Dura lecci¨®n vallisoletana para el Atl¨¦tico
El Atl¨¦tico de Madrid sufri¨® un correctivo hist¨®rico. El Valladolid le dio anoche una lecci¨®n de f¨²tbol moderno, sacrificado en el marcaje de contenci¨®n, ordenado y con salidas fulgurantes al contraataque de casi todos sus hombres. El equipo de Luis, con demasiada parsimonia y hasta con una cierta sensaci¨®n de absurda superioridad, casi nunca pudo cambiar su ritmo monocorde. Se perdi¨® en sus propias carencias y volvi¨® a confirmar, cuando parec¨ªa solucionado, que jugar en casa le resulta mucho m¨¢s complicado que fuera. Ante el Celtic, al que visitar¨¢ el mi¨¦rcoles, pas¨® ya muchos apuros porque el equipo escoc¨¦s le agobi¨® con su presi¨®n. Ayer la diferencia fue que el Valladolid jug¨® a¨²n mejor y, encima, contraatac¨® con m¨¢s peligro. El 1-4 incluso pudo ser mayor.El Valladolid se present¨® en Madrid con un entrenador llamado Cantatore, dos laterales conocidos por Torrecilla y Juan Carlos y un extremo apellidado Pe?a. A primera vista, para el aficionado medio, el equipo del Pato Y¨¢?ez no deber¨ªa causar excesivos problemas al del otro Pato, Fillol. Craso error. Un partido no hace una Liga ni puede suponer un desastre particular, pero algo barruntaba el presidente atl¨¦tico, Vicente Calder¨®n, cuando declar¨® poco antes de comenzar el encuentro: "Al menos, que ganemos". Antes se lament¨® de que no ir¨ªa al estadio mucha gente porque "estar¨¢n en la sierra". Luego vino m¨¢s que en ocasiones anteriores, pero a enfadarse, claro.
El Atl¨¦tico, aparte del gol que marc¨®, apenas ofreci¨® peligro. No pudo con el fuerte orden rival. Ni siquiera Cabrera, al principio, consigui¨® sacar provecho de alg¨²n bal¨®n suelto entre tanto desorden propio. Ni Rubio -que sustituy¨® a un Da Silva perdido ante sus ex compa?eros y secado por Gail- pudo caerse en la segunda parte para provocar un penalti. Arteche s¨ª le hizo uno a Y¨¢?ez, antes del 1-3, que el ¨¢rbitro no pit¨®, pero que fue evidente. Le empez¨® a agarrar fuera del ¨¢rea y le derrib¨® dentro. La aplicaci¨®n de la ley de la ventaja, y de la justicia, obligaba a la m¨¢xima pena. Sobre todo, comparada con tantas otras, sin peligro de gol, por balonazos a los brazos separados del cuerpo.
Pero no import¨®. Los dos primeros goles, que vinieron en la primera media hora como dos zarpazos, en dos minutos, se repitieron en los ¨²ltimos diez. Se puede discutir el posible fuera de juego de Jorge, como ped¨ªa Arteche, en el tercer tanto, pero lo que pod¨ªa haber venido antes simplemente lleg¨® despu¨¦s.
La suerte acostumbra tambi¨¦n a ayudar al que lo hace bien y el Valladolid, con un s¨®lido sistema de contenci¨®n, lo hizo. Armado con un espl¨¦ndido centro de campo, en el que sobresali¨®, por la derecha, el internacional sub 21 Eusebio -que acab¨® con regates de lujo, levantando el bal¨®n estilo Pel¨¦ en uno de los goles de la final del Mundial 58, ante Suecia-, se desdobl¨® al contraataque con una rapidez endiablada. Jorge, por la izquierda, fue tan extremo como Eusebio y Y¨¢hez, la otra gran figura; Minguela, el eje, y el otro chileno, Aravena, aunque no hizo de ca?¨®n de Am¨¦rica, como est¨¢ acreditado, tambi¨¦n se sacrific¨® en la contenci¨®n, como el juvenil Pe?a. Detr¨¢s no s¨®lo estuvieron firmes los centrales Gail y. Andrin¨²a -sobrante del Athl¨¦tic de Bilbao, pero igualmente contrastado-, sino los dos laterales, Torrecilla y Juan Carlos, espl¨¦ndidos productos de la casa, no menos extremos atacantes cuando no hac¨ªan falta atr¨¢s.
El Atl¨¦tico, ante todo esto, s¨®lo ofreci¨® lentitud y fallos. A M¨ªnguez le quitaron todos los balones que intent¨® jugar cuando sali¨®, antes de que tuviera tiempo de pensarlo. Como a Land¨¢buru. Seti¨¦n s¨®lo hizo el gol. Quique empez¨® dando una patada al aire, cuando le quitaron otro bal¨®n, y acab¨® sustituido. La defensa soport¨® las escapadas y... recibi¨® s¨®lo cuatro goles. Hasta Fillol fall¨® en dos, al menos. El Atl¨¦tico tiene los s¨ªntomas de una infecci¨®n que podr¨ªa ser muy grave si el Celtic lo elimina de la Recopa, aunque sea a puerta cerrada. Calder¨®n s¨ª se lamentar¨¢ entonces mucho m¨¢s. Pronto ha vuelto la sombra del pupas.
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