Ren¨¦ Thom: "Quien quiera realizar una investigaci¨®n barata est¨¢ condenado a ser matematico"
El especialista franc¨¦s va a participar en una 'cumbre' de intelectuales
A primera vista parece un matem¨¢tico circunstancialmente interesado por la filosof¨ªa. Incluso su aspecto personal delata, de entrada, a una persona m¨¢s acostumbrada a traficar en los laboratorios que a divagar en las tarimas. Pero esta geometrizaci¨®n del personaje de bata blanca desaparece muy pronto. Desde que Ren¨¦ Thom toma la palabra se opera en ¨¦l un espectacular cambio de forma; dir¨ªa que ocurre una de sus muy estudiadas morfog¨¦nesis: surge entonces el fil¨®sofo cl¨¢sico -aristot¨¦lico- oblicuamente interesado por la matem¨¢tica, alguien m¨¢s pr¨®ximo de las ciencias de la sabidur¨ªa que de la ciencia de los sabios. Al final de la conversaci¨®n no sabes s¨ª este encantador sabio nada despistado es un fil¨®sofo perturbador de evidencias o un matem¨¢tico genial. S¨®lo sabes que circula por el camino de la ciencia cierta, pero en las dos direcciones.
Pregunta. Ciertos pensadores modernos dicen que estamos viviendo en la era de la discontinuidad y que lo social, lo pol¨ªtico, lo cultural, incluso lo hist¨®rico, no obedecen ya a las viejas leyes de la casualidad; que estamos en el fin del proyecto ilustrado, del orden lineal, del progreso continuo. ?Qu¨¦ piensa Ren¨¦ Thom de esta, digamos, ola de discontinuidades que nos invade?
Respuesta. Pienso que todas las ¨¦pocas han vivido circunstancias extraordinarias y situaciones excepcionales. Y pienso que la nuestta tiene serias razones para creer que se encuentra efectivamente en un gran cruce de la historia de la humanidad. Pero estimo que, por el momento, no hace falta adoptar un punto de vista absolutamente tr¨¢gico y creer que las cosas van a cambiar necesariamente a peor. Lo que me parece claro es que, desde la era de los armamentos at¨®micos, la gran guerra se ha convertido en algo imposible. Y al ser imposible, sus efectos reguladores han dejado de existir. La poblaci¨®n crece y llegamos a un punto donde el umbral de saturaci¨®n del planeta corre el riesgo de ser alcanzado en breve. Por tanto, es evidente que algunos mecanismos de regulaci¨®n van a desencadenarse y, como ya digo, esa gran guerra ya no es posible, se implantar¨¢n otros mecanismos reguladores. Los biol¨®gicos, por ejemplo. He pensado muchas veces que no habr¨ªa ninguna raz¨®n que impidiese una gran epidemia del estilo de la gran gripe de 1917, incluso m¨¢s severa, que podr¨ªa barrer a un tercio de la humanidad en apenas unos meses. Fen¨®menos de este tipo no pueden ser totalmente excluidos in el caso de que no funcionen los mecanismos sociol¨®gicos de regulaci¨®n. Seguramente por eso se habla de la era de la discontinuidad.
P. A prop¨®sito de des¨®rdenes. ?Qu¨¦ piensa usted de la tan en boga corriente cient¨ªfica, o epistemol¨®gica, que trata de explicar la ciencia a trav¨¦s de los fen¨®menos aleatorios, por la incertidumbre, el indeterminismo, el desorden y las irregularidades. Para entendemos, los partidarios de esa escuela cuyo eslogan parece ser "el orden por el ruido".
R. Toda esa escuela, a mi juicio, est¨¢ fundada en una interpretaci¨®n equivocada de la situaci¨®n cient¨ªfica. En todo caso, la expresi¨®n "el orden por el ruido" me parece muy... molesta. Porque en todas estas situaciones lo que crea el orden no es el ruido, sino una consideraci¨®n global que, desde el punto de vista formal, est¨¢ perfectamente predeterminada.
Los que hablan del "orden por el ruido" lo hacen porque el ruido produce de repente una peque?a fluctuaci¨®n, desencadena la bifurcaci¨®n o cat¨¢strofe que va a precipitar el sistema en un nuevo estado ordenado. Creo que esta escuela, en mi opini¨®n, est¨¢ fundada o bien sobre la misunderstanding, como se dice en ingl¨¦s, sobre una mala interpretaci¨®n de los fen¨®meinos, o bien en pura y simple ret¨®rica. La ciencia, por principio, busca instaurar el orden y restaurar la identidad a trav¨¦s de la multiplicidad, y reencontrar la continuidad de los fen¨®menos a trav¨¦s de los des¨®rdenes aparentes. Tambi¨¦n a trav¨¦s de las discontinuidades aparentes.
