Sobre la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola /1
Ser¨ªa dif¨ªcil encontrar una etapa con menos discusi¨®n sobre los problemas econ¨®micos de nuestro pa¨ªs que el per¨ªodo transcurrido del primer Gobierno socialista, y ello contrasta con nuestra delicada situaci¨®n econ¨®mica, en la que parecer¨ªa normal la exposici¨®n de puntos de vista diferentes sobre el diagn¨®stico y las posibles soluciones.Si esta apreciaci¨®n es cierta, quiz¨¢ se deba a un conjunto de factores entre los que destaco: el fracaso del experimento franc¨¦s, que mostr¨® con rapidez el peligro de una pol¨ªtica expansiva voluntarista en solitario; el compromiso de muchos analistas econ¨®micos con la actual Administraci¨®n, y la ausencia de un mensaje econ¨®mico propio de la oposici¨®n, al hacer suyos el Gobierno los principios que pod¨ªan constituir su base. No pretendo censar las razones que explican la escasez de discusi¨®n, pero las citadas me parecen importantes.
El tema que. concentra la atenci¨®n, no la controversia, es el d¨¦ficit del sector p¨²blico, que se ha convertido en el enemigo a batir, y tanto desde esferas oficiales como desde la oposici¨®n se rivaliza en el ¨¦nfasis de la denuncia; el matiz diferenciador es que la oposici¨®n asegura que sena capaz de reducirlo con decisi¨®n, y descalifica al Gobierno por su incapacidad para llevar a cabo esa tarea, aun cuando las alternativas a actuaciones concretas que plantea el Gobierno las solvente, en la mayor¨ªa de los casos, apelando a un mayor gasto p¨²blico, manteniendo, a pesar de ello, levantada la bandera de una pretendida reducci¨®n de la presi¨®n fiscal.
En s¨ªntesis, entre el Gobierno y la oposici¨®n no existen diferencias sustanciales sobre el problema central y, las soluciones, sino en cuanto a la aptitud de las gerencias respectivas.
?Qu¨¦ cuadro encuentra el partido socialista cuando accede al poder? El panorama era muy delicado, bastante m¨¢s del que se desprend¨ªa de su an¨¢lisis program¨¢tico. Las caracter¨ªsticas b¨¢sicas de la situaci¨®n son de todos conocidas: estado precario de la balanza de pagos, d¨¦ficit del sector p¨²blico fuertemente creciente y r¨¢pido incremento del paro, situado ya a niveles altos.
La visi¨®n de la econom¨ªa espa?ola desde el Gobierno era, y es, la de una econom¨ªa muy intervenida, fuertemente corporativa, en la que los mecanismos de mercado juegan un papel muy escaso, y en la que se contaba con un sector p¨²blico ineficiente tanto en lo que se refiere a la pura administraci¨®n como en ?o que respecta a la participaci¨®n en actividades empresariales.
Se ten¨ªa muy en cuenta el fracaso franc¨¦s antes aludido y, eliminada cualquier tentaci¨®n expansiva, se opta en el plano macroecon¨®mico, y a mi juicio con buen sentido, por sanear la econom¨ªa tanto en la v¨ªa exterior como reduciendo la inflaci¨®n interna, y por intentar adecuar el aparato productivo a las circunstancias que impone la demanda mundial.
Se acepta la realidad modesta y subordinada de la econom¨ªa espa?ola en el concierto mundial, y toda la pol¨ªtica se centra en prepararla lo mejor posible para aprovechar un eventual despegue de las naciones m¨¢s poderosas, especialmente de la econom¨ªa norteamericana. La l¨ªnea a seguir deber¨ªa basarse en ampliar el espacio de la empresa privada, eliminar controles, aumentar la flexibilidad y dar libertad para que la iniciativa privada desarrollara su impulso natural.
Restablecer el equilibrio
Hay un punto que precisa ¨¦nfasis. He hecho referencia a la necesidad de restablecer el equilibrio externo porque ¨¦ste, en definitiva, marca la viabilidad de una econom¨ªa a largo plazo; pero, adem¨¢s, se puso desde el principio un acento especial en obtener un juicio internacional favorable acerca de la pol¨ªtica econ¨®mica que iba a desarrollarse.
