Incertidumbre en Panam¨¢
El atroz asesinato del m¨¦dico paname?o Hugo Spadafora, cuyo cad¨¢ver mutilado y decapitado fue encontrado en territorio costarricense dos d¨ªas despu¨¦s de haber sido arrestado por agentes del G-2 (seguridad militar de Panam¨¢), ha levantado una ola de estupor entre la poblaci¨®n del pa¨ªs del canal y ha acelerado el derrocamiento del hasta hace unos d¨ªas presidente, Nicol¨¢s Ardito Barletta. La renuncia de Barletta, precedida desde meses atr¨¢s por toda una serie de avisos premonitorios que emanaban de los cuarteles, tiene que ser interpretada como una medida diversionista de los militares paname?os.
Combatiente m¨¦dico en la lucha liberacionista de Guinea-Bissau, viceministro de Salud bajo el r¨¦gimen de Torrijos, Spadafora dej¨® su cargo para organizar y dirigir la brigada Victoriano Lorenzo, que, integrada por paname?os, combati¨® contra la dictadura somocista.Su participaci¨®n en la pol¨ªtica paname?a tras la muerte, del general Omar Torrijos alcanza sonada relevancia por sus contundentes y constantes denuncias p¨²blicas contra el general Manuel Antonio Noriega, comandante en jefe de las fuerzas armadas paname?as, a quien acusa de querer instaurar un r¨¦gimen represivo en Panam¨¢ y de estar estrechamente vinculado al tr¨¢fico de drogas. Sus declaraciones le valieron amenazas de muerte de parte del G-2, que hoy, al verse consumadas, han hecho que su padre y familiares responsabilicen al general Noriega de tan horrendo crimen.
La indignaci¨®n e incertidumbre de la ciudadan¨ªa paname?a es tanto mayor por cuanto que la misma fue conmovida, hace escasamente tres semanas, por el secuestro del doctor Mauro Z¨²?iga, uno de los principales dirigentes de la Coordinadora Civilista Nacional (Cocina), agrupaci¨®n de los profesionales de la medicina, maestros, profesores y estudiantes y otros grupos beligerantes del panorama pol¨ªtico, que puso en jaque al Gobierno al frustrar, a finales de 1984, las f¨¦rreas medidas impositivas que se quisieron poner en vigencia.
El doctor Z¨²?iga, tambi¨¦n vicepresidente del Partido de Acci¨®n Popular (PAPO), fue secuestrado cuando regresaba de una gira por el interior del pa¨ªs. Mauro Z¨²?iga ven¨ªa denunciando vehementemente los elevados gastos militares que pesan sobre el fisco nacional. Aunque sus captores le abandonaron gravemente herido horas despu¨¦s, persiste la certeza de testigos y amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica de que la acci¨®n fue obra del G-2 y marcaba el inicio de una campa?a de represi¨®n en contra de grupos antimilitaristas y de oposici¨®n en general.
Terrorismo de Estado
Este incipiente terrorismo de Estado, las constantes agitaciones de obreros y de empleados del sector p¨²blico, los titubeos del Gobierno de Ardito Barletta, el incremento de la represi¨®n policiaca y otros factores no presagiaban sino d¨ªas aciagos para la sociedad paname?a, inserta en el convulsionado istmo centroamericano, como ha venido a ser confirmado con el relevo de Barletta por Del Valle, en el cual aparece con nitidez la huella militar.
En efecto, el Estado paname?o conoce una acuciante crisis social y econ¨®mica que encuentra entre sus m¨¢s trascendentes causas el excesivo endeudamiento externo y la creciente militarizaci¨®n del pa¨ªs a trav¨¦s del control de las principales instituciones y ¨®rganos del Estado. El 28% de la fuerza laboral est¨¢ desempleada, lo que revela que 185.000 paname?os se encuentran sin trabajo. El 55% del presupuesto del Gobierno central est¨¢ destinado al pago de la deuda externa (una de las m¨¢s altas per c¨¢pita a nivel mundial). Los gastos militares representan el 21% del mismo, mientras que s¨®lo el 5,7%. se destina a salud, y el 15,7%, a educaci¨®n.
Por otra parte, un reciente estudio de la Iglesia cat¨®lica paname?a revelaba que el 58,1% de las familias paname?as no satisface sus necesidades b¨¢sicas y el 33% vive en extrema pobreza.
Hay que destacar tambi¨¦n que el 49,3% de los ni?os menores de cinco a?os padece desnutrici¨®n y m¨¢s de 170.000 paname?os mayores de 10 a?os no saben leer ni escribir. Las cifras anteriores ilustran parte de la cr¨ªtica problem¨¢tica, la cual se agudiza por la pol¨ªtica del Gobierno, que ejercer de abogado incondicional de las instituciones internacionales de cr¨¦dito -Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional-, que buscan imponer mayores sacrificios a una poblaci¨®n a la que, en lugar de pan y trabajo, se la intimida con la institucion aliz aci¨®n de la represi¨®n, silenciosa y selectiva la m¨¢ de las veces, pero represi¨®n.
Circunstancias que no caben analizar en estos momentos hacen que Washington y Mosc¨², per tambi¨¦n La Habana y Bogot¨¢ y va rios pa¨ªses de Europa, hagan coro con los militares paname?os y su Gobierno, resultado de un escan daloso fraude electoral para ocul tar a la opini¨®n p¨²blica internacional el calvario de un pueblo cuyo ¨²nico privilegio hoy d¨ªa es el de ver sus protestas y sufrimientos ahogados en un silencio ensordecedor
Panam¨¢, perm¨ªtasenos recordarlo, es algo m¨¢s que un canal o una isla Contadora.
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