Mubarak y Hussein pedir¨¢n a Reagan que impulse el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo
Los jefes de Estado de Egipto y Jordania visitan ahora de nuevo Washington para pedir al presidente Ronald Reagan que desbloquee un proceso de paz apenas empezado, despu¨¦s de haber viajado la pasada primavera a la capital federal para intentar entonces persuadirle de que retomase la iniciativa en Oriente Pr¨®ximo promoviendo una negociaci¨®n inspirada en las propuestas ¨¢rabes moderadas. Procedente de Madrid, el presidente Hosni Mubarak lleg¨® el s¨¢bado a EE UU, y hoy, lunes, ser¨¢ recibido en la Casa Blanca exactamente una semana antes de que haga su entrada en ella el rey Hussein de Jordania.
La v¨ªspera de iniciar su desplazamiento a Estados Unidos, Usama el Baz, jefe de Gabinete de Mubarak, dej¨® claro que el principal objetivo del encuentro de hoy entre los dos presidentes era, para la parte egipcia, convencer a su interlocutor norteamericano de la necesidad de "dar un primer paso" que permita el "esbozo de un di¨¢logo" entre la Administraci¨®n norteamericana y una delegaci¨®n conjunta jordano-palestina.Esperado para el pasado mes de agosto, cuando el secretario de Estado adjunto, Richard Murphy, efectu¨® una gira por Oriente Pr¨®ximo, el famoso di¨¢logo, finalmente, no se produjo, a causa de las divergencias surgidas a prop¨®sito de los v¨ªnculos con la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) -una organizaci¨®n que no ha reconocido a Israel- de dos de las personalidades palestinas que deb¨ªan formar parte de la delegaci¨®n conjunta y, m¨¢s a¨²n, sobre el alcance de las discusiones que deb¨ªan celebrarse.
Mientras para Washington se trata de una etapa previa destinada a allanar el camino que conduce a la apertura de conversaciones directas ¨¢rabe-israel¨ªes, para Amman y la OLP el referido di¨¢logo constituye la primera fase de un proceso, que tienda a convocar una conferencia internacional de paz patrocinada por la ONU y que contar¨ªa con la participaci¨®n de la URSS. La superaci¨®n de este doble escollo no puede lograrse, seg¨²n El Baz, brazo derecho de Mubarak para la pol¨ªtica exterior, mediante la formulaci¨®n de nuevas concesiones por parte de unos ¨¢rabes "a los que no se les puede pedir m¨¢s". "La Administraci¨®n norteamericana", a?adi¨®, "es la que debe ahora tomar la iniciativa para que la rueda empiece a dar vueltas".
Para coordinar su ofensiva diplom¨¢tica en la Casa Blanca y el palacio de Cristal de las Naciones Unidas, el rey Hussein de Jordania se reuni¨®, aniediados de mes, con el rais egipcio cuyo jefe de Gabinete hab¨ªa recibido pocos d¨ªas antes a Yasir Arafat, l¨ªder de la OLP, que efectu¨® as¨ª su segunda escala en El Cairo desde que Egipto firm¨® la paz con Israel. La primera tuvo lugar en diciembre de 1983 al acabar el asedio de Tr¨ªpoli, la ciudad septentrional libanesa donde estuvo cercado.
En apoyo a sus tesis, Mubarak y Hussein acaban de recibir un formidable espaldarazo del Reino Unido, cuya primera ministra, Margaret Thatcher, que visit¨® la semana pasada El Cairo y Amman, anunci¨® en esta ¨²ltima capital que su secretario del Foreign Office, sir Geoffrey Howe, recibir¨¢, en octubre, en Londres, a la delegaci¨®n conjunta jordano-palestina, dos de cuyos miembros pertenecen al comit¨¦ ejecutivo de la, OLP.
Aunque Thatcher se apresur¨® en precisar que esta decisi¨®n no implicaba un reconocimiento de la organizaci¨®n palestina, Hanni el Hassan, consejero de Arafat, no dud¨® en hablar en Amman de la aceptaci¨®n de hecho por el Reino Unido del car¨¢cter leg¨ªtimo y representativo de la OLP que "supone un paso hacia su reconocimiento oficial".
Protesta israel¨ª
El ministro israel¨ª de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, ha dado la impresi¨®n de suscribir esta interpretaci¨®n al anunciar ayer su intenci¨®n de presentar a Howe su "m¨¢s en¨¦rgica protesta" por su pr¨®ximo encuentro con los dirigentes palestinos Mohamed Milhelm y el obispo Elias Jouri, ambos miembros del comit¨¦ ejecutivo de la resistencia.Tres capitales, Par¨ªs, Roma y el Vaticano, fueron anteriormente visitadas por la delegaci¨®n mixta jordano-palestina.
Pero a diferencia del Reino Unido, EE UU no parece dispuesto a ablandar su postura, y el secretario de Estado, George Shultz, reiter¨® a mediados de mes su negativa a entablar un di¨¢logo mientras la resistencia palestina no reconozca expl¨ªcitamente el derecho de Israel a la existencia.
El Estado jud¨ªo, por su parte, ha incluso endurecido la suya al aprobar un proyecto de ley que proh¨ªbe cualquier contacto entre ciudadanos israel¨ªes y responsables de la OLP. Por todos estos motivos, el ¨¦xito de las gestiones de los dos anfitriones de Reagan parece de antemano dudoso.
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