Canales privados de Berlusconi tienen en ltalia m¨¢s audiencia que programas de la RAI estatal
Silvio Berlusconi, de 48 a?os, doctor en filosof¨ªa y derecho, casado y padre de dos hijos, es hoy el genio de la televisi¨®n privada de este pa¨ªs. Es el Agnelli del network, la Fiat del ¨¦ter, el ciudadano Kane de la televisi¨®n italiana. El balance de su empresa es de 150.000 millones de pesetas. Posee los tres canales m¨¢s importantes de la televisi¨®n privada: canal 5 Italia, 1 y Retequattro, con una escucha de 35 millones de personas, habiendo superado en algunos de sus programas incluso al gran gigante, la RAI-TV, la empresa radiotelevisiva p¨²blica de Italia, con 32.000 empleados entre fijos y colaboradores.
No se sabe si por casualidad o por desaf¨ªo, Silvio Berlusconi, siempre en duelo con la gigantesca televisi¨®n estatal italiana, la RAI, ha puesto su cuartel general de Roma (la central est¨¢ en Mil¨¢n) enfrente de la direcci¨®n general de la RAI, en V¨ªa Mazzini.Entre los tres canales obtiene ya el doble de publicidad de la RAI: exactamente 82.000 millones de pesetas. Al rev¨¦s de otros empresarios de emisoras de televisi¨®n privada que act¨²an en la sombra, que casi no se les conoce, Berlusconi es un personaje que despierta grandes odios y grandes amores. Por de pronto, presume de intelectual. Ha empezado a comprar peri¨®dicos, entre otros el de Indro Montanelli, el conservador Il Giornale, de Mil¨¢n, que hab¨ªa nacido de una ruptura a la derecha del progresista Corriere della Sera, de Piero Ottone.
Un hombre que no duerme
Dicen que Silvio Berlusconi es un hombre que no duerme, o duerme s¨®lo -como ha confesado ¨¦l mismo- desde las tres de la madrugada hasta las 7.15. Y no porque le guste la juerga. No fuma, ni bebe, ni se le conocen aventuras, porque suele decir que le basta su mujer guap¨ªsima. Su descanso es el trabajo y tambi¨¦n su juego y su entretenimiento.Es un hombre a quien no le gustan las empresas enanas. No se content¨® nunca con las cosas a la mitad. Empez¨®, como los grandes genios de los negocios, vendiendo electrodom¨¦sticos a domicilio. Despu¨¦s entr¨® en el campo de la construcci¨®n, y no construy¨® un pu?ado de casas populares: construy¨® la famosa Milano 2 y despu¨¦s la Milano 3, dos aut¨¦nticas ciudades para 10.000 personas cada una, dentro de Mil¨¢n, muy confortables, para la media alta burgues¨ªa milanesa, y all¨ª se hizo de oro.
Pero su cosquilleo intelectual le empuj¨® hacia la aventura de la televisi¨®n privada. La suerte le ayud¨® cuando una sentencia de la Corte Suprema elimin¨® el monopolio de la RAI-TV como ¨²nica televisi¨®n posible en el pa¨ªs. Y en su avanzada al network tampoco se qued¨® a la mitad. De la noche a la ma?ana se adue?¨® de las cadenas de televisi¨®n que hab¨ªan empezado tres grandes imperios editoriales: Rizzoli, Ruscono y Mondadori. Dice hasta con orgullo que salv¨® de la quiebra a Mondadori, que ten¨ªa un pasivo de 20.000 millones de pesetas.
Silvio Berlusconi, seg¨²n afirman algunas personas de su entorno que aseguran conocer bien al personaje, es un aventurero. Sus enemigos se preguntan de d¨®nde le viene tanta suerte, de d¨®nde saca tanto dinero, y le piden que publique sus balances reales.
Ante estas y otras provocaciones, Silvio Berlusconi, el rey de la televisi¨®n privada italiana, que con s¨®lo tres canales pr¨¢cticamente ha aplastado a las otras 600 emisoras televisivas del pa¨ªs, se enfada y responde que lleva trabajando 30 a?os, que ha pagado siempre a sus cientos de miles de trabajadores, que todos los bancos le han dado su confianza y que un solo pellizco, s¨®lo de publicidad, de m¨¢s de 80.000 millones de pesetas no es moco de pavo.
El 'amigo del palacio'
Y a quien le recrimina de ser demasiado amigo del palacio (es decir, del poder), Silvio Berlusconi responde que era amigo de Bettino Craxi cuando el l¨ªder socialista no era a¨²n nadie, y que un hombre de empresa no puede permitirse el lujo de pelear con quien est¨¢ en el poder, y menos -subraya el magnate de la televisi¨®n- cuando esta empresa da de comer a tanta gente y recoge el consenso televisivo de 35 millones de personas.Y, de hecho, tambi¨¦n el Gobierno, como hace con la Fiat, es muy sensible a todo lo relativo al imperio Berlusconi. Cuando tres magistrados le cerraron las emisoras de televisi¨®n, el presidente del Gobierno Bettino Craxi, en 48 horas, con un fulminante decreto ley en espera de la ley definitiva del Parlamento sobre la regulaci¨®n de las televisiones privadas, volvi¨® a darle luz verde.
Un conocido humorista dibuj¨® entonces al presidente del Gobierno, Bettino Craxi, como a un electricista capaz de arreglar un corto circuito con maestr¨ªa en pocos segundos. Silvio Berlusconi es actualmente un hombre tan poderoso en Italia que viaja en coche blindado con permanente escolta personal.
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