P. ?Qu¨¦ papel desempe?ar¨ªa en esta pol¨¦mica, porque de una pol¨¦mica se trata, la teor¨ªa de las cat¨¢strofes?.
R. La teor¨ªa de las cat¨¢strofes que he propuesto tiende precisamente a explicar la discontinuidad aparentemente aleatoria por medio de la descripci¨®n de una continuidad oculta, subyacente. De tal manera que tambi¨¦n en este terreno estoy en la perspectiva de una ciencia que busca explicar la multiplicidad por medio de la identidad. Estoy a favor de Parm¨¦nides y en contra de Her¨¢clito.
P. Entonces, toda discontinuidad en la ciencia ha de tener su explicaci¨®n cient¨ªfica...
R. Creo que es mucho pedir eso de explicar todas las discontinuidades con razones cient¨ªficas, ?no cree?. Pero, en principio, siempre se puede y se debe buscar.
El derecho a ser inteligente
P. ?Incluso en el campo de las discontinuidades sociales, pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales?.
R. S¨ª, s¨ª. En estos ¨¢mbitos, digamos, de lo estrictamente humano, se puede buscar a las discontinuidades explicaciones que quiz¨¢ admitan descripciones del tipo de la teor¨ªa de las cat¨¢strofes. Eso no me parece imposible, en contra de lo que algunos fil¨®sofos actuales piensan.
P. Una cat¨¢strofe geol¨®gica, un acontecimiento imprevisto y arrasador, aun teniendo explicaciones cient¨ªficas, ?puede llegar a inaugurar situaciones sociales, pol¨ªticas, econ¨®micas o culturales que no tengan relaci¨®n alguna con la fase anterior?
R. Me plantea usted un problema que es otro batiburrillo de ciertas escuelas filos¨®ficas contempor¨¢neas: la idea de comienzo absoluto, la idea de que puede haber novedades radicales. Personalmente, estoy muy en contra de este punto de vista. Creo que la innovaci¨®n radical no existe. Y por una raz¨®n bien sencilla: una innovaci¨®n radical, con todo, debe ser descrita. Para que una innovaci¨®n as¨ª se propague en el seno de una colectividad es necesario que pueda ser expresado bien por medio de formalismos apropiados, bien por medio de lenguajes apropiados.
Por tanto, una hipot¨¦tica innovaci¨®n absolutamente radical necesitar¨ªa un soporte, tambi¨¦n un m¨¦dium absolutamente nuevo. Y eso es inconcebible. El comienzo absoluto es una noci¨®n, creo yo, anticient¨ªfica por excelencia. Si se aceptara la posibilidad de que algo no estuviera ligado para nada con lo anterior, se podr¨ªan colar todas las contingencias y, por tanto, ninguna ciencia ser¨ªa posible.
P. Usted ha dicho que en la ciencia s¨®lo el matem¨¢tico tiene derecho a ser inteligente.
R. Y me lo he reprochado mucho, por cierto. Eso est¨¢ ligado con el problema de la formalizaci¨®n. Sencillamente, quiere decir que para establecer algo de una forma cient¨ªfica estricta es necesario que est¨¦ suficientemente formalizado, y, claro, en la formaliza-
Ren¨¦ Thom: "Quien quiera realizar una investigaci¨®n barata est¨¢ condenado a ser matem¨¢tico"
ci¨®n pura uno est¨¢ reducido al puro c¨¢lculo, al puro automatismo. Por consiguiente, no es necesaria la inteligencia. Y el matem¨¢tico necesita la inteligencia justamente porque quiere modificar el formalismo.Otra manera de ver la cosa es la siguiente: los grandes progresos cient¨ªficos est¨¢n siempre ligados a extensiones de lo imaginario. Para teorizar sobre el mundo es preciso proyectar la realidad, tal y como la percibimos en un mundo mucho m¨¢s grande, compuesto por entidades ocultas y, en un primer momento, imaginarias. Por tanto, los grandes progresos del pensamiento cient¨ªfico est¨¢n siempre ligados a extensiones de las posibilidades de crear nuevos mundos imaginarios. Y es aqu¨ª donde la matem¨¢tica juega su papel. Porque la matem¨¢tica permite una extensi¨®n de lo imaginario compatible con la premisa de intersubjetividad que exige la ciencia. Desde este punto de vista, el matem¨¢tico crea lo imaginario, es decir, da muestra de inteligencia.
P. ?El proyecto Eureka va a contribuir al desarrollo de la ciencia en Europa?
R. No tengo una idea muy clara de lo que es el proyecto Eureka. Tendr¨¦, que informarme sobre ¨¦l. Pero mi impresi¨®n es que todo esto procede m¨¢s bien del deseo -inocente, a mi parecer- que tienen algunos europeos, sobre todo algunos franceses, y especialmente en los c¨ªrculos m¨¢s elevados del pa¨ªs, de que apoyando a la tecnolog¨ªa se va a mantener el nivel cient¨ªfico en su m¨¢ximo nivel. Todo esto yo lo pondr¨ªa en duda.
