Arthur Scargill pierde ante el congreso laborista su guerra por conseguir 'indemnizaciones' para los mineros
Arthur Scargill, el combativo l¨ªder del Sindicato Nacional Minero, gan¨® ayer una batalla, pero perdi¨® la guerra, en sus esfuerzos para conseguir el compromiso del Partido Laborista brit¨¢nico de que un futuro Gobierno socialista compense a los mineros por las multas impuestas al sindicato en los tribunales de justicia durante la ¨²ltima huelga minera.
El plenario del congreso anual laborista, reunido en Bournemouth, aprob¨® con el 54,9% de los votos una resoluci¨®n presentada por la National Union of Mineworkers y defendida por Scargill, en la que se ped¨ªa que un futuro Gobierno laborista se comprometiera a promulgar una legislaci¨®n retrospectiva para compensar al sindicato de las sanciones impuestas por los tribunales durante el a?o de duraci¨®n de la huelga minera, que termin¨® el pasado marzo con la derrota de los trabajadores. Las multas ascienden a 1,2 millones de libras (300 millones de pesetas). Scargill hizo una apasionada defensa de sus afiliados y de su comportamiento en la pasada huelga, que se tradujo en 11 muertos y m¨¢s de 7.000 heridos. El l¨ªder minero atac¨® las leyes industriales actuales, a las que defini¨® como "un instrumento del Estado para atacar a la clase trabajadora".
En el turno de contestaciones a la moci¨®n de los mineros, el primer orador era Neil Kinnock, l¨ªder del laborismo, hijo de mineros galeses y diputado por un distrito electoral minero. Kinnock, que en su intervenci¨®n pol¨ªtica ante el congreso realiz¨® ayer un ataque demoledor contra las posiciones de la izquierda laborista, bas¨® su intervenci¨®n en una defensa del imperio de la ley y calific¨® de "suicida" cualquier intento destinado a no acatar la legislaci¨®n vigente; "aunque no nos guste", dijo.
De los seis millones de votos representados en el plenario, Scargill obtuvo 3.542.000 contra 2.912.000 conseguidos por Kinnock, lo que significa, de acuerdo con el reglamento interno del Partido Laborista, que la moci¨®n del sindicato minero no se convierte en pol¨ªtica oficial del partido, ya que para eso se requiere una mayor¨ªa de dos tercios.
El debate, considerado clave para determinar el rumbo futuro del Partido Laborista, fue tenso y agrio, y puso de manifiesto las tensiones que afectan al principal partido de la oposici¨®n. Mientras los delegados intercambiaban argumentos e ideas, no exentos de insultos e improperios, unas furgonetas publicitarias pagadas por el Partido Conservador daban vueltas en torno al Palacio de Congresos, donde se celebraba la reuni¨®n laborista. El texto del anuncio exhibido por las furgonetas constaba de seis palabras, y dec¨ªa: "Bienvenidos al congreso anual de los sindicatos", una referencia a la ascendencia de las organizaciones sindicales en el laborismo brit¨¢nico, rechazada, seg¨²n una encuesta de Gallup publicada el pasado domingo por el Sunday Telegraph por una gran parte del electorado.
En el turno de oradores, el veterano l¨ªder sindical David Basnett, secretario general de los trabajadores municipales, manifest¨® que dar un cheque en blanco a los mineros equivaldr¨ªa a "colocar una bomba de relojer¨ªa en los cimientos del Partido Laborista que estallar¨ªa dentro de dos a?os", fecha. probable de las pr¨®ximas elecciones generales. Por su parte, el secretario general de los electricistas, Eric Hammond, un sindicato de tendencias derechistas dentro del Trade Union Congress, atac¨® directamente a Scargill y manifest¨® que los mineros no hab¨ªan sido derrotados en la huelga, pero que eran "leones conducidos por burros" (lions led by donkeys). Ante esta declaraci¨®n, utilizada por Lloyd-George en la I Guerra Mundial para atacar a los generales del Ej¨¦rcito Brit¨¢nico, Ronn Todd, secretario general del primer sindicato del pa¨ªs, la Transport and General Workers Union, dijo que es mejor ser "borrico que chacal".
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