismo. La conferencia especial del partido, a la que se llama congreso del rejuvenecimiento, que se celebra hasta el martes pr¨®ximo, es un paso importante en esta pronunciada evoluci¨®n que se ha desarrollado velozmente en los nueve a?os transcurridos desde la muerte de Mao. Un centenar de altos dirigentes de la vieja guardia son jubilados se ha fijado la edad de 65 a?os para el retiro de los ministros, lo que hace suponer a los sin¨®logos que la remoci¨®n de puestos pueda alcanzar en todo el pa¨ªs a un mill¨®n de funcionarios, quiz¨¢ 100.000 militares y un elevado n¨²mero de dirigentes de empresas p¨²blicas.La forma tradicional de interpretar este movimiento es la de la turbulencia de la lucha por el poder y las maniobras de quien lo ejerce con fuerza, Deng Xiaoping. No vale el an¨¢lisis. Deng puede ser visto, en cambio, como el exponente o el int¨¦rprete de la gran ola de una revoluci¨®n distinta. Y, paralelamente, los cambios actuales pueden ser observados como la consagraci¨®n de algo que aparta a los tradicionalistas, carentes de apoyo popular. De otro lado, lo que se llama el pueblo parece responder m¨¢s a la descripci¨®n de cualquier naci¨®n que al arcano de los misterios de Oriente o a la retorcida alma amarilla de los novelistas occidentales. Se observa una cierta aton¨ªa tras la serie de acontecimientos sucedidos a partir de la revoluci¨®n cultural. Pero tambi¨¦n una confusi¨®n que re¨²ne el miedo a la forma dictatorial que subsiste, la esperanza de mejoras econ¨®micas en la vida cotidiana y el horizonte de posibles libertades en un futuro m¨¢s o menos lejano. La manera en que esta transformaci¨®n se realiza, visible en los planteamientos de la actual conferencia, es cada vez m¨¢s la de una tecnocracia: reclutamiento de valores en las universidades y escuelas especiales, ascenso por m¨¦ritos profesionales, designaci¨®n de las personas m¨¢s cualificadas para puestos espec¨ªficos. Ha perdido valor el cl¨¢sico carn¨¦ del partido y ha dejado de ser imprescindible la militancia, aunque todav¨ªa proporcione prebendas o cierto confort de vida.
Ser¨ªa inadecuado referirse a la modernizaci¨®n de China -tenga el valor que tenga esta palabra- sin aludir a una pasada modernizaci¨®n de Estados Unidos, al esfuerzo que se hizo en ese pa¨ªs aplastando tambi¨¦n a una vieja guardia -los old China hands del Departamento de Estado, los lobbies de Formosa, las ligas de ex combatientes o los anticomunistas temperamentales norteamericanos- para iniciar la apertura a China. Una apertura fatigosa y lenta, que fue contribuyendo a fortalecer un movimiento aut¨®ctono capaz de aceptar la colaboraci¨®n de sus aliados en el proceso de transformaci¨®n y de vislumbrar tambi¨¦n que la modernizaci¨®n del pa¨ªs ten¨ªa un sentido y unos premios visibles.
La URSS se paraliz¨® con la guerra civil, el cord¨®n sanitario y el cerco de la nueva Santa Alianza. En su consolidaci¨®n segreg¨® unas defensas de inmovilismo y, tras el amago de apertura en tiempos de Roosevelt, se cerr¨® inmediatamente con la guerra fr¨ªa de Truman. El intento de Jruschov de coexistencia pac¨ªfica se congel¨® tras la muerte de Kennedy y de la misma oposici¨®n sovi¨¦tica interna, pese a los esfuerzos de Nixon y Breznev por mantener abiertos los cauces del di¨¢logo, a la ostpolitik del canciller Willy Brandt y a la apertura a la URSS de pa¨ªses como Francia e Italia en ese per¨ªodo China ha saltado por encima de todas esas situaciones, y la pol¨ªtica occidental, promovida inicialmente por un movimiento compulsivo de defensa -la utilizaci¨®n de un nuevo frente contra la URSS-, le ha ayudado decisivamente.
?ste es acaso el movimiento pol¨ªtico m¨¢s inteligente de Estados Unidos en la posguerra, se descarten o no otras consecuencias a largo plazo. Tiempo habr¨¢ de ver si las modernizaciones se cumplen y de observar lo que supondr¨¢ una China poderosa en la zona asi¨¢tica o, m¨¢s ampliamente, en el mapa industrial y comercial del mundo. ?Un nuevo Jap¨®n multiplicado por diez? Quiz¨¢ la escala futura de un nuevo Tercer Mundo.
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