La idea de crisis y las cat¨¢strofes
P. ?Existe alguna relaci¨®n entre la idea de crisis, tal y como Kuhn la utiliza, y la de cat¨¢strofe?
R. Kuhn distingue, como se sabe, entre la ciencia normal y la ciencia en crisis. La ciencia normal es la explotaci¨®n de un paradigma, su fase de dominio; por contra, los per¨ªodos de crisis son transiciones relativamente r¨¢pidas de un paradigma a otro. Visto con la terminolog¨ªa de la teor¨ªa de las cat¨¢strofes, la crisis en este caso es la cat¨¢strofe. Pero en la mayor parte de los casos esa noci¨®n de crisis no coincide con la de cat¨¢strofe. Por que la noci¨®n de crisis implica un sujeto consciente, o al menos semiinconsciente, que se siente amenazado en su existencia por esa crisis. Y esta componente subjetiva, que es fundamental en la noci¨®n de crisis, no existe en la noci¨®n de cat¨¢strofe, que es puramente morfol¨®gica o fenomenol¨®gica.
P. Sus trabajos en matem¨¢ticas, en topolog¨ªa diferencial, sobre los fibrados de las esferas y los cuadrados de Steenrood, sobre la teor¨ªa de los sobres y sus singularidades, sobre la estabilidad estructural, etc¨¦tera, ?pueden ser considerados, sin rupturas, como los or¨ªgenes de la teor¨ªa de las cat¨¢strofes? Si es as¨ª, ?qu¨¦ correlaci¨®n guardan entre ellos estos fen¨®menos?
"Comprender es geometrizar"
R. Pienso, en efecto, que hay una cierta exigencia ontol¨®gica en todas estas teor¨ªas, y el fondo siempre es lo mismo: la necesidad de dar cuenta de la diversidad de los fen¨®menos a partir de un formalismo ¨²nico. Ahora bien, cuando se recurre, por ejemplo, a la singularidad de una funci¨®n o de una aplicaci¨®n, se tiene un objeto ¨²nico que, por sus singularidades, especifica ciertos subespacios en el espacio dado y, en consecuencia, crea morfolog¨ªas. Desde este punto de vista, la teor¨ªa de las cat¨¢strofes ofrece una posibilidad de dar cuenta de accidentes morfol¨®gicos por procedimientos constructivos de tipo algebraico. Se trata, en definitiva, de esta exigencia de unidad para dar cuenta de la diversidad de los fen¨®menos.
P. Usted ha dicho algo muy bello: "comprender es geometrizar".
R. He querido decir simplemente que la inteligibilidad est¨¢ ligada a la posibilidad de visualizar un esquema de car¨¢cter geom¨¦trico. Y no s¨®lo es geom¨¦trico, sino tambi¨¦n, en cierta medida, algebraico.
P. ?Qu¨¦ opina usted de la famosa propuesta de Feyerabend acerca de la necesidad de la proliferaci¨®n de las teor¨ªas en ciencia?
R. Se refiere usted al famoso anarquismo epistemol¨®gico. No, no estoy de acuerdo con Feyerabend. Pienso que va demasiado lejos. Es falso decir que "todo vale". Hay muchas cosas que no valen, que no funcionan. De hecho, si. se quiere hacer una investigaci¨®n que conlleve un gasto, una investigaci¨®n que precise un equipo costoso, hace falta justificarla. La sociedad no va a darle a usted dinero para que se divierta con los instrumentos y los laboratorios. Hace falta justificar el programa, y esta justificaci¨®n exige ciertamente un argumento; exige una actividad a la vez intelectual y sociol¨®gica, y no todo el mundo es capaz de eso. Ahora bien, si usted quiere realizar una investigaci¨®n que sea totalmente gratuita, no costosa para la sociedad, entonces est¨¢ condenado a ser matem¨¢tico. Y eso es muy duro.
P. ?No cree usted que la mayor parte de los. grandes descubrimientos de la ciencia forma parte de investigaciones que est¨¢n, fuera de los programas establecidos o que van en contra de esos mismos programas?.
R. Las teor¨ªas fecundas, en general, est¨¢n fuera de los paradigmas existentes. Adem¨¢s, un programa de investigaci¨®n cient¨ªfica no puede hacerse m¨¢s que en el interior de una disciplina que ya est¨¢ fuertemente constituida. Los programas, en el sentido de la sociolog¨ªa de la ciencia, est¨¢n siempre ligados a situaciones delimitadas muy claramente. Se trata, por tanto, de exploraciones. En el sentido de la administraci¨®n cient¨ªfica, el programa no puede ser otra cosa que el desarrollo de lo meramente exploratorio. El resto de las cosas, a mi modo de ver, resulta m¨¢s apasionante. Desde el punto de vista experimental, son las cosas imprevistas las que tienen un mayor inter¨¦s. Es como lo de Crist¨®bal Col¨®n, que descubre Am¨¦rica creyendo ir a las Indias.
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