Sangre in¨²til
Estando en capilla con Txiki hace ahora 10 a?os, se nos acerc¨® un militar a comentarnos su extra?eza porque ¨¦ramos los m¨¢s tranquilos de la reuni¨®n. Est¨¢bamos Txiki, su hermano Mikel, Magda Oranich y yo, sentados aparte, charlando durante las largas y angustiosas horas de la capilla. Se encarg¨® de contestarle Txiki: "Nosotros no tenemos de qu¨¦ avergonzarnos por estar aqu¨ª. Vosotros, s¨ª".Aquella noche se vivieron horas dram¨¢ticas en las diversas y simult¨¢neas capillas: la de Otaegui en Burgos, las de Garc¨ªa Sanz, S¨¢nchez Bravo y Baena Alonso en Madrid y la de Txiki en Barcelona. Tambi¨¦n en las sedes de los colegios de abogados se constituyeron comisiones permanentes, cuya principal funci¨®n consisti¨® en llamar a todos los rincones posibles del mundo en busca de presiones para el indulto: se habl¨® con Willy Brandt, con el Vaticano, Londres, Washington, Par¨ªs, etc¨¦tera.
Todo fue in¨²til. El franquismo sali¨® como hab¨ªa entrado: con sangre. Sangre totalmente in¨²til. S¨®lo tres semanas despu¨¦s hubieran salvado su vida los cinco antifranquistas ejecutados.
Txiki hizo gala de una serenidad impropia de un muchacho de su edad: 21 a?os. Era tal la fuerza de convicci¨®n de sus ideas y su entrega a las mismas que la seguridad de que su muerte iba a ser m¨¢s rentable pol¨ªticamente que su vida, le llev¨® ante el pelot¨®n de ejecuci¨®n con un semblante p¨¢lido, pero sonriente. Grit¨® con voz clara: "?Aberri ala hil!" ("?Patria o muerte!") y "Gora Euskadi askatuta", y cuando empez¨® a entonar el "Eusko gudariak" (himno del soldado vasco) sonaron los disparos de los subfusiles de los guardias civiles voluntarios que integraban el pelot¨®n. No hubo r¨¢faga. La ejecuci¨®n fue tiro a tiro. Su voz s¨®lo se acall¨® con el tiro de gracia.
Ten¨ªa 11 balas en el cuerpo, repartidas entre el est¨®mago y la parte alta del t¨®rax.
Antes de morir dej¨® en manos del notario Zabala un testamento pol¨ªtico dirigido al pueblo vasco y unos versos que ¨¦l pretend¨ªa fueran prof¨¦ticos: "Ma?ana, cuando yo muera, no me vengais a llorar, nunca estar¨¦ bajo tierra, soy viento de libertad".
Que as¨ª sea. Que el respeto a la libertad impregne nuestros esp¨ªritus, y nuestras instituciones y leyes.
Y que tambi¨¦n convenza a las autoridades de la gratuidad y arbitrariedad del mantenimiento de la ley Antiterrorista, heredera de aquel decreto ley que Franco promulg¨® en agosto de 1975 y que fue utilizado para acelerar los procesos pendientes y ejecutar, en lo que pretend¨ªa ser acci¨®n ejemplar, a Txiki, Otaegui, Garc¨ªa Sariz, S¨¢nchez Bravo y Baena Alonso.
Que as¨ª sea.
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