La oposici¨®n francesa considera que Fabius debe dimitir, por mentiroso o por incapaz
El ex ministro de Defensa, Charles Hernu, designado el pasado mi¨¦rcoles por Laurent Fabius como la persona que dio la orden, junto con el almirante Pierre Lacoste, de hundir el Rainbow Warrior, mantuvo ayer un completo silencio. Hernu, que es alcalde de un peque?o pueblo, se reintegr¨® a su ayuntamiento y se limit¨® a responder con un lac¨®nico "sin comentarios" a las preguntas de los periodistas. La oposici¨®n, por su parte, considera que las explicaciones de Fabius son insuficientes y que debe dimitir, porque, o bien ha mentido o bien ha demostrado ser incapaz de controlar a su propio Gabinete.
Medios pr¨®ximos al palacio de Matignon consideraron, por el contrario, que las ¨²ltimas revelaciones de Fabius ponen fin a la pol¨¦mica. Sus explicaciones permiten responder a todos los interrogantes, salvo a tres: ?qu¨¦ papel jug¨® el general Jean Saulnier, ex jefe del Estado Mayor particular del El¨ªseo y actual jefe del Alto Estado Mayor?, ?c¨®mo es posible que Hernu enga?ara a su ¨ªntimo amigo Fran?ois Mitterrand? y ?c¨®mo explicar que los colaboradores de Fabius dieran el visto bueno para desbloquear los 34 millones de pesetas que cost¨® la operaci¨®n sin sospechar que una suma tan elevada no pod¨ªa estar destinada a una simple tarea de informaci¨®n?La ofensiva de la derecha tropieza con un grave inconveniente en la primera pregunta. La oposici¨®n no puede poner en tela de juicio a la c¨²pula del Ej¨¦rcito sin riesgo de desprestigiarse ella misma. ?sta ser¨ªa la explicaci¨®n a la sorprendente pasividad de Raymond Barre, que se ha negado a realizar comentarios a lo largo de todo el esc¨¢ndalo.
La versi¨®n ofrecida por Fabius podr¨ªa tenerse en pie si Hernu y el almirante Lacoste aceptan guardar silencio y si nadie encuentra pruebas suficientes en contra, lo que parece dif¨ªcil, puesto que el nuevo titular de Defensa, Paul Quil¨¨s, ha rec6nocido que han desaparecido "importantes documentos". Seg¨²n el semanario L'Express, los documentos no han sido destruidos, pero se encuentran bajo buen recaudo.
Fabius tiene que esforzarse ahora, para calmar las aguas del Ej¨¦rcito y de la Direcci¨®n General de Seguridad Exterior (DGSE), en lograr la liberaci¨®n de los dos agentes detenidos en Nueva Zelanda. El ministro de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, se ha vuelto a entrevistar en Nueva York con el viceprimer ministro de ese pa¨ªs, Jeoffirey Palmer, para discutir los t¨¦rminos de un posible acuerdo.
Seg¨²n el jefe del Gobierno de Wellington, David Lange, los dos oficiales comparecer¨¢n ante el juez, como estaba previsto, el 4 de noviembre, y las conversaciones tratar¨¢n s¨®lo sobre el montante de la indemnizaci¨®n que pagar¨¢ Par¨ªs a Nueva Zelanda y que, seg¨²n ¨¦l, deber¨¢ rondar los cinco millones de d¨®lares. Fuentes oficiosas se?alan que Par¨ªs podr¨ªa pedir al Gobierno de Margaret Thatcher que presione sobre Lange para lograr la deportaci¨®n de los dos esp¨ªas.
Prestigio y mal car¨¢cter
El nuevo director de la DGSE, general Ren¨¦ Imbot, ha recibido la tarea de reorganizar los servicios. Es un militar de reconocido prestigio y mal car¨¢cter, seg¨²n sus subordinados. Imbot, que entr¨® en el maquis a los 16 a?os y que desarroll¨® 20 a?os de su carrera en la Legi¨®n Extranjera, una de las unidades m¨¢s duras del Ej¨¦rcito franc¨¦s, no tiene experiencia directa en el campo del espionaje, pero es un buen organizador y presenta una espl¨¦ndida hoja de servicios tanto en la guerra de Indochina como en otros destinos en el exterior.El nuevo patr¨®n de la DGSE confirm¨® que los agentes que filtraron informaciones a la Prensa ser¨¢n perseguidos ante la justicia. Amigos de los detenidos (que son ya cinco oficiales y suboficiales) explican que los informadores actuaron as¨ª para proteger a sus dos colegas arrestados en Nueva Zelanda y obligar al Gobierno a admitir su responsabilidad pol¨ªtica.
El Partido Socialista Franc¨¦s, por su parte, espera que el esc¨¢ndalo amaine estos d¨ªas, gracias tanto a las declaraciones de Fabius como a las elecciones locales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo domingo en Nueva Caledonia y que atraen ahora la atenci¨®n de todos los pol¨ªticos, hasta el extremo de justificar la presencia en Numea del presidente del RPR (Asamblea para la Rep¨²blica), Jacques Chirac, y del dirigente del ultraderechista Frente Nacional, Jean Marie Le Pen.
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