La imagen de Espa?a en los mercados financieros internacionales y la aceptaci¨®n de su pol¨ªtica econ¨®mica por las instituciones econ¨®micas supranacionales constituy¨®, en mi opini¨®n, un objetivo clave, tal vez porque se pensara en los profundos efectos negativos que pod¨ªa tener no s¨®lo para el Gobierno, sino para el r¨¦gimen democr¨¢tico, que pod¨ªa derivarse de una eventual intervenci¨®n del Fondo Monetario Internacional con un Gobierno socialista. El Gobierno ha manifestado en repetidas ocasiones que su pol¨ªtica estaba respaldada por las posturas sostenidas en los pa¨ªses m¨¢s avanzados, y por el mundo financiero cualificado.
El punto de partida se apartaba de la filosof¨ªa intervencionista y voluntarista del programa econ¨®mico electoral e insist¨ªa en la necesidad de modernizaci¨®n dentro de un marco de econom¨ªa liberal Las iniciativas de intervenci¨®n p¨²blica se miran con sospecha creciente, y de forma progresiva se acent¨²a la intenci¨®n de que el papel rector correspondiera al mercado.
Yo creo que lo anterior, aunque expuesto de forma telegr¨¢fica, recoge sustancialmente la visi¨®n general de la econom¨ªa desde la ¨®ptica del Gobierno. La pol¨ªtica econ¨®mica a desarrollar ten¨ªa a su favor la aceptaci¨®n de un pa¨ªs expectante que deseaba un cambio profundo en la Administraci¨®n; el inconveniente mayor era, y es, a mi juicio, el grado de credibilidad de los empresarios, la confianza con que recibieran el mensaje de modernizaci¨®n propuesto como el objetivo final de una pol¨ªtica, y no como un movimiento t¨¢ctico par proseguir, en el futuro, cuando la circunstancias lo permitieran, en una direcci¨®n m¨¢s acorde con la filosof¨ªa de un partido de izquierdas, por moderada que sea.
Los resultados obtenidos
En cuanto a los aspectos positivos el m¨¢s claro ha sido el saneamiento del sector exterior, con un incremento espectacular de las exportaciones, fruto del tir¨®n de la econom¨ªa norteamericana y de la debilidad de la demanda interna. Se ha producido, adem¨¢s, en este frente una amplia mejora del cr¨¦dito internacional y se ha recogido el aplauso del Fondo Monetario Internacional, no demasiado estruendoso, para perseverar en e camino emprendido.
Se han reducido asimismo lo niveles de inflaci¨®n, aunque en menor medida de lo esperado; el excedente total ha crecido de forma sensible, y aunque ¨¦ste no deba identificarse con los beneficio empresariales, hay que pensar que estos ¨²ltimos tambi¨¦n han mejorado. En el plano negativo sigue la aton¨ªa de la inversi¨®n, el desempleo ha crecido hasta situarse en unos niveles alarmantes y, en general, el ritmo de actividad es muy d¨¦bil.
En los primeros meses del a?o en curso, ante la desaceleraci¨®n del ritmo exportador, fue preciso compensarlo con un paquete de medidas que pretend¨ªan relanza el consumo interno. La nota fina del panorama descrito a grande trazos es la incapacidad de la econom¨ªa espa?ola para invertir si propio ahorro.
La debilidad de la demanda de cr¨¦dito solvente y las p¨¦rdidas por diferencias de cambio han propiciado una reducci¨®n del endeuda miento externo, que no responde a una pol¨ªtica orientada en este sentido sino que es la consecuencia obligada del bajo ritmo de actividad. De esta forma, en 1984 y en los meses transcurridos de 1985 se est¨¢ exportando ahorro y en este ¨²ltimo a?o se han revisado a la baja las previsiones de crecimiento.
He hecho referencia al diagn¨®stico general y a los resultados obtenidos de la pol¨ªtica seguida. Entiendo que, reconociendo aspecto positivos, no es injusto decir que esos resultados no se corresponden con las esperanzas del Gobierno. A mi juicio, no es posible profundizar en las razones b¨¢sica explicativas de la situaci¨®n si no se lleva a cabo un an¨¢lisis microecon¨®mico. Esto es lo que me propongo hacer en el apartado siguiente.
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