Salud mental y traslados de profesores

Hace varias semanas EL PAIS sac¨® a la luz p¨²blica determinados informes acerca de la salud mental del profesorado, que, por lo visto, es algo peor que la de otros colectivos laborales. No deseo entrar a discutir los argumentos que se barajaban, pero s¨ª deseo aportar mi testimonio sobre mi propia zozobra personal durante las semanas que preceden al comienzo del curso. Pudiera ser ¨¦ste otro factor que contribuyera al desequilibrio de los profesores, a quienes un ca¨®tico sistema funcionarial nos obliga a tirarnos media vida de vagabundeo por todos los confines de la piel de toro (y ultramar). Me explico.Si un licenciado universitario decide opositar a profesor de instituto y tiene la suerte de aprobar, le esperan x arios de destinos provisionales, hasta ahora tres o cuatro, ya cinco, en el futuro m¨¢s a¨²n, en que es destinado de oficio a cualquier provincia cada verano, enter¨¢ndose de la poblaci¨®n en que va a trabajar y la asignatura que va a impartir unos cuatro d¨ªas antes del comienzo de las clases. Un ejemplo: si eres de lengua o de franc¨¦s, tienes que pensar r¨¢pidamente c¨®mo te las ingenias para impartir una o varias asignaturas que puedes dominar mucho o poco, pero que no es para la que oficialmente est¨¢s preparado; esto mientras organizas la mudanza, buscas piso (todo ello sin ninguna compensaci¨®n por los dispendios ocasionados) o, si no puedes llevarte contigo a tu familia, prep¨¢rate para una dolorosa separaci¨®n y para hacer kil¨®metros y kil¨®metros.

La cosa es as¨ª: a final del curso anterior cada direcci¨®n provincial pide tantos profesores a Madrid, bas¨¢ndose en c¨¢lculos m¨¢s o menos aproximados que despu¨¦s se corresponder¨¢n o no con la realidad. Pero despu¨¦s de que has salido en el bolet¨ªn destinado a tal provincia, ya ser¨¢ imposible rectificar. Resultado: a ti te largan de tu provincia, quedando vacantes en ella, que ser¨¢n cubiertas por profesores de la otra punta del mapa-