Torrej¨®n de Ardoz, 30 a?os de ruidos y fantasmas
La base a¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz, instalada a comienzos de los a?os cincuenta a poco m¨¢s de 20 kil¨®metros de Madrid, se ha convertido en el caballo de batalla de grupos ecologistas, pacifistas, movimientos anti-OTAN y partidos de izquierda, que ven en su presencia una grave amenaza para la seguridad de Espa?a. Los vecinos de esta localidad centran sus quejas sobre todo en el ruido de los aviones norteamericanos y espa?oles, que despegan con frecuencia de la pista largu¨ªsima de la base a cualquier hora del d¨ªa o de la noche. No obstante, la presencia militar norteamericana no parece afectarles en exceso.
Al mediod¨ªa, Alberto M¨¦ndez, sencillamente, no descuelga el tel¨¦fono. Puede haber llamadas de urgencia a la peque?a cl¨ªnica veterinaria que tiene en Torrej¨®n de Ardoz desde hace pocos anos, pero es completamente in¨²til, El ruido de los F-14 -?o son los F16?- le impide mantener cualquier conversaci¨®n. "Los mi¨¦rcoles. Ese d¨ªa s¨ª que es fatal. Vuelan los espa?oles y hacen much¨ªsimo m¨¢s ruido", eso al menos opina Consuelo, una joven profesora de EGB casada desde hace 11 a?os con un soldado norteamericano de la base.Las vecinas del barrio de las Fronteras o los habitantes de los ¨²ltimos pisos en los bloques inmensos del Parque de Catalu?a, del pueblo de Torrej¨®n, tienen esa obsesi¨®n com¨²n: el ruido insoportable de los aviones, que despegan con un ritmo desconocido, pero, en cualquier caso, demasiado frecuente, de la base a¨¦rea espa?ola de Torrej¨®n de Ardoz.
"Pero si son los Phantom", se?ala Jos¨¦ de Cruz, alcalde socialista de, un pueblo asfixiado por el cintur¨®n industrial y la proximidad de la base militar, "la gente me dice: ?los americanos, Otra vez!, cuando se oye este ruido. Pero lo que no saben es que realmente son los aviones espa?oles, m¨¢s antiguos, los que m¨¢s molestan".
Jos¨¦ de Cruz mantiene estos d¨ªas numerosas entrevistas sobre la base, aunque ¨¦l detesta profundamente esta cuesti¨®n. El alcalde querr¨ªa hablar s¨®lo de Torrej¨®n, de los planes de implantaci¨®n de nuevas empresas. Pero por mucho que insista Jos¨¦ de Cruz, los periodistas tienen siempre en la boca la misma pregunta: "?Qu¨¦ pasa con la base?". El alcalde no sabe nada. Espera que las conversaciones mantenida! esta semana entre las autoridades espa?olas y norteamericanas sobre la eventual disminuci¨®n de tropas estadounidenses en nuestro pa¨ªs sean fruct¨ªferas, pero, por lo dem¨¢s, dice, "la base no nos afecta. Torrej¨®n no s¨®lo no la necesita, sino que estar¨ªa muy feliz si desapareciera".
Beneficios escasos
Aparte de los ingresos que suponen las tasas por los m¨¢s de 7.000 veh¨ªculos norteamericanos que circulan por Torrej¨®n, que paga la propia Administraci¨®n espa?ola, los beneficios econ¨®micos son muy escasos.
"Bueno, los americanos (hay unos 4.500 en la base) tienen alquilados muchos pisos en Torrej¨®n y hay m¨¢s de un millar de espa?oles que trabajan, como personal civil o contratado, en la base. Es decir, si se marcharan, algo se notar¨ªa econ¨®micamente". Eso piensa al menos Bernardo Mart¨ªnez, uno de los cinco concejales de Alianza Popular en el Ayuntamiento de Torrej¨®n, que no comparte en modo alguno el optimismo del alcalde respecto a la situaci¨®n econ¨®mica del pueblo. "Hay mucho paro. Casi 8.000 personas de una poblaci¨®n que supera los 90.000 habitantes". Tampoco es optimista el concejal de Alianza Popular acerca de la posibilidad de un pr¨®ximo desmantelamiento de la base a¨¦rea y desconf¨ªa de todos esos proyectos.
Jos¨¦ de Cruz, como primera autoridad local, acude a algunos actos oficiales que se celebran en el interior de las instalaciones militares. "A muy pocos, en realidad", precisa. Y es que las relaciones entre la base y el Ayuntamiento se mantienen en un tono de discreta frialdad y de mutua ignorancia.
"Cuando me hice cargo de lajefatura de Prensa del Ayuntamiento", comenta Antonio Navarro, "se me ocurri¨® llamar a la base para presentarme al relaciones p¨²blicas. Muy amablemente, la persona que me contest¨® al otro lado del tel¨¦fono me dijo: 'Un momento, por favor'. Y la verdad es que seguir¨ªa colgado del tel¨¦fono esperando de no ser porque yo mismo colgu¨¦ a los cinco minutos de no obtener ninguna respuesta. Despu¨¦s de eso, nadie me ha llamado ni hemos vuelto a tener m¨¢s contactos".
Lo cierto es que pocas tareas pueden resultar m¨¢s arduas que intentar establecer un contacto telef¨®nico con el responsable norteamericano de las relaciones p¨²blicas de la base. Tel¨¦fonos que nadie descuelga, nombres que nadie reconoce. La base es una sombra lejana de la que despegan endiablados cazas a cualquier hora del d¨ªa o de la noche.
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