Manhattan era un caos
Manhattan era ayer un caos y no una fiesta. La culpa la ten¨ªan los 80 jefes de Estado y de Gobierno y ministros de Asuntos Exteriores congregados paracelebrar el 40? aniversario de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas.En la confusi¨®n producida por 3.000 polic¨ªas locales, 1.800 agentes del FBI y decenas de perros que olfateaban los alrededores de la ONU y los hoteles donde se allojan los grandes de este mundo, el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Helmut Kohl, estuvo a punto de ser atropellado por un coche patrulla, y el presidente nicarag¨¹ense, Daniel Ortega, se perdi¨® durante media hora en los pasillos del edificio de la ONU.
A pesar del caos, Ortega s¨ª lleg¨® a tiempo a la recepci¨®n ofrecida por Ronald Reagan en el Warldof Astoria. Su encuentro con el pres¨ªdente fue fr¨ªo y se limit¨® al siguiente intercambio de palabras. Ortega, que no vest¨ªa su habitual uniforme militar, sino un sombr¨ªo traje negro, fue saludado por el presidente con un diplom¨¢tico: "Es bueno verle a usted aqu¨ª". El l¨ªder nicarag¨¹ense, a quien acompa?aba su mujer, y que hab¨ªa sido descrito recientemente por Reagan como "el peque?o dictador disfrazado de verde oliva que va a Mosc¨² a abrazar a los sovi¨¦ticos", respondi¨® lac¨®nicamente: "Gracias por invitarme". Los observadores destacaban ayer que Ortega no recibi¨® el doble apret¨®n de manos que incluso mereci¨® el ministro sovi¨¦tico de Asuntos Exteriores, Eduard Shevarnadze, que brome¨® con el presidente durante varios minutos.
La zona media de Manhattan estaba tomada y el tr¨¢fico colapsado entre las calles 60 y 38. El ojo del hurac¨¢n, adem¨¢s del rascacielos de la ONU, es el hotel Warldof Astoria. Como es habitual, una de sus torres ha sido escogida por Reagan como su residencia y cuartel general de la Casa Blanca durante su estancia en Nueva York. Gracias a esto, o por culpa de ello, un abogado de Oreg¨®n, Ronald Ragen, no para de coger el tel¨¦fono en su habitaci¨®n, la n¨²mero 928 del Wardolf.
Primero le llam¨® una mujer que ofrec¨ªa regalos en -nombre de Sri Lanka, y luego un grupo de empresarios franceses que deseaban verlo "Evidentemente, a quien que r¨ªan ver era al presidente". Ragen, que cuando lleg¨® al hotel fue en vi ado por equivocaci¨®n a la misma torre de Reagan, est¨¢ en Nueva York de vacaciones con su familia. Recientemente tuvo una experiencia similar en otro hotel, donde creyeron que eran los genuinos Reagan y les dieron una suite no solicitada. Cuando la direcci¨®n del hotel se dio cuenta de la equivocaci¨®n, les dej¨® continuar en el apar tamento y les dieron muchas flores y frutas. "Fue estupendo", coment¨® Ragen. Un portavoz de la Casa Blanca dijo que hasta ahora el presidente no ha recibido ninguna llamada para el abogado de Oreg¨®n